¡°Mujica llena m¨¢s estadios que AC/DC¡±
M¨¢s de dos mil personas acuden a escuchar al expresidente de Uruguay en el Casinet d'Hostafrancs, desbordando el aforo del recinto
A las cuatro de la tarde el aforo del Casinet d¡¯Hostafrancs (Barcelona) estaba completo. Caben 440 personas, pero fuera hab¨ªa m¨¢s, unas dos mil, que ansiaban ver, tocar y, por supuesto, escuchar a Jos¨¦ Mujica, expresidente de Uruguay. Acompa?ado de su esposa, Luc¨ªa Topolanski, iba a dar una conferencia a sus paisanos en la ciudad, organizada por Casa Am¨¦rica y la Asociaci¨®n de Amigos del pa¨ªs sudamericano.
La charla ten¨ªa que empezar a las cinco. Se retras¨®. La organizaci¨®n consigui¨® meter en la sala, con calzador, a otras 330 personas m¨¢s. Ya no cab¨ªa ni un alfiler, pero el gent¨ªo ¡ªde todas las edades y nacionalidades¡ª no se conformaba con o¨ªr a Mujica a trav¨¦s de los altavoces instalados en el patio. ¡°?No pod¨ªais haber pensado en un sitio m¨¢s amplio?¡±, gritaban algunos, enojados. ¡°Sacadle al patio¡±, dec¨ªa la mayor¨ªa.
¡°Los uruguayos quedamos muy contentos con este presidente, que ha sido revolucionario para Am¨¦rica Latina. Aprob¨® el matrimonio gay, legaliz¨® la marihuana y redujo la pobreza del 30% al 8%. Adem¨¢s, fue consecuente con su pensamiento. No fue una pantomima¡±, dec¨ªa Juan Fontana, mientras Al¨ª, estudiante de pol¨ªticas paquistan¨ª, asent¨ªa.
Un cuarto de hora antes de la hora prevista, el coche que tra¨ªa a Mujica entraba en el recinto. ¡°?Pepe!, Pepe!, ?presidente, presidente!, ?Arriba Pepe, eres lo m¨¢s grande!¡±, se o¨ªan voces gritar. El veh¨ªculo no pod¨ªa avanzar. Alba casi se cuela dentro del coche. ¡°Si no llega a estar la luna medio bajada, le planto dos besos. Da igual, ?mira lo que he conseguido!¡±, dec¨ªa emocionada mientras mostraba el aut¨®grafo del exmandatario en el libro Jos¨¦ Mujica, la revoluci¨®n tranquila. Su marido, Sergio, explicaba que se hab¨ªan enterado de la conferencia por Facebook. ¡°No nos lo pod¨ªamos perder. Pepe es ¨²nico. Es un ¨ªdolo. Lo m¨¢s importante, que luch¨® contra la corrupci¨®n end¨¦mica de mi pa¨ªs¡±.
La gente segu¨ªa pidiendo a gritos que les dejaran entrar. O que sacaran a Mujica al exterior. ¡°A este se?or lo llevan al estadio ol¨ªmpico y llena m¨¢s que AC/DC. Mujica es un referente para el mundo, que necesita m¨¢s l¨ªderes as¨ª¡±, dec¨ªa Paco.
La situaci¨®n pod¨ªa haberse complicado, pero nada ocurri¨®, porque del interior de los altavoces empez¨® a sonar la voz suave y franca de Jos¨¦ Mujica. No hubo mejor b¨¢lsamo, porque el p¨²blico se calm¨® y, simplemente, escuch¨® sus palabras durante algo m¨¢s de una hora.
El expresidente de Uruguay critic¨® que en ¡°2015 el mundo se olvide de los compromisos que se acordaron¡±, en referencia a los prop¨®sitos del Objetivo del Milenio fijados por la ONU para este a?o, especialmente la erradicaci¨®n de la pobreza extrema, lo que achac¨® a la ausencia de ¡°voluntad pol¨ªtica¡±. Por ello, pidi¨® ¡°menos cumbres internacionales y m¨¢s acuerdos reales¡±, y lament¨® que el mundo siguiera con los mismos problemas desde los a?os 70 del siglo XX, que ¡°incluso se han agravado¡±.
A Europa, a la que defini¨® como un ¡°continente rico, viejo y astuto¡±, le espet¨®: ¡°Hizo mucho imperialismo y ahora es v¨ªctima de lo que desat¨®¡±. En primera fila le escuchaban Jordi Turull (CiU), Miquel Iceta (PSC), David Fern¨¢ndez (CUP) y Alfred Bosch (ERC).
Mujica tampoco quiso dejar un mensaje pesimista al recordar que ¡°nunca hubo una ¨¦poca tan revolucionaria para la humanidad como esta¡±, mientras hac¨ªa un llamamiento al compromiso pol¨ªtico. Sobre todo de los ciudadanos, porque estos ¡°se dividen entre los que se comprometen y los que no¡±.
¡°C¨®mo no iba a venir, es mi compa?ero¡±
Carlos Torres estaba ayer contento, a pesar de que no consigui¨® saludar al expresidente Jos¨¦ Mujica. Ni tan siquiera pudo entrar en la sala donde el exmandatario pronunci¨® su conferencia, pero escuch¨® sus palabras mientras recordaba su pasado en com¨²n. ¡°C¨®mo no iba a venir, es mi compa?ero¡±, dijo.
Torres lleva en Espa?a, tras pasar un tiempo en Argentina, desde los a?os setenta, cuando sali¨® de Uruguay camino del exilio por ser dirigente del Sindicato de la Construcci¨®n (Sunca). Mujica estaba entonces preso y ¨¦l acaba de salir¡±, recuerda su esposa. Ambos eran del Frente Amplio ¡ªTorres, comunista, la coalici¨®n de izquierdas que ha conseguido poner a Uruguay ¡°en el mapa geopol¨ªtico¡±.
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