Conciertos para todos
No resulta nada complicado rastrear las renuncias y adaptaciones con las que la izquierda valenciana, tras veinte a?os de dura oposici¨®n, se presenta a las elecciones
Suele recordar ??igo Errej¨®n cuando habla de hegemon¨ªas exitosas y sus efectos que la m¨¢s acabada prueba de hasta qu¨¦ punto la revoluci¨®n conservadora de Margaret Thatcher en el Reino Unido cambi¨® profundamente la sociedad brit¨¢nica es que, tal y como se?alaba ella misma con indisimulada satisfacci¨®n, Tony Blair y su nuevo laborismo acab¨® integrando entre muchas de sus l¨ªneas de acci¨®n pol¨ªtica no pocos principios directamente transplantados del programa conservador que s¨®lo una generaci¨®n antes habr¨ªan sido inconcebibles para cualquier laborista. De manera sim¨¦trica, no resulta nada complicado rastrear las renuncias y adaptaciones con las que la izquierda valenciana, tras veinte a?os de dura oposici¨®n, se presenta a las elecciones. Con esp¨ªritu tan alegre y alborozado ¨Co quiz¨¢s m¨¢s a¨²n, ante la perspectiva de tocar poder, que hace m¨¢s llevaderas ciertas cosas- como todav¨ªa en 2011 algunos, y no s¨®lo el PP valenciano, se presentaron a las elecciones prometiendo m¨¢s y mejor F¨®rmula 1 y parques Ferraris a gusto de todos, las fuerzas de la actual oposici¨®n afrontan la cita de dentro de dos meses que est¨¢ llamada a cambiar el color del gobierno valenciano con la expl¨ªcita vocaci¨®n de decirles a los ciudadanos que no se preocupen en exceso, que las l¨ªneas b¨¢sicas de su acci¨®n pol¨ªtica van a ser las mismas que las del PP. ?Faltar¨ªa m¨¢s!
¡°Agua para todos¡±, el urbanismo ladrillero de baja estofa como se?a de identidad, un modelo econ¨®mico basado en servicios que requieran cuanta m¨¢s mano de obra no cualificada mejor o la t¨®pica pero inane reivindicaci¨®n de un mejor trato econ¨®mico desde Madrid a esta Comunidad Aut¨®noma tan inocentona e inofensiva como carente de valent¨ªa o alternativas se han convertido en consensos t¨¢citos de los que, a la vista est¨¢, nadie osa apartarse en demas¨ªa. Parece que la convicci¨®n profunda de quienes aspiran a destronar al PP es que la ciudadan¨ªa est¨¢ harta de los pol¨ªticos de este partido pero que, en cambio, anda muy contenta y convencida con la orientaci¨®n b¨¢sica de casi todas las pol¨ªticas p¨²blicas desplegadas estos ¨²ltimos veinte a?os. ?Incluso clamores populares tan evidentes como la necesidad de atajar los excesos contra la convivencia de ciertas actividades mercantiles muy molestas que se amparan en las Fallas y otras fiestas populares son ignorados por las supuestas alternativas, temerosas de que alguien pueda pensar que tienen en verdad alg¨²n tipo de modelo econ¨®mico, social o de convivencia diferente a lo ahora existente y que vaya m¨¢s all¨¢ de cambiar a quienes lo gestionan! Ser¨¢ porque, a la vista est¨¢, el modelo en cuesti¨®n, claro, ha funcionado fenomenal¡
Donde m¨¢s evidente resulta est¨¢ ¡°peperizaci¨®n¡± de los esp¨ªritus es en las ideas dominantes sobre c¨®mo han de gestionarse los servicios p¨²blicos. Aunque todas las experiencias emp¨ªricas que hemos vivido se empe?an en demostrarnos -y si alguien tiene alguna duda al respecto le basta coger el coche y acudir a cualquier punto de nuestro pa¨ªs tomando la AP7- que eso de la gesti¨®n privada de ciertos servicios p¨²blicos no acaba de ser un buen negocio a medio y largo plazo para la colectividad y los intereses de todos, por mucho que permita un fest¨ªn considerable a unos pocos, resulta sorprendente el predicamento creciente que el modelo suscita en la izquierda valenciana. Y eso, en campa?a electoral. Cuando toque gobernar y gestionar la cosa ser¨¢ peor, porque siempre es m¨¢s c¨®modo -por no hablar de la de gente a la que puedes hacer muy feliz- encargar ciertas tareas a las empresitas de ese g¨¦nero tan espa?ol como es el ¡°emprendedor del BOE¡± -en nuestro caso, del DOCV-. Y ello a pesar de los muy negativos efectos que podemos constatar por doquier en la mayor parte de los servicios p¨²blicos que han acabado prest¨¢ndose en lo que probamente llamamos ¡°gesti¨®n indirecta¡±. En el mejor de los casos, como ha constatado por ejemplo en 2013 el nada bolchevique Tribunal de Cuentas del Reino de Espa?a para ciertos servicios locales, el quebranto es como m¨ªnimo econ¨®mico, porque el coste suele subir con la aparici¨®n de estos intermediarios. En el peor, como ocurre con la sanidad o la educaci¨®n, a este encarecimiento se le unen efectos segregadores y de liquidaci¨®n de la calidad del servicio, produciendo como consecuencia brechas sociales enormes y peligros¨ªsimas de futuro.
