Encriptar o no encriptar
La protecci¨®n y el anonimato garantizan la privacidad y la seguridad necesarias para la libertad de expresi¨®n en la era digital
Existe desde hace tiempo una sutil guerra de posiciones en torno a la privacidad. Por una parte, gobiernos y agencias de inteligencia; por otra, organizaciones de la sociedad civil y de defensa de los derechos humanos. Es una guerra larga, en la que la ventaja inicial de los segundos se convirti¨® en sonora derrota por KO despu¨¦s de los atentados del 11-S en Nueva York, con una lenta, dif¨ªcil pero continua recuperaci¨®n de estos segundos desde que Snowden confirmara p¨²blicamente la existencia de un programa de la NSA de vigilancia global de las comunicaciones llamado PRISM. En el ¨²ltimo round, los segundos han conseguido limitar los poderes de la NSA y que la ONU se posicione a favor de la encriptaci¨®n y el anonimato online.
Ha llovido mucho ya desde 2001, cuando el Parlamento Europeo inici¨® una investigaci¨®n sobre la existencia de un sistema global de intercepci¨®n de las comunicaciones privadas y comerciales, llamado entonces ECHELON. Las investigaciones hab¨ªan empezado en el a?o 2000, con el objetivo de descubrir si Estados Unidos y sus aliados estaban espiando ilegalmente las comunicaciones globales en lo que algunos llamaron un ¡°Gran Hermano sin causa¡±. En la primavera de 2001 una delegaci¨®n de la UE viaj¨® a Washington para hacer indagaciones, pero sus contrapartes estadounidenses cancelaron todas las visitas y EE. UU. volvi¨® a negar, a pesar de las evidencias, la existencia del programa. En julio la delegaci¨®n present¨® su informe, que fue aceptado por el Parlamento el 5 de septiembre de 2001. D¨ªas despu¨¦s ca¨ªan las Torres Gemelas.
Las consecuencias pol¨ªticas del ataque de Al-Qaeda son de sobra conocidas: la Patriot Act, PRISM y la creaci¨®n de ¡°puertas traseras¡± en los sistemas de comunicaci¨®n de grandes empresas para acceder a los datos de los usuarios de todo el mundo sin ning¨²n tipo de supervisi¨®n judicial.
Snowden inaugur¨® en 2013 el tercer round de este combate particular, permitiendo a las organizaciones de defensa de los derechos humanos recuperar la iniciativa y entonar un largamente silenciado ¡°?lo veis?¡±. Desde entonces, todos los actores del combate se encuentran en un cuerpo a cuerpo que a menudo ampara el inmovilismo. Los gobiernos europeos quieren explicaciones de EEUU, pero sin romper relaciones. Am¨¦rica Latina se posiciona para liderar la iniciativa legislativa en protecci¨®n de la privacidad, pero Dilma Rousseff anuncia junto a Mark Zuckerberg una controvertida iniciativa para proporcionar wifi gratuito en las favelas en unas condiciones que algunos han denunciado por vulnerar el principio de la neutralidad de la red, la libertad de expresi¨®n y la igualdad de oportunidades. Y mientras, el largamente anunciado reglamento europeo de protecci¨®n de datos se eterniza entre pasillos y presiones inconfesables.
El ¨²ltimo gancho, no obstante, se lo han apuntado las organizaciones de la sociedad civil. El relator especial de las Naciones Unidas para la promoci¨®n y la protecci¨®n de la libertad de expresi¨®n acaba de publicar un informe dedicado exclusivamente a defender el anonimato online y la encriptaci¨®n como requisitos para el disfrute de la libertad de opini¨®n y expresi¨®n. La posici¨®n del relator sorprende porque hasta ahora en general se hablaba de la encriptaci¨®n como algo negativo, propio de quien tiene algo que esconder.
Encriptar es el proceso matem¨¢tico por el que un mensaje o cualquier tipo de informaci¨®n es convertido a un formato que s¨®lo puede leer (desencriptar) la persona a quien va dirigido el mensaje, impidiendo o dificultando la intercepci¨®n. Pa¨ªses como Brasil, Venezuela, Rusia, Australia y algunos europeos ponen impedimentos legales a la encriptaci¨®n, llegando incluso a prohibirla en sus constituciones e ignorando as¨ª que la mayor parte de nuestras conversaciones ya son secretas y no utilizables con fines policiales. En esto consiste la democracia, online y offline.
Como plantea el informe de Naciones Unidas, la encriptaci¨®n y el anonimato proporcionan la privacidad y la seguridad necesarias para el ejercicio del derecho a la libertad de expresi¨®n en la era digital, posibilitando as¨ª el ejercicio de derechos econ¨®micos, el derecho de asociaci¨®n y manifestaci¨®n, el desarrollo del Estado de derecho y el derecho a la vida y a la integridad f¨ªsica. Son el prerrequisito de la democracia.
Deber¨ªan tomar nota los de la Ley Mordaza, pero tambi¨¦n los que hacen bandera de los derechos humanos: sin tecnolog¨ªas respetuosas con la privacidad, otras conquistas pueden quedar en papel mojado.
Gemma Galdon es doctora en pol¨ªticas p¨²blicas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.