Privacidad y ocultaci¨®n
Soy partidario de la privacidad. Pero los cambios tecnol¨®gicos y la globalizaci¨®n van a exigir una creciente limitaci¨®n de la misma
En los pr¨®ximos a?os, y de forma aceleradamente creciente, vamos a ir viviendo episodios en los que observaremos la difusi¨®n de informaciones relacionadas con la ¡°vida privada¡± de muchas personas. Las listas del HSBC o los intentos del PP de permitir a la polic¨ªa intervenir los tel¨¦fonos son s¨ªntomas recientes. Estos hechos generan y generar¨¢n pol¨¦micas ya que suponen casi siempre una contradicci¨®n entre derechos individuales y derechos colectivos, obligaciones personales y competencias p¨²blicas. La contradicci¨®n suele situarse en uno de estos dos ejes: privacidad y seguridad p¨²blica, o privacidad y cumplimiento de obligaciones fiscales. No es f¨¢cil encontrar equilibrios en ninguno de los dos casos. Pese a ello, querr¨ªa hacer algunos comentarios.
1. Informaci¨®n.Toda esta situaci¨®n tiene su origen en un avance tecnol¨®gico: el incre¨ªble aumento de la capacidad de registrar, almacenar, recuperar y difundir la informaci¨®n, una vez codificada digitalmente. Las sociedades prehist¨®ricas no ten¨ªan estos problemas: la informaci¨®n s¨®lo se almacenaba en los cerebros de las personas, y se transmit¨ªa oralmente. Nadie pod¨ªa acceder a ella sin su permiso. En sociedades m¨¢s modernas se almacenaba tambi¨¦n de forma escrita, pero los documentos se pod¨ªan ocultar o destruir f¨¢cilmente.
Actualmente generamos informaci¨®n privada, personal o econ¨®mica, que al usarla o transmitirla, queda almacenada en discos duros y pasa por servidores. Acceder a ella es mucho m¨¢s f¨¢cil de lo que creemos, si se tienen los conocimientos y los medios adecuados. Podr¨ªamos decir que las ventajas de la ¡°sociedad conectada¡± comportan tambi¨¦n la ¡°sociedad transparente¡±. Hemos de acostumbrarnos a vivir en ella, sin confiar en el secreto, ni en la impunidad. Las dificultades de resolver estos conflictos nacen del hecho de que la privacidad personal quiere proteger la informaci¨®n, mientras que algunos de los intereses colectivos que el Estado debe asegurar, obligan a este a disponer de informaci¨®n personal, informaci¨®n que ahora tiene m¨¢s medios t¨¦cnicos para obtener (c¨¢maras de seguridad, intervenci¨®n de tel¨¦fonos, entrada en bases de datos, rastreo en servidores...).
2. Privacidad y transparencia. Esta situaci¨®n puede resultar inc¨®moda porque hemos proclamado en nuestras constituciones el derecho a la privacidad como una consecuencia l¨®gica del reconocimiento de la dignidad individual. Pero, tal vez por un exceso de individualismo, no hemos a?adido la obligaci¨®n de contribuir al bienestar colectivo, permitiendo conocer aquella informaci¨®n que pueda contribuir al mismo. Ser¨ªa bueno discutir d¨®nde termina el derecho a la privacidad y d¨®nde empieza la obligaci¨®n de transparencia, no s¨®lo en los asuntos p¨²blicos, sino tambi¨¦n en aquellos que afectan a intereses colectivos.
Estamos, con raz¨®n, exigiendo transparencia a las Administraciones y a las empresas, pero no deber¨ªamos rehusar que se nos exija tambi¨¦n a los individuos (no s¨®lo a los pol¨ªticos), en aquellos temas en los que la ocultaci¨®n provoca o puede provocar un da?o social. Con todo ello quiero decir que un concepto excesivamente radical de la privacidad no va a tener mucho futuro, ni por razones tecnol¨®gicas, ni ¨¦ticas o pol¨ªticas.
3. Ocultaci¨®n y regulaci¨®n. Todos tenemos derecho a ejercitar nuestra libertad, con el ¨²nico l¨ªmite de que este ejercicio no atente contra la libertad de los dem¨¢s, o no produzca da?os a otras personas o a bienes colectivos. Del mismo modo todos tenemos derecho a no revelar lo que hacemos, lo que sabemos, o lo que tenemos, siempre que esta ocultaci¨®n no perjudique a otros o no ponga en peligro intereses generales. Por ello es urgente regular, de acuerdo con los nuevos tiempos, este derecho a la no intromisi¨®n en la vida privada para evitar que se haga de forma no autorizada o con finalidades que no son socialmente aceptables.
4. Publicidad. Una cosa es la transparencia y otra la difusi¨®n masiva, sobre todo en los casos en los que los contenidos no han estado sujetos a verificaci¨®n. La existencia de la red digital ha cambiado las reglas del juego. Hasta hace unos a?os, la difusi¨®n masiva de informaci¨®n estaba reservada a los medios de comunicaci¨®n: prensa, radio y TV, y la adecuada regulaci¨®n de estos medios permit¨ªa identificar responsabilidades en los casos de abuso, falta de rigor, o falsedad. Internet no es un nuevo medio; es un espacio de comunicaci¨®n en el que toda persona conectada puede convertirse en difusor. Esto supone una enorme ampliaci¨®n de la libertad, y obliga a nuevas reglas que permitan y potencien esta libertad, pero que establezcan sistemas de identificaci¨®n y de adjudicaci¨®n de responsabilidades en los casos de actuaciones delictivas.
5. Sociedad abierta. Soy partidario de la privacidad. Pero quiero prevenir que los cambios tecnol¨®gicos y los nuevos desaf¨ªos globales van a suponer una creciente limitaci¨®n de la misma, y un aumento, deseado o no, de la transparencia social. Ser¨¢ bueno porque disminuir¨¢ la impunidad, una de las razones de algunos delitos, y aumentar¨¢ la seguridad. Pero ser¨¢ incomoda para aquellos que tengan un concepto excesivamente ¡°individualista¡± de las personas, y no hayan asimilado suficientemente que el ser humano es ante todo un ser social.
Joan Maj¨® es ingeniero y exministro
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.