¡°Los novelistas se distinguen de los pol¨ªticos en que inventan verdades¡±
Julian Barnes recibe en Santiago el Premio San Clemente que no pudo recoger en 2008 El escritor reconoce que le gustar¨ªa vivir 24 horas en la mente de un gobernante
De poder elegir un "superpoder", como novelista a Julian Barnes (Leicester, Reino Unido, 1946) le gustar¨ªa tener el don de vestir su cuerpo enjuto con la piel de "una persona completamente distinta" a ¨¦l. Un ser tan diferente que le fuese imposible conocer de veras su mente si no es "entrando en ella" durante al menos 24 horas. Un caso interesante, para Barnes, ser¨ªa una mujer. Otro, todav¨ªa m¨¢s insondable, el representante de alg¨²n partido. Porque "lo m¨¢s opuesto que hay a un novelista es un pol¨ªtico", sentencia el autor de El sentido de un final, El puercoesp¨ªn o Arthur & George, la obra que leyeron en 2008 los estudiantes de varios institutos gallegos y por la que hoy, siete a?os despu¨¦s, ha visitado Santiago.
Bibliograf¨ªa b¨¢sica
- Metrolandia(1980)
-Antes de conocernos (1982).
-El loro de Flaubert (1984).
- Mirando al sol (1986).
-Hablando del asunto (1991).
-El puercoesp¨ªn (1992).
-Inglaterra, Inglaterra (1998).
-Amor, etc¨¦tera (2000).
-Arthur & George (2005).
-El sentido de un final (2011).
En aquella edici¨®n del Premio Arzobispo San Clemente, un hist¨®rico galard¨®n otorgado por adolescentes que ha tra¨ªdo a las aulas de la capital gallega a autores de todo el planeta, los centros p¨²blicos participantes votaron masivamente a Barnes frente a sus rivales. Junto a ¨¦l eran finalistas John Updike (con Terrorista) y Henning Mankell (con Zapatos italianos). Barnes no pudo acudir a recoger el premio, inmerso en el duelo -que nunca acab¨® del todo- por la muerte de su esposa, Pat Kavanagh, fallecida aquel mismo a?o. Hoy ha saldado lo que consideraba una deuda: "Lamento no haberlo recogido antes, pero hay cosas que mejoran con el tiempo", justific¨® en rueda de prensa en el lugar que es el coraz¨®n de este premio, el monumental instituto Rosal¨ªa de Castro de Compostela, ayudado en todo momento por su traductor al gallego, el periodista Xes¨²s Fraga.
"Hace 25 o 30 a?os", Barnes lleg¨® a ser finalista de un premio similar, concedido por estudiantes, en Italia. Como no gan¨®, se consol¨® pensando que "el sistema era est¨²pido". Ahora, en cambio, considera que es "una idea inteligente". Fue al convertirse en el escogido para el San Clemente cuando empez¨® a creer que los reconocimientos y honores concedidos por un jurado no experto pueden ser "fant¨¢sticos". Lo mismo que "ser capaz de llegar a las generaciones de lectores m¨¢s j¨®venes". No obstante, le llena de "tristeza" que el estadounidense John Updike, fallecido poco despu¨¦s del veredicto del jurado estudiantil, en enero de 2009, no hubiese ocupado su lugar como vencedor. "Lo admiro y lo reverencio", reconoce Barnes, "de hecho aprovech¨¦ el vuelo a Santiago para leer su novela [en aquella final], que acab¨¦ hoy en el desayuno; y saber que solo cosech¨® un voto de los institutos gallegos me llena de desaz¨®n. Espero que, con el tiempo, este p¨²blico aprenda a quererlo". Aunque el de Updike no es el peor resultado de la historia del San Clemente. El a?o que opt¨® a la temible sentencia de los bachilleres, Garc¨ªa M¨¢rquez se qued¨® a cero. No obtuvo ning¨²n punto en la final.
¡°Los novelistas se distinguen de los gobernantes en que inventan verdades¡±
Respecto a su intriga no resuelta por el alma de los pol¨ªticos, Barnes explica que lleva tiempo observando a esos "animales extra?os", seres con "ciertas cualidades" como su "gran resistencia" y una "capacidad de entender" que se trunca en un momento dado, porque "al final terminan equivoc¨¢ndose muchas veces" y "hacen las cosas al rev¨¦s de como deber¨ªan". En principio, "los pol¨ªticos y los novelistas son muy semejantes", defiende el escritor: "Los dos inventan cosas que pretenden que los dem¨¢s piensen que son verdad. Pero la diferencia estriba en que las cosas que inventan los novelistas son realmente verdaderas".
El brit¨¢nico, que se declara "conmovido" por el premio, comprende que estos estudiantes todav¨ªa menores de edad conecten con la historia real ocurrida en un pueblo de Inglaterra durante los a?os treinta que recrea Arthur y George. "Es una historia propia de nuestro tiempo", defiende, "porque sigue habiendo injusticia, abuso de autoridad por parte de la polic¨ªa y prejuicios raciales". Todo esto "puede acontecer en la Inglaterra contempor¨¢nea", pero tambi¨¦n en cualquier otra parte del mundo. Seg¨²n Barnes, "hoy no hay ninguna sociedad donde los prejuicios raciales no existan". Lo ¨²nico que cambia, contin¨²a, es el colectivo contra el que se focaliza esa ira, miedo o desconocimiento: "Cada 10 a?os, le toca a un grupo humano diferente" ser el perseguido o el temido.
Barnes tambi¨¦n ha contado que trabaja en una "novela corta" de la que no quiere dar m¨¢s detalles pero que prev¨¦ concluir en primavera. Le gustar¨ªa que se publicase a principios de 2016, y festejar as¨ª su 70? cumplea?os, el d¨ªa 19 de enero.
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