Benditos bastardos
El m¨²sico de Bristol, santo y se?a de lo que una vez fue el 'trip hop', exp¨ªa deslices del pasado con un directo repleto de momentos de belleza turbia y narcotizante
Sobre el escenario, hay dos momentos que definen el grano de la radiograf¨ªa actual del estado de forma de Tricky: su admonici¨®n a ¡°apagar las putas luces¡± tan pronto comenz¨® a abordar Palestine Girl y su amenazante versi¨®n del Do You Love Me Now de The Breeders. Uno encarna el pasado, el otro el presente. Ambos juntos, esa permanente tensi¨®n entre legado y supresi¨®n de ataduras. El primer momento revela el cord¨®n umbilical que a¨²n le une al canon de oscuridad opresiva que tan bien deline¨® en sus primeros trabajos. El segundo subraya la contaminaci¨®n cruzada a la que ha sometido su discurso desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, que transita de un rock seudometalizado de alto octanaje (sin rebasar la l¨ªnea del desbarre: aunque el endurecimiento de Sun Down lo bordee) a ese concepto del pop absolutamente bastardo (Nothing Matters), que solo un hijo del desarraigo cultural como ¨¦l logra expedir. Porque la historia de Adrian Thaws, no lo olvidemos, es tambi¨¦n el relato del mejor multiculturalismo brit¨¢nico. El de un individuo de Bristol con sangre jamaicana y guyanesa, devoto de Public Enemy, The Specials y Nirvana.
Que el conjuro haya planteado interrogantes, abierto boquetes en su armaz¨®n o invitase al escepticismo en los ¨²ltimos tiempos m¨¢s veces de las que ser¨ªan acordes con el peso de su leyenda, es algo que ya va impl¨ªcito en su expediente. Su magia negra no siempre ha funcionado. Y el molde trip hop qued¨® muy atr¨¢s. Pero lo que nadie podr¨¢ negarle a Tricky, en sinton¨ªa con la recuperaci¨®n apuntada en sus dos ¨²ltimos largos, son los s¨ªntomas de rehabilitaci¨®n de su directo. La superaci¨®n (quiz¨¢ solo parcial, pero muy palpable) del muestrario de veleidades con el que obsequiaba a su impenitente parroquia hasta hace bien poco. Aquellos conciertos en los que oficiaba un escapismo caprichoso, como si la cosa no fuera con ¨¦l.
Tricky: voz; Tristan Cassels-Delavois: guitarra; Kamila Bleax: voz; Luke Harris: bater¨ªa. Salom¨¦. Valencia, s¨¢bado 14 de febrero de 2015.
En las salvas de tan buenas vibraciones tiene mucho que ver la imponente presencia de la francesa?Kamila Bleax, exuberante y en¨¦sima vocalista que emplea no ya como su contrapunto vocal, sino como puntual protagonista de su narc¨®tico relato. Y la funcionalidad de esos bajos retumbantes, un bater¨ªa eficiente y un guitarrista que aporta las dosis de gravedad que Massive Attack patentaron para el g¨¦nero cuando reclutaron a Angelo Bruschini en el ya lejano 1998. Ni m¨¢s ni menos. No faltaron momentos de belleza turbia y punzante a lo largo de la noche. De solventes invitaciones al narc¨®tico desasosiego: la recuperaci¨®n de la emblem¨¢tica Overcome, la toxicidad de Nicotine Girl o la humeante sensualidad del cierre con By Myself, voluptuosidad esc¨¦nica en estado puro, un broche de lo m¨¢s torrencial. Ventilados con la suficiente entidad como para renovar los votos de fe en ¨¦l. As¨ª, s¨ª.
?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.