¡°Para un culebr¨®n pagan mucho; para lo interesante, no¡±

Ni la gripe que arrastra, ni la tos que le interrumpe, ni el maldito antibi¨®tico logran ponerle de mal humor. John Cleese (Somerset, Inglaterra, 1939) extiende sus largos dedos para contar las mujeres con las que ha contra¨ªdo matrimonio, cuatro en total, y afirma con una sonrisa: ¡°Es tan bonito encontrar el verdadero amor a los 75...¡±. Y sigue tosiendo mientras intenta beber un zumo de naranja y habla de sus trabajos. Cleese protagoniz¨® en julio pasado el regreso de los Monty Python junto a Terry Gilliam, Eric Idle, Terry Jones y Michael Palin en un recinto de 14.500 plazas. Quer¨ªan comprobar si a¨²n pod¨ªan divertirse y, seg¨²n el actor, lo lograron. ¡°Fue genial. Necesit¨¢bamos casi un mill¨®n de euros por un problema judicial y alguien nos aconsej¨®: ¡®?Por qu¨¦ no hac¨¦is un show?¡¯. Fue un acierto llevarlo a un espacio tan grande. Acab¨® siendo un espect¨¢culo completamente diferente con una audiencia extraordinariamente internacional, con gente llegada de Polonia, Israel y Brasil¡±, cita con orgullo.

Cleese asegura que no se r¨ªe con nadie tanto como con los Monty Python. Pero inmediatamente se corrige: ¡°Bueno, con mi mujer igual que con ellos¡±. Sin embargo, los Monty Python no repetir¨¢n. ¡°Michael no quiere, aunque algunos de nosotros creemos que hubiera sido divertido repetir los shows en Estados Unidos, porque tenemos muchos fans¡±.

Prefiere no entrar a juzgar a los c¨®micos de hoy. Dice que, a su edad, se dedica a leer y a ver a sus amigos, pero ¡°para nada¡± piensa en retirarse. Hace unos meses public¨® su autobiograf¨ªa. ¡°Nunca he dejado de trabajar, aunque los ¨²ltimos siete a?os lo he hecho solo por dinero, para pagar a mi exmujer los 20 millones por la pensi¨®n que dict¨® un juez de California¡±, admite con sinceridad inusual en una estrella. ¡°Ahora que ha acabado todo, trabajar¨¦ solo en las cosas interesantes porque estas nunca se pagan tan bien como las que no lo son: si trabajas para un culebr¨®n te pagan un mont¨®n de dinero, pero para una peque?a obra realmente interesante, no¡±.

Cleese cree que ahora le gustar¨ªa volver a hacer documentales, prepara una comedia de un autor franc¨¦s y empieza a montar el musical de Un pez llamado Wanda junto a su hija. Pasar¨¢ unos d¨ªas en Barcelona, ciudad de la que ven¨ªa Manuel, el conocido camarero de la serie Fawlty Towers, creada por Cleese y Connie Booth, que emiti¨® la BBC. ¡°No fui consciente hasta hace una semana de c¨®mo funcion¨® la serie en Espa?a. La ¨²nica raz¨®n por la que situ¨¦ a Manuel en Barcelona era porque en aquella ¨¦poca en Londres hab¨ªa muchos espa?oles que hab¨ªan venido a trabajar como camareros. Ten¨ªas suerte si lograbas que te llegara a la mesa lo que hab¨ªas pedido¡±. Gleneagles Hotel, en Torquay, el hotel en que se inspir¨® Fawlty Towers, cerrar¨¢. Lo desconoc¨ªa. De hecho, no ha sabido nada de ellos desde 1975, cuando viaj¨® con el equipo para empaparse del escenario.

Cleese ha vuelto a Barcelona para entregar los premios que otorga la industria de la telefon¨ªa en el Mobile World Congress, ceremonia que ayer mantuvo al actor en el escenario m¨¢s de tres horas. ¡°Puedo entender la f¨ªsica, pero no la tecnolog¨ªa. Estudi¨¦ F¨ªsica en Cambridge. No entiendo por qu¨¦ los tel¨¦fonos tienen tantas aplicaciones. Mi hija, que vive en California, para la ¨²nica cosa que no usa el m¨®vil es para llamar¡±. Le preocupa lo que pueda pasar: ¡°Empezamos pensando que la tecnolog¨ªa nos servir¨ªa y hemos acabado organizando nuestra vida a su alrededor. Sospecho de algunas tecnolog¨ªas porque impiden que la gente piense; hay que usarlas con sumo cuidado¡±. Un hombre no tecnol¨®gico rodeado de m¨®viles: curiosa elecci¨®n la del Mobile.

El actor acab¨® pidiendo uno de esos tel¨¦fonos dise?ados para gente mayor. Los presentes aplaudieron mucho a John Cleese, que podr¨ªa haber sido Cheese si su padre no se hubiera cambiado el apellido. ?C¨®mo hubiera sido su vida? Sonr¨ªe: ¡°Pues mucho m¨¢s f¨¢cil. Yo ser¨ªa Juan Queso¡±.

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