A pesar de ello, y aunque al menos formalmente la manifiesta evidencia del desastre econ¨®mico que ha supuesto el ¡°modelo Alzira¡± ha hecho que la oposici¨®n mantenga como exigua l¨ªnea roja la cr¨ªtica en cuanto al recurso a este sistema para la sanidad, basta echar un vistazo a las manifestaciones electorales de los artistas antes conocidos como ¡°oposici¨®n de izquierdas al PP¡± en materia educativa, por ejemplo, para echarse las manos a la cabeza. El PSPV est¨¢ totalmente a favor de los conciertos, e incluso reclama ¨Ccon justicia- su paternidad y adem¨¢s presenta como cabeza de lista por Valencia a una persona que justamente representa las supuestas virtudes de ese modelo de gesti¨®n privada de los servicios p¨²blicos ¨Caunque en otro ¨¢mbito-. M¨¢s sangrante a¨²n es el caso de Podem, partido supuestamente llamado a hacer de vector de transformaci¨®n y cambio social, cuyo candidato, Antonio Montiel, ha declarado expl¨ªcitamente que el modelo de conciertos satisface plenamente al partido y que nada de cambiar cosas ah¨ª. Circulen. Incluso Esquerra Unida o Comprom¨ªs, que mantienen en esto posiciones m¨¢s comprometidas con la escuela p¨²blica, suelen acompa?ar su gen¨¦rica proclamaci¨®n de intenciones de acabar con los conciertos educativos de algunos bemoles, cuando menos, significativos: una secuenciaci¨®n temporal que largo nos lo f¨ªa, por un lado, y alg¨²n reconocimiento siquiera sea simb¨®lico a ciertos conciertos (cooperativas, escoles en valenci¨¤¡.), por otro, que transmite indirectamente la idea de que no toda segregaci¨®n producida en materia educativa como consecuencia de los conciertos es totalmente mala. Ciutadans y la ya en proceso de extinci¨®n UPyD, por su parte, y como corresponde a partidos que aspiran a recabar el voto de quienes creen en las bondades de la diferenciaci¨®n por cuestiones econ¨®micas y de clase (al que llaman ¡°m¨¦rito¡±, incluso en los supuestos en que el m¨¦rito, en su caso, ser¨ªa de los pap¨¢s y no de los ni?os en cuesti¨®n), est¨¢n totalmente a favor de los conciertos.
Las posiciones de partidos como EU, Comprom¨ªs y, sobre todo, PSPV y Podem son tanto m¨¢s sorprendentes cuanto a pr¨¢cticamente ning¨²n elector medianamente progresista -e incluso a una mayor¨ªa de los conservadores, cuesti¨®n distinta es el juicio que ello les merezca- se le escapa que los conciertos son un elemento clave en la destrucci¨®n del modelo educativo p¨²blico que idealmente habr¨ªa de ser clave para garantizar la igualdad de oportunidades. Incluso quienes, dentro de la izquierda, optan por este modelo a t¨ªtulo individual tienen muy claro que ello tiene las consecuencias sociales que tiene. Nadie se llama ya a enga?o a este respecto, por mucho que pueda intentar ¡°salvar¡± a sus hijos de la quema, aun agravando el problema, debido a su nula confianza en que el proceso sea ya, a estas alturas de la degradaci¨®n, revertible. Nula confianza m¨¢s que justificada, la verdad, a la vista de los timoratos programas electorales que nos presentan las alternativas de izquierda. Y eso justo ahora que tienen todo a favor y que, adem¨¢s, lo tienen, precisamente, por la constataci¨®n espectacular y a todos los niveles del fracaso del modelo basado en las pol¨ªticas conservadoras, lo que contribuye a que uno se quede particularmente perplejo ante la defensa de ciertas posiciones. Perplejidad que es mayor a¨²n cuando se constatan los efectos muy negativos que la experiencia comparada permite recopilar sobre el modelo (Suecia, por ejemplo, donde recientemente se han constatado los enormes problemas de segregaci¨®n, fraude en resultados y calidad de la ense?anza asociados a ir desmantelando por esta v¨ªa la red p¨²blica) y se desmonta el tradicional argumento econ¨®mico (pa¨ªses con Alemania con una red p¨²blica tradicional gastan casi lo mismo en t¨¦rminos absolutos por alumno, y obviamente menos en t¨¦rminos relativos a PIB, que nosotros, a pesar del supuesto ¡°ahorro¡± que debiera aportarnos esto de concertar y externalizar a mansalva).
Nuestra actual oposici¨®n, sin embargo, en lugar de presentar y explicar las alternativas a un modelo manifiestamente fallido opta por presentarse, voluntariamente, como continuadora de las pol¨ªticas educativas del PP valenciano y de su modelo de gesti¨®n. Nada define mejor una sociedad, su igualdad y su justicia, pero tambi¨¦n su futuro, que sus colegios. Y, sobre todo, nada la explica mejor, mirando a veinte o treinta a?os vista, que los colegios a los que van los ni?os de entornos m¨¢s desfavorecidos y socioecon¨®micamente d¨¦biles y compararlos con aquellos a los que van ciertas elites o, sencillamente, las clases medias y profesionales. Aplicar este sencillo test al Pa¨ªs Valenciano, a d¨ªa de hoy, resulta preocupante y descorazonador. Sin embargo, al parecer, la soluci¨®n es perseverar con el modelo de estos a?os e, idealmente, acabar de garantizar el sue?o de una sociedad donde, tambi¨¦n en educaci¨®n, el lema sea un rotundo¡ ?conciertos para todos!?
@Andres_Boix blog en http://www.uv.es/aboix
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