Mirando hacia atr¨¢s con ira
Cinco a?os de sufrimiento y ansiedad son el legado que Rita Barber¨¢ dejar¨¢ a los ciudadanos de El Cabanyal. Su ¨²ltima disposici¨®n
Rita Barber¨¤ ha estado negando ladinamente lo que todos sab¨ªan: que la Orden que la ministra ?ngeles Gonz¨¢lez Sinde dict¨® en 2009, consideraba que el proyecto de prolongaci¨®n de la avenida Blasco Ib¨¢?ez produc¨ªa expolio de los valores hist¨®rico-art¨ªsticos del barrio de El Cabanyal, en particular su peculiar trama en ret¨ªcula, que dieron origen a su calificaci¨®n como conjunto hist¨®rico, en 1988, y como bien de Inter¨¦s cultural en 1993. En consecuencia, suspend¨ªa en plan, cerraba definitivamente la controversia urban¨ªstica y patrimonial suscitada por el prop¨®sito urban¨ªstico de continuidad y daba por acabado el largo proceso.
Pero no imped¨ªa en modo alguno la ejecuci¨®n de aquellas obras que no perjudicaran los fundamentos en que se asentaba su protecci¨®n patrimonial.
Barber¨¢ reaccion¨® de forma fulminante y con el apoyo del Consell de Camps idearon f¨®rmulas inveros¨ªmiles, leyes especiales, argucias que fueron impugnadas por los tribunales una tras otra. Mientras tanto la degradaci¨®n de buena parte de los tejidos urbanos de El Cabanyal fue acrecent¨¢ndose, ante la negativa municipal de autorizar cualquier tipo de obras de rehabilitaci¨®n, lo que tiene todos los perfiles de una respuesta vengativa, ajena a cualquier principio de derecho.
Barber¨¤ ha venido desconociendo el informe de la Abogac¨ªa del Estado que aclaraba que el otorgamiento de licencias para aquellas obras o actividades que no produjeran la destrucci¨®n de los valores culturales urban¨ªsticos y que por el contrario persiguieran objetivos rehabilitadores, fueran f¨ªsicos, sociales o econ¨®micos, no era contrario al sentido y la letra de la Orden ministerial. Y por lo tanto deb¨ªan ser concedidas las solicitadas para el remozamiento de las edificaciones, la instalaci¨®n de actividades, o la construcci¨®n de nueva planta, sujetas, claro est¨¢, a las normas generales de la ciudad. Algo obvio.
Barber¨¤ se ha ocultado tras una l¨ªnea de coro sumiso, capaz de instrumentar razonamientos estramb¨®ticos para alimentar un discurso de degradaci¨®n urbana y social, ha escondido la verdad de las cosas su naturaleza parece exig¨ªrselo -y con ello ha infligido graves da?os a los ciudadanos. Ha estado haciendo luz de gas a sus vecinos, neg¨¢ndoles la realidad y tratando a la vez de persuadirles del error que comet¨ªan en su oposici¨®n a sus designios urbanos.
Ahora, en la escena final de su representaci¨®n, cuando se apagan las luces para ella y su coro, resulta penoso ver el modo en que abandona el estrado, desminti¨¦ndose sin pudor al admitir que las licencias de todo g¨¦nero s¨ª pueden ser otorgadas, como acaba de acordar la Junta Local de Gobierno, precisamente en el ¨²ltimo mes de su mandato municipal.
Barber¨¤ no parec¨ªa satisfecha con haber mostrado su incapacidad para sacar adelante la propuesta de reforma del plan general de ordenaci¨®n urbana, tras diez a?os de gastos y energ¨ªas derrochados en trabajos de consultores y de los servicios propios, no ha sido suficiente con esa manifestaci¨®n de apocamiento y ha tenido que acrecentar su leyenda, ocultando la realidad administrativa, impidiendo la rehabilitaci¨®n de El Cabanyal, con lo que ha sembrado a lo largo de tantos a?os la desolaci¨®n en sus habitantes.
Con todo ello se habr¨¢ merecido que muchos de sus conciudadanos cuando miren hacia atr¨¢s, repasando su mandato, probablemente lo hagan con ira.
Vicente Gonz¨¢lez M¨®stoles es arquitecto y miembro del Consell Valenci¨¤ de Cultura
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