El reto de Ada Colau
La aspirante a alcalde representa la irrupci¨®n de la Barcelona golpeada por la crisis que reclama tomar en sus manos la direcci¨®n de la ciudad
De pronto suceden cosas que hace relativamente poco tiempo pertenec¨ªan al ignoto territorio de lo impensable. ?Qui¨¦n esperaba ver la mano del polic¨ªa sobre la cabeza de Rodrigo Rato? ?Qui¨¦n iba a imaginar algo como la confesi¨®n/autodestrucci¨®n de Jordi Pujol? ?Qui¨¦n pod¨ªa predecir la entrada de miembros de la Familia Real en un juzgado ordinario? Ahora mismo, en Barcelona se libra una batalla para la alcald¨ªa de la ciudad con una protagonista ins¨®lita, inesperada, impensable hace una d¨¦cada. Ada Colau, la candidata de la coalici¨®n progresista Barcelona en Com¨², parece el personaje de una comedia de enredo: el comensal que se sienta en un banquete al que nadie quer¨ªa invitar. Ni ella, ni aquellos a quienes representa, ni quienes la acompa?an y apoyan en su candidatura han formado parte nunca de la lista de los posibles alcaldes.
Est¨¢ en la memoria colectiva de la capital de Catalu?a que las coaliciones de izquierdas la han gobernado con ¨¦xito durante 32 de los 36 a?os transcurridos desde las primeras elecciones municipales democr¨¢ticas celebradas tras la dictadura militar franquista. Pero fue con alcaldes de un perfil muy distinto al de Colau. Narc¨ªs Serra y Pasqual Maragall, los dos primeros, eran personalidades con fuerte arraigo en la mesocracia barcelonesa y miembros de un partido socialista que hac¨ªa gala de su moderaci¨®n. Les sucedieron Joan Clos y Jordi Hereu, dos genuinos productos de la burocratizaci¨®n del propio partido socialista.
La expectativa de que Colau sea alcaldesa de Barcelona es una ruptura con estos antecedentes. Y no digamos ya respecto al rival que aspira a desbancar, el alcalde Xavier Trias, otro exponente de la mesocracia local, ejemplo del buen pujolista durante d¨¦cadas. El buen pujolista, ahora lo sabemos bien, es sobre todo aquel que ni ve, ni oye, ni quiere enterarse de cosas que suceden en su trastienda, en las bambalinas de las adjudicaciones de contratos y concesiones, de ciertos negocios.
Colau es una figura pol¨ªtica surgida del activismo social dedicado a defender a los m¨¢s necesitados en una sociedad crecientemente desigual
Si estos son los antecedentes, Colau es lo contrario, una figura pol¨ªtica surgida directamente del activismo social dedicado a defender a los m¨¢s necesitados en una sociedad crecientemente desigual, a las familias desahuciadas de su vivienda. Con independencia de cu¨¢les sea sus respectivas residencias, Colau es una candidata surgida de la Barcelona de Nou Barris, de la Barceloneta y el Clot, de la misma forma que Trias es un alcalde de Sant Gervasi y Les Corts. Mientras la preocupaci¨®n de Trias ha sido presentarse a la reelecci¨®n ofreciendo triunfos con el remozamiento del paseo de Gr¨¤cia y el tramo central de la Diagonal, los avales de Colau son las ocupaciones de agencias bancarias que reclaman la ejecuci¨®n de impagos hipotecarios a familias de parados. Dos mundos. Dos universos distintos para una misma ciudad. Dos sociedades que a veces se rozan, en ocasiones se superponen, pero que a menudo viven de espaldas. Una, la de Trias, act¨²a como si gobernar fuera lo suyo. La otra, la de Colau, irrumpe ahora reclamando que le ha llegado la hora de dirigir la ciudad. Una novedad hist¨®rica.
Nada augura, sin embargo, que en estas elecciones municipales vaya a darse en Barcelona una victoria por goleada y todo apunta a la formaci¨®n de un Consistorio muy fragmentado, con seis o siete fuerzas representadas. En anteriores elecciones quedaba claro d¨®nde estaba la divisoria entre derecha e izquierda. Puede que a partir de ahora no lo sea tanto, porque hay fuerzas pol¨ªticas como Esquerra Republicana, Ciutadans y la CUP que est¨¢n dando prioridad al debate nacionalista y esto puede trastocar y complicar las alianzas.
El reto que se apunta como probable para Colau y Trias para el d¨ªa 24 por la noche y la semana siguiente es el de saber tejer acuerdos, forjar mayor¨ªas, cuajar equipos de gobierno entre partidos distintos. Para Trias eso no ser¨ªa muy distinto, llegado el caso, a los equilibrios que se ha visto obligado a hacer en los ¨²ltimos cuatro a?os con el PP y ERC, aunque siempre ha tenido el seguro de contar con la mayor¨ªa de centro-derecha. Para Colau, en cambio, puede ser lo que d¨¦ la medida de su capacidad pol¨ªtica, pues no es lo mismo ejercer como activista que hilar fino entre socios que se necesitan y se repelen al mismo tiempo en un Consistorio en el que te¨®ricamente sea posible formar mayor¨ªas distintas: una de izquierda y otra de derecha; una de centro izquierda, otra de centro derecha; una independentista, otra espa?olista. Se requerir¨¢ mucha finezza en un Ayuntamiento en el que es posible que ERC y Ciutadans, e incluso la CUP, queden en posici¨®n de bisagra.
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