Monjas juramentadas
Caram y Forcades son socias de un club, la Iglesia cat¨®lica, cuya junta directiva considera a las monjas esp¨ªritus puros subalternos y no digiere su protagonismo
Dos monjas han revolucionado la cristiandad y las costuras conventuales. Se trata de las medi¨¢ticas y pol¨ªticas Luc¨ªa Caram y Teresa Forcades. Ambas pertenecen a ¨®rdenes mon¨¢sticas y su actividad ha trascendido extramuros eclesiales. Las dos encarnan una virtud innegable: son pioneras. Nunca antes una mujer de vida consagrada se hab¨ªa atrevido a dar tal paso. Caram ¡ªque aparece en las m¨¢s diversas tertulias de cadenas privadas espa?olas¡ª se ha involucrado en la campa?a electoral. Ha descalificado a Ada Colau y ha patrocinado a Xavier Trias como alcalde de Barcelona, confes¨¢ndose enamorada de Artur Mas. Forcades, por su parte, es c¨®mplice pol¨ªtica y compa?era de mitin de Ada Colau. Ahora se plantea la exclaustraci¨®n si cuaja la candidatura de la izquierda alternativa a la presidencia de la Generalitat, que ella se apresta a encabezar.
Tanta monja movilizada ha sacudido los cimientos de su organizaci¨®n: la Iglesia cat¨®lica. Pero no solo. Acostumbrados a ver obispos cat¨®licos (solo hay hombres) promoviendo al lado del PP manifestaciones contra el matrimonio homosexual, resulta demoledor para esp¨ªritus sensibles que dos monjas de clausura enarbolen justamente otras banderas, divergentes, con el objetivo com¨²n del soberanismo y la cr¨ªtica al Gobierno de Mariano Rajoy. El Vaticano ha recibido quejas por la ubicuidad de que hacen gala las citadas religiosas: una de la orden de Santo Domingo, otra de la de San Benito. La Embajada de la Santa Sede en Madrid ha recibido protestas de sectores conservadores opuestos y los ha trasladado a la Roma. Como en tiempos de la Sapini¨¨re de P¨ªo X, ahora siguen llegando a las nunciaturas denuncias contra quienes tienen veleidades modernistas.
?Tiene una mujer en la Iglesia la libertad de elegir ser sacerdote o aspirar a obispo?
La mujer en la Iglesia cat¨®lica es un personaje de segunda. Se podr¨¢ arg¨¹ir que las dos religiosas son de clausura. Pero parece que en Roma preocupan m¨¢s las acusaciones recibidas por sus opiniones pol¨ªticas ¡ªel Vaticano es un Estado con relaciones diplom¨¢ticas¡ª que su vida conventual. En cualquier caso, ?tiene una mujer en la Iglesia la libertad de elegir ser sacerdote o aspirar a obispo? ?C¨®mo tolerar el protagonismo de dos monjas?
Caram y Forcades son socias de un club cuya junta directiva las considera esp¨ªritus puros subalternos. En Catalu?a y en la Espa?a reciente hemos vivido con normal excepcionalidad la existencia de jesuitas con el carnet del Partido Comunista como Jos¨¦ Mar¨ªa de Llanos, que hab¨ªa sido director de ejercicios espirituales de Franco hasta que encontr¨® a Dios entre los pobres del barrio madrile?o del Pozo del T¨ªo Raimundo; sacerdotes del PSUC, como Llu¨ªs Hern¨¢ndez ¡ªque fue p¨¢rroco y alcalde de Santa Coloma de Gramenet¡ª; curas obreros, militantes comunistas y miembros de la Compa?¨ªa de Jes¨²s, como Juan N. Garc¨ªa Nieto. Incluso un obispo de Uni¨® Democr¨¤tica, como Joan Carrera, antifranquista, fundador de Converg¨¨ncia, que hac¨ªa los discursos al entonces l¨ªder de UDC Anton Ca?ellas. Carrera dej¨® la militancia y el carnet de Uni¨® por est¨¦tica, mientras encargaba la mitra de obispo. Pero ahora se trata de dos monjas y eso es harina de otro costal. Son mujeres, como esas religiosas de clausura que el pasado mes de marzo cercaron al Papa en el presbiterio de la catedral de N¨¢poles para saludarlo y entregarle dulces. Sobre ellas ironiz¨® la presentadora televisiva de la RAI Luciana Littizzetto: ¡°No se entiende si las monjas de clausura estaban en torno al Papa porque no hab¨ªan visto nunca a un pont¨ªfice o porque no hab¨ªan visto nunca un hombre¡±. Tambi¨¦n el cardenal napolitano Crescenzio Sepe las ri?¨® durante el acto al ironizar dirigi¨¦ndose al p¨²blico por la megafon¨ªa catedralicia: ¡°Menos mal que estas son de clausura. Imag¨ªnense las dem¨¢s¡±. Las religiosas respondieron en su cuenta de oficial de Facebook: ¡°Lamentamos que la se?ora Littizzetto haya pensado que las reprimidas monjas de clausura estaban esperando al Papa para abrazar a un hombre. Probablemente para hacer esto hubi¨¦ramos elegido otro lugar u otro hombre, si hubi¨¦ramos querido¡±. Y es que si en la historia de la Iglesia siempre hubo refractarios y juramentados ¡ªcomo en la Revoluci¨®n francesa¡ª ahora les llega el turno a ellas, que en pleno siglo XXI tambi¨¦n quieren poder ser o refractarias o juramentadas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.