PP: renovaci¨®n total o cierre
El PP no podr¨¢ superar la crisis de credibilidad sin reconocer que ha tenido un sistema de financiaci¨®n ilegal
?Alguien cree que despu¨¦s de que el juez Ruz haya descrito c¨®mo el PP ha estado enga?ando a la Agencia Tributaria durante 18 a?os, y de paso a los electores, y c¨®mo gran parte de su direcci¨®n, incluido su actual presidente, cobraba en negro parte de su sueldo, puede presentarse de nuevo a las elecciones como si nada? ?Alguien cree que un partido con responsabilidades directas en esc¨¢ndalos como los casos G¨¹rtel de Madrid, Baleares, Valencia, y Bankia est¨¢ en condiciones de pedir de nuevo el voto como si nada hubiera ocurrido?
Puede que s¨ª, que haya quien lo crea, e incluso al paso que va es posible que el PP concurra en estas condiciones a las elecciones del 24 de mayo. Ejemplos hay de cosas relativamente parecidas. Sin ir m¨¢s lejos, y para citar solo un caso, la desesperada huida hacia adelante de un Silvio Berlusconi enredado tambi¨¦n en una inmensa madeja de corrupciones muestra que es posible aguantar a?os y a?os, si se cuenta con resortes de poder econ¨®mico y medi¨¢tico suficientes. Al fin y al cabo, muchos son los electores de derechas que votan derechas aunque lluevan chuzos de punta.
El triste final de la trayectoria de Berlusconi sirve tambi¨¦n, sin embargo, para mostrar que por mucho aguante y por muchas complicidades con que se cuente, hay males que no tienen remedio. Y que cuando se ha perdido toda credibilidad pol¨ªtica y moral, como ocurr¨ªa con Berlusconi y es el caso del PP, no hay otra salida para esc¨¢ndalos de esta magnitud que la liquidaci¨®n del partido. Cerrarlo y sustituirlo por otro. Con dirigentes no manchados por los desmanes de la etapa presente. Todo lo que no sea esto ser¨¢n apa?os insuficientes, agon¨ªa.
La superaci¨®n de la crisis de la derecha espa?ola solo ser¨¢ posible, real, con un reconocimiento de la verdad y no mediante medias excusas del tipo ¡°confi¨¦ en quien no deb¨ªa¡±, sino con la asunci¨®n de por lo menos esa misma parte de la verdad que ya est¨¢ escrita en los autos judiciales. Desde el punto de vista penal, los tribunales dir¨¢n lo que sea sobre la financiaci¨®n del PP y los m¨²ltiples casos de corrupci¨®n que sus afiliados y dirigentes de m¨¢ximo nivel han protagonizado en Espa?a durante los ¨²ltimos a?os. Pero esto, con ser importante, no es lo m¨¢s decisivo. Lo relevante desde el punto de vista pol¨ªtico y social es que, a estas alturas, tiene m¨¢s credibilidad, mucha m¨¢s, el extesorero B¨¢rcenas cuando cuenta c¨®mo se pagaban los sobresueldos y c¨®mo los cobraban los dirigentes del PP, incluido el presidente del partido, que el desmentido del propio Rajoy y sus colegas.
Lo relevante desde el punto de vista pol¨ªtico y social es que, a estas alturas, tiene m¨¢s credibilidad, mucha m¨¢s, el extesorero B¨¢rcenas
Las instrucciones judiciales han puesto al descubierto con suficiente claridad manejos, comportamientos mafiosos e inmorales que, con independencia de la cualificaci¨®n penal que en su d¨ªa merezcan, son socialmente inaceptables, pol¨ªticamente inhabilitantes. Eran un segundo nivel operativo, sumergido, opaco, pero tan extendido como para que la entera direcci¨®n de este partido haya quedado descalificada. Por los esc¨¢ndalos protagonizados y por la tolerancia o ignorancia mostrada ante los protagonizados por afiliados. Ha perdido toda presunci¨®n de fiabilidad.
Reconocer la verdad es lo ¨²nico que puede encauzar una crisis como esta. Una buena parte de la verdad consiste en que, por razones que desde luego ser¨ªa de gran inter¨¦s sociol¨®gico precisar sistem¨¢ticamente, uno de los dos grandes partidos de gobierno en Espa?a durante esta etapa democr¨¢tica cay¨® en una deriva de amoralidad que le permiti¨® montarse sistemas ilegales de financiaci¨®n y, como suele suceder en este tipo de situaciones, esto fue utilizado por muchos de sus dirigentes para lanzarse al medro econ¨®mico personal mediante pr¨¢cticas corruptas, casi siempre abusando de la condici¨®n de administradores de presupuestos p¨²blicos en comunidades aut¨®nomas, ayuntamientos y diputaciones.
Pero, ?encauzar hacia d¨®nde? El castigo electoral reci¨¦n recibido por el PP en Andaluc¨ªa apunta una direcci¨®n. El partido de Rajoy ha perdido medio mill¨®n de votos y lo m¨¢s probable es que eso marque tendencia. Si concurre a las elecciones de mayo sin haber afrontado su situaci¨®n, y si despu¨¦s va a las elecciones legislativas con Rajoy como candidato, es perfectamente veros¨ªmil que la tendencia apuntada en Andaluc¨ªa se mantenga e incluso se profundice.
El ataque de p¨¢nico que la eclosi¨®n de Podemos en las elecciones de europeas de mayo de 2014 provoc¨® en las derechas de este pa¨ªs no se debi¨® solo a la inesperada potencia del desaf¨ªo sino a la consciencia de que el PP era un adversario inerme, con pies de barro, ante cualquier alternativa que denunciara de verdad la enorme podredumbre que lo carcom¨ªa. De ah¨ª el alivio con que fue recibido el partido de Albert Rivera. Basta con leer los elogios que alguno de los fundadores de Ciudadanos dedica estos d¨ªas a la pol¨ªtica econ¨®mica de Rajoy para darse cuenta de que la derecha espa?ola dispone ya de un recambio. Ahora hay otra derecha a mano. Es una novedad.
Otra cosa es si el recambio, que de momento ha servido en Andaluc¨ªa como cortafuegos ante Podemos, est¨¢ suficientemente maduro y operativo para una tarea de esta magnitud.
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