Un peligro catal¨¢n
Tanto el partido como el liderazgo de Rivera han resultado m¨¢s s¨®lidos de lo esperado y ahora les combaten por su procedencia
All¨¢ por 2005-2006, durante la gestaci¨®n y el nacimiento de lo que acabar¨ªa siendo Ciutadans-Partido de la Ciudadan¨ªa, el complejo medi¨¢tico-intelectual de la derecha espa?ola se volc¨® en apoyo de la nueva criatura pol¨ªtica: p¨¢ginas enteras de Abc, generosos espacios en La Raz¨®n, El Mundo convertido en ¨®rgano oficioso del proyecto... Cierto, las motivaciones de algunos de los aliados eran instrumentales; Federico Jim¨¦nez Losantos confes¨® poco tiempo despu¨¦s que su objetivo real era desgastar a Josep Piqu¨¦ como l¨ªder del PP de Catalu?a. Pero eso no quita que los promotores de Ciudadanos fuesen invitados por FAES, premiados por la Fundaci¨®n Gregorio Ord¨®?ez, sostenidos de palabra y obra por figuras como Maite Pagazaurtundua, Fernando Savater, Toni Cant¨® e incluso Rosa D¨ªez.
Es verdad tambi¨¦n que, entre el rajoyismo m¨¢s org¨¢nico, se manten¨ªan las reticencias. Ya el 10 de julio de 2006 ¡ªapenas elegido Albert Rivera como primer l¨ªder¡ª un clarividente Francisco Marhuenda escrib¨ªa sobre Ciutadans: ¡°La colecci¨®n de desconocidos que forman su direcci¨®n permite augurar que no tendr¨¢ un gran futuro. (...) Estamos ante un partido que acabar¨¢ siendo fantasma, aunque quiz¨¢ consiga quitarle unos pocos votos al PP¡±. Sin embargo, vistas las trayectorias e incluso las militancias previas de muchos de los impulsores, predominaba la idea de que la nueva formaci¨®n perjudicar¨ªa sobre todo al PSC, el cual lo ten¨ªa bien merecido por sus recientes y nefandos pecados (el tripartito, el nuevo Estatuto, etc¨¦tera).
Cuando, euf¨®ricos tras el inesperado ¨¦xito inicial de noviembre de 2006, Rivera y los suyos comenzaron a aparecer por Madrid, y hablaron de concurrir a las generales de 2008 en todo el Estado, la derecha period¨ªstica se alarm¨® y, ya en marzo de 2007, tanto Federico como La Raz¨®n les dispararon unos cuantos misiles de advertencia. No fue necesario m¨¢s, porque el fiasco en las municipales de 2007 (El proyecto Ciutadans se desmorona en toda Catalu?a, titulaba con regodeo el diario de Marhuenda aquel lunes), la grave crisis interna que hizo estallar al tr¨ªo de diputados elegido en 2006 y, en oto?o de 2007, el nacimiento de UPyD con un discurso muy semejante pero muchas m¨¢s bazas a su favor, parecieron descartar definitivamente la expansi¨®n de Ciudadanos a Espa?a.
Si en las europeas de? 2014 Ciudadanos fue la octava fuerza estatal, a principios de 2015 hay encuestas que la sit¨²an cuarta s¨®lo por detr¨¢s de PP, Podemos y PSOE
Pero tanto el partido como el liderazgo de Rivera han resultado m¨¢s s¨®lidos de lo que cab¨ªa suponer y, tras haber sobrevivido a la ardua legislatura 2006-2010, Ciutadans logr¨® revalidar sus tres modestos esca?os en el Parlamento catal¨¢n. Luego, un c¨²mulo extraordinario de circunstancias ha venido a favorecerles m¨¢s all¨¢ de cualquier expectativa: el arranque del proceso soberanista, que por reacci¨®n defensiva triplic¨® sus apoyos electorales en noviembre de 2012; la debilidad del PP catal¨¢n, lastrado por las carencias y los errores de S¨¢nchez-Camacho tanto o m¨¢s que por las pol¨ªticas de Rajoy; los problemas inherentes al autoritarismo de Rosa D¨ªez en UPyD y a la incapacidad de esta sigla para penetrar en Catalu?a; en fin, la crisis de r¨¦gimen, que realza la novedad y la virginidad pol¨ªtica del partido naranja.
De este modo, si en las europeas de mayo de 2014 Ciudadanos fue la octava fuerza a nivel estatal, a principios de 2015 existen encuestas que la sit¨²an cuarta s¨®lo por detr¨¢s de PP, Podemos y PSOE, mientras su implantaci¨®n en el conjunto de Espa?a es ya imparable. O sea, que en lugar de circunscribirse a la tarea que les hab¨ªa sido asignada una d¨¦cada atr¨¢s (combatir, ahora m¨¢s que nunca, al nacionalismo catal¨¢n), esos insolentes pretenden ?rivalizar en centrismo con el PP y meterle mano a la gobernaci¨®n del Estado!
Ante tama?a audacia, la c¨²pula genovesa ha decidido remangarse y arremeter contra el nuevo adversario. Pero no, no es con cr¨ªticas a su programa econ¨®mico como piensan neutralizarlo: demasiado complejo e ininteligible para la masa electoral. El arma secreta, elevada al rango de consigna, la estren¨® el otro d¨ªa el gran Carlos Floriano al hablar en rueda de prensa de Siutatans (o algo as¨ª). Para desactivar a Albert Rivera, hay que presentarle como el l¨ªder catal¨¢n de un partido catal¨¢n, regional, localista ¡ª?con sede central en Barcelona, no les digo m¨¢s!¡ª, sin proyecto ¡°nacional¡± ni visi¨®n de Estado. Alguien as¨ª no puede entrar en La Moncloa m¨¢s que de visita, y vigilado.
Es el mismo resorte primario que activaron con ¨¦xito en 1986 los servicios informativos de TVE ¡ªcontrolados por el PSOE¡ª contra Miquel Roca y su Partido Reformista Democr¨¢tico: una operaci¨®n catalana y, por tanto, sospechosa de todas las deslealtades, aunque figurasen en ella Florentino P¨¦rez, Rafael Arias-Salgado, Pilar del Castillo... ?y hasta Dolores de Cospedal con su pap¨¢, don Ricardo! Es id¨¦ntico mensaje al que expresaba aquella pintada aparecida a la puerta de un supermercado de Madrid en oto?o de 2005, en pleno debate del Estatut: ¡°Son catalanes. T¨² decides¡±. Pero, claro, de la s¨¦ptima planta de G¨¦nova 13 cabr¨ªa esperar otro nivel.
De las encuestas a los resultados hay un trecho, claro. Pero ?Ciudadanos estigmatizado por catal¨¢n! No me digan que no es justicia po¨¦tica...
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador
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