Primavera econ¨®mica y elecciones
El autor sostiene que con esta actitud inmovilista de base no estamos en puertas de salir de la crisis
El lehendakari, I?igo Urkullu, parece que anuncia una primavera econ¨®mica, pero lo que anuncia de verdad es la proximidad de las elecciones municipales y forales. Urkullu, con m¨¢s matizaciones que Rajoy todo hay que decirlo, tiene raz¨®n al afirmar que estamos en una coyuntura algo m¨¢s favorable que el pavoroso septenio que llevamos sufriendo. Y no le falta raz¨®n porque solo con la decisi¨®n del Banco Central Europeo de devaluar el euro en un 25-30% y con la bajada del precio del petr¨®leo en casi un 50% tenemos le?a para que nuestras empresas puedan aumentar sus exportaciones durante los pr¨®ximos meses y para que el consumo se reanime algo. Pero ah¨ª se acaba el optimismo.
En el fondo de nuestros pol¨ªticos, y de muchos ciudadanos, late la idea de que los vascos hemos hecho las cosas razonablemente bien y que basta con tener un poco de paciencia para que todo vuelva a ser como antes. Y no creo que vaya a ser as¨ª. Hay muchos s¨ªntomas para ello:
El peso de la industria respecto al PIB ha bajado un 3% durante la crisis. Solo resiste bien la industria ligada a la exportaci¨®n, que es la que ha tirado de la econom¨ªa hasta ahora. Desgraciadamente no parece que hayamos tenido ¨¦xito en fomentar la creaci¨®n de empresas de servicios que a su vez exporten, algo que s¨ª se ha producido en el resto del estado.
El peso de nuestra administraci¨®n sigue creciendo, pero no su eficacia
El peso de nuestra administraci¨®n sigue creciendo, pero no su eficacia. Si en el a?o 2007 el coste del personal al servicio de la administraci¨®n vasca supon¨ªa el 35% de lo que recaud¨¢bamos con el concierto econ¨®mico, hoy ese porcentaje ha subido a un asombroso 48%, como consecuencia de haber incrementado las plantillas p¨²blicas pese a que los ingresos por impuestos se han reducido fuertemente. Y si no ha crecido m¨¢s ese gasto ha sido por las restricciones salariales a los funcionarios impuestas por el gobierno Rajoy, ya que nuestros pol¨ªticos han hecho todo lo posible por incumplirlas.
La calidad de nuestro sistema educativo tampoco parece haber mejorado en este septenio. Tenemos una universidad m¨¢s endog¨¢mica que entonces, salvo casos excepcionales como el que dirige Pedro Luis Etxenike y si hay que elegir entre un mediocre de casa y un brillante investigador extranjero, elegimos al primero sin dudar. En cuanto a los niveles inferiores de educaci¨®n "todo sigue igual", satisfechos como estamos de tener un sistema educativo que fomenta el aprendizaje del euskera. Eso s¨ª, en los discursos todos estamos de acuerdo en que la educaci¨®n es la clave del futuro.
Ni siquiera somos capaces de sentar a sindicatos y empresarios para negociar algo tan sencillo como fomentar el reparto de trabajo en ¨¦poca de escasez. Preferimos que sean el mercado y las duras leyes laborales del gobierno Rajoy quienes repartan el trabajo, creando miniempleos de unas pocas horas semanales y salarios miserables donde antes hab¨ªa empleo fijo y bien pagado. Por eso la emigraci¨®n, un hecho mal reflejado en las estad¨ªsticas, es una realidad creciente entre los j¨®venes vascos y no es casualidad que en algunas encuestas del propio gobierno vasco aparezca el dato de que un 25% de la poblaci¨®n se ve trabajando fuera del pa¨ªs.
Y con esta actitud inmovilista de base yo no creo que estemos en puertas de salir de la crisis. La tecnolog¨ªa est¨¢ haciendo desaparecer muchos de los empleos que hist¨®ricamente han servido para crear la clase media europea y los nuevos pa¨ªses competidores que antes solo compet¨ªan por precio ahora compiten tambi¨¦n por producto. Y sin embargo nosotros seguimos apostando por ofrecer sueldos de poco m¨¢s de mil euros mensuales a los investigadores que deber¨ªan crear los productos de futuro, mientras pagamos m¨¢s de dos mil euros a un administrativo p¨²blico. Para m¨ª, desgraciadamente, va a ser una primavera econ¨®mica corta y desapacible.
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