?Declarar¨¢ hoy el SNP la independencia de Escocia?
El independentismo escoc¨¦s aprovecha el desencanto de los votantes laboristas
Las elecciones brit¨¢nicas no solo han sorprendido por la inesperada mayor¨ªa absoluta conservadora, sino por el incre¨ªble (aunque anticipado por los sondeos) triunfo del independentista Partido Nacional Escoc¨¦s (SNP en sus siglas en ingl¨¦s): ha ganado 56 de los 59 esca?os escoceses del parlamento de Westminster a pesar de que en la anterior legislatura solo ten¨ªa seis. Un resultado aplastante, a la b¨²lgara, que se explica por un entramado de razones entre las que est¨¢ el giro a la izquierda de su nueva l¨ªder, la carism¨¢tica Nicola Sturgeon, el desplome del laborismo y el sentimiento de que la ¨¦lite pol¨ªtica de Inglaterra no ha cumplido las promesas de mayor autonom¨ªa que hicieron para ganar el refer¨¦ndum de independencia de septiembre pasado.
?Significa ese resultado que el SNP va a declarar hoy mismo la independencia de Escocia? No. De ninguna de las maneras. En la democracia brit¨¢nica no se juega al plebiscito. Ni siquiera tener 56 de los 59 diputados en juego legitimar¨ªa al SNP para declarar la independencia de forma unilateral. Y no porque las del jueves no eran elecciones al parlamento escoc¨¦s. Tampoco porque los independentistas se hayan quedado a un pelo de la mayor¨ªa de los votos totales (suman 1.454.436 frente a 1.456.029 de los dem¨¢s partidos juntos). El SNP no declarar¨¢ hoy la independencia unilateral de Escocia porque ser¨ªa ilegal, nadie se la creer¨ªa, no es lo que ten¨ªan que decidir los votantes y a nadie en las islas brit¨¢nicas le cabe en la cabeza que se pueda hacer as¨ª una cosa como esa.
Es verdad que el independentismo escoc¨¦s tiene una gran ventaja frente al soberanismo catal¨¢n: Londres no es Madrid y el Gobierno brit¨¢nico acept¨® convocar un refer¨¦ndum porque esa era la voluntad del parlamento escoc¨¦s. Por eso y porque ten¨ªa la absoluta convicci¨®n de que los escoceses rechazar¨ªan la independencia. Sin embargo, los soberanistas catalanes tienen muchas cosas que aprender del SNP. Entre otras, coherencia y paciencia.
En Catalu?a, los soberanistas parecen tener mucha prisa, pensando quiz¨¢ que es la crisis del momento lo que ha hecho subir sus expectativas, m¨¢s que una genuina ansia de independencia. Una prisa que les ha llevado a poner el carro por delante de los bueyes: a estas alturas, todav¨ªa nunca ha ganado las elecciones al Parlament una formaci¨®n que defendiera en su programa la independencia. Eso puede acabar en los pr¨®ximos comicios, pero hasta ahora es as¨ª.
El SNP lo ha hecho todo de forma muy diferente. Lleva muchos a?os defendiendo la independencia de Escocia, pero ese no ha sido nunca su ¨²nico cr¨¦dito. Su auge no se explica solo por la fuerza del independentismo sino tambi¨¦n por el sesgo cada vez m¨¢s social de su programa. En parte por convicci¨®n y en parte por conveniencia: para aprovechar el inmenso nicho de votos que hay entre las clases trabajadoras desencantadas con el giro al centro del Partido Laborista con Tony Blair y Gordon Brown.
Esa migraci¨®n de voto laborista se ha acelerado de forma espectacular tras el refer¨¦ndum de septiembre. Gan¨® el no, pero dej¨® al laborismo manchado por colaborar con los conservadores, un partido casi apestado en Escocia desde los tiempos de Margaret Thatcher. ¡°Ganaron el refer¨¦ndum pero se quedaron en el lado equivocado del debate porque ha acabado identific¨¢ndoles con Westminster y con las pol¨ªticas del Partido Conservador. Y mucha gente cree que fue una decisi¨®n extra?a porque los laboristas no necesitaban a los conservadores para ganar el refer¨¦ndum¡±, opina el profesor Michael Keating, director del Centro sobre el Cambio Constitucional que forman varias universidades escocesas.
"El SNP le ha arrebatado su papel al laborismo en dos sentidos. Uno es que se ha proyectado con m¨¢s claridad como partido de centro izquierda, sobre todo porque Nicola Sturgeon ha sustituido a Alex Salmond -que representaba m¨¢s la dimensi¨®n de centro derecha del partido- y est¨¢ en situaci¨®n id¨®nea para sustituir a los laboristas como el partido de la socialdemocracia en Escocia. Y, en segundo lugar, est¨¢n jugando la estrategia de ser el partido que representa los intereses de Escocia en Westminster, que es un papel de mediaci¨®n que sol¨ªan representar los laboristas y para el que tienen m¨¢s dificultades desde que est¨¢n en la oposici¨®n. Y el SNP ha sido muy h¨¢bil al presentarse como un partido capaz de contribuir a la pol¨ªtica brit¨¢nica, al Gobierno de Reino Unido¡±, a?ade Keating.
Tanto, que han tenido la prudencia de dejar escrito en el programa electoral que no van a pedir en esta legislatura un nuevo refer¨¦ndum de independencia, facilitando as¨ª tambi¨¦n la captaci¨®n de votos laboristas.
La gran paradoja es que los independentistas escoceses corren el riesgo de morir de ¨¦xito. Su crecimiento ha sido tan espectacular y tan anticipado por las encuestas que explica en parte el inesperado auge de ¨²ltima hora del Partido Conservador para evitar que el Gobierno brit¨¢nico acabara quedando en manos de un Partido Laborista que habr¨ªa dependido, quisiera o no, de los independentistas. Aunque es obvio que el SNP se ha colocado en una posici¨®n de enorme fuerza para exigir que se cumplan las promesas de m¨¢s autonom¨ªa para Escocia, esa fuerza es solo relativa frente a un Gobierno conservador con mayor¨ªa absoluta.
En realidad, la principal consecuencia del ¨¦xito del SNP es que ha sido tan grande que esas negociaciones de mayor autonom¨ªa van a chocar m¨¢s que nunca con los recelos de gran parte de la opini¨®n p¨²blica y la clase pol¨ªtica inglesa: muchos creen que los diputados escoceses no deber¨ªan votar en Westmintser la legislaci¨®n que no tiene efecto en Escocia porque afecta a materias que en ese territorio dependen del Gobierno aut¨®nomo. Esa, m¨¢s que otras que pueden parecer m¨¢s delicadas a primera vista (como el refer¨¦ndum sobre la permanencia de Reino Unido en la Uni¨®n Europea) puede ser la verdadera patata caliente de la legislatura.
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