Rosa Novell, se apaga la llama de una actriz luchadora
La int¨¦rprete, que tuvo el coraje de volver al escenario ciega, fallece por un c¨¢ncer a los 61 a?os
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Tras meses de dar prueba de un coraje inaudito, Rosa Novell no ha podido m¨¢s. La actriz que tuvo el valor de subir al escenario pese a haberse quedado ciega ha acabado perdiendo su batalla contra el c¨¢ncer. No por esperada, la noticia deja de ser m¨¢s triste. Novell (Barcelona, 1953), una de las actrices m¨¢s apreciadas y carism¨¢ticas del teatro catal¨¢n y pareja del escritor Eduardo Mendoza, falleci¨® ayer en Barcelona. El funeral tendr¨¢ lugar ma?ana en el tanatorio de Sant Gervasi de la capital catalana, a las 14 horas.
Int¨¦rprete con una larga trayectoria a sus espaldas, forjada en los a?os del teatro independiente, gran y encantadora diva, maravillosa persona, Novell protagoniz¨® el episodio m¨¢s conmovedor de su carrera al decidir actuar el a?o pasado ciega en el espect¨¢culo L¡¯¨²ltima trobada, de Abel Folk, adaptaci¨®n esc¨¦nica de la novela de S¨¢ndor M¨¢rai. La ceguera era consecuencia del tumor de pulm¨®n que padec¨ªa, detectado en mayo de 2013, y que ha acabado por arrebatarle la vida.
Novell actu¨® en todas las representaciones de la obra en el teatro Romea desde su estreno. Lo hac¨ªa ayudada para entrar y salir de escena y mostrando una dignidad y una profesionalidad ejemplares. As¨ª lo reconocieron p¨²blico y profesi¨®n con sus aplausos y su respeto y premios como el Butaca Honor¨ªfica Anna Lizar¨¢n ¡°por su trayectoria y valent¨ªa¡±, que ella misma recogi¨®. Ah¨ª, desde un escenario, c¨®mo no, asegur¨®: ¡°Ahora soy otra Rosa, pero os aviso: a m¨ª no me sacar¨¦is de aqu¨ª¡±.
La escena catalana, ya sacudida por la muerte de Lizar¨¢n, pierde a otra reina
La manera en que Novell explicaba el progreso de su enfermedad y c¨®mo la enfrentaba no pod¨ªa dejar imp¨¢vido a nadie. Asumi¨® su ceguera conjurando el miedo y la obligada desvalidez ¡ªella, que amaba tanto su independencia¡ª con una valent¨ªa estremecedora. Ret¨® a la enfermedad y a la p¨¦rdida de la visi¨®n (que le arrebat¨® sus amados libros) con el car¨¢cter que siempre la defini¨®: valiente, valiente, fuerte y querida Rosa.
Cuando, a punto de salir a escena ciega, dejaba que le tomaras la mano para sentir tu presencia y apoyarse, era ella la que transmit¨ªa fuerza, pasi¨®n por su trabajo, y amor a la vida. Imposible no evocar ese contacto sin sentirse al borde de las l¨¢grimas.
Novell era una mujer de car¨¢cter. Licenciada en Filolog¨ªa, hab¨ªa estudiado en el Institut del Teatre. En 1974, con 21 a?os, debut¨® nada menos que con Las troyanas de Eur¨ªpides. Y ya no abandonar¨ªa el teatro de texto y los papeles femeninos de marcado coraje y personalidad. Ah¨ª estar¨ªan la Fedra de Racine, la reina egipcia de Marc Antoni i Cleopatra (1980) o La marquesa Rosalinda de Valle-Incl¨¢n, que interpret¨® en 1988 y que le vali¨® el Premio Nacional de Interpretaci¨®n, el primero de una quincena larga de reconocimientos. Llegar¨ªan despu¨¦s, entre otras, Elsa Schneider, de Sergi Belbel, donde encarnaba a la m¨ªtica Romy Schneider (premio Margarita Xirgu, 1989), La Senyora Florentina i el seu amor Homer, de Merc¨¨ Rodoreda ¡ªpor el que recibi¨® el premio de la Cr¨ªtica (1995)¡ª o la particular Pen¨¦lope del protagonista del Ulysses de James Joyce en La noche de Molly Bloom (2000).
El temperamento la llev¨® tambi¨¦n tras las cortinas, como directora, al frente de una decena de obras de nombres como Beckett, Pinter, Guimer¨¤ y el propio Mendoza y siendo reconocida por Olga sola, de Joan Brossa (1998, premio de direcci¨®n de la Cr¨ªtica).
Ese car¨¢cter la llev¨® a querer reinventarse como actriz y ten¨ªa proyectos para continuar, pese a todo, en activo. Planeaba una pel¨ªcula con Agust¨ª Villaronga, con quien ya hab¨ªa trabajo en 1995 en El pasajero clandestino. Pero no pudo ser. Las alarmas empezaron a sonar al recaer y no poder actuar en la gira de La ¨²ltima trobada. Que no estuviera presente en el acto en que se la nombraba miembro de honor de la Academia del Cine Catal¨¢n hac¨ªa temer lo peor.
Se sumerg¨ªa as¨ª en esa otra niebla que es la de la espera de lo inevitable sin perder su fortaleza de esp¨ªritu ni una tenue esperanza, como la que tuvo de recuperar la vista. La escena catalana, ya sacudida por la muerte de Anna Lizar¨¢n, pierde a otra reina. Tambi¨¦n prematuramente.
Todo el mundo recordar¨¢ alg¨²n momento estelar, alg¨²n papel de Novell. A m¨ª, que la he admirado tanto en el teatro, me viene sin embargo a la cabeza un d¨ªa que nos encontramos con ella y Eduardo comprando plantas en un vivero: rebosaba alegr¨ªa y vitalidad. Me gusta recordarla as¨ª, familiar, cotidiana, entre flores. Era tan cari?osa, bromista y jovial. Mucho m¨¢s lejana es la imagen de una noche en la que un entonces joven estudiante de teatro vio a una guapa actriz que ya despuntaba acodada en la barra de un bar cerca del Liceo y se atrevi¨® a hablar con ella quedando deslumbrado con su encanto. Muchos a?os despu¨¦s, este invierno, en el Romea, volvimos a tomarnos de la mano y aquella fulgurante, adorable personalidad segu¨ªa all¨ª intacta. Esa noche la acompa?¨¦ casi hasta el borde del escenario para verla partir feliz bajo los focos iluminada por la luz que nada pudo arrebatarle.
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