Imparable desuni¨®n

Paso a paso, se va deshaciendo CiU, la fuerza pol¨ªtica que ha representado y dirigido el centro-derecha catal¨¢n desde la restauraci¨®n de la democracia. El miedo al vac¨ªo que hasta ahora hab¨ªa evitado siempre la ruptura entre Uni¨® i Converg¨¨ncia ha dejado de operar en la presente crisis de la federaci¨®n nacionalista. A ninguna de las dos partes le detiene pensar qu¨¦ va a pasar tras el divorcio con el espacio pol¨ªtico y electoral que durante tantas d¨¦cadas han ocupado conjuntamente.

Las sucesivas crisis de relaci¨®n entre los dos partidos alumbraron un acuerdo entre ellas seg¨²n el cual Converg¨¨ncia representaba aproximadamente el 75% de la fuerza pol¨ªtica conjunta y Uni¨® el 25%. Sobre esta proporci¨®n se han realizado los repartos de poder interno y externo y se han estructurado las relaciones entre los dos partidos. Pero en la realidad esta estimaci¨®n nunca se ha sometido a la verificaci¨®n de las urnas. Uni¨® y Converg¨¨ncia nunca han acudido en solitario y por separado a unas elecciones. En las de 1977, las primeras de la actual etapa democr¨¢tica, cada una de ellas cosech¨® sendos fracasos formando parte de coaliciones centristas distintas y eso bast¨® para mostrarles que la uni¨®n pod¨ªa ser la base de su fuerza.

Pero, a estas alturas, ?es realmente Uni¨® el 25% de la fuerza electoral de CiU? ?Aporta Convergencia el 75% de su fuerza pol¨ªtica y electoral? El ignoto carisma presidencial que sus seguidores atribuyen a un Artur Mas autoerigido en ¨¦mulo del Francesc Maci¨¤ de las elecciones de abril de 1931, ?puede tener la capacidad aglutinadora y de liderazgo que Jordi Pujol tuvo para el centro derecha catal¨¢n en 1980?

La deriva de CiU desde 2012 indica que la responsabilidad de esta ruptura recae en primer lugar en la direcci¨®n de Converg¨¨ncia, por su decisi¨®n de seguir la hoja de ruta hacia la independencia de Catalu?a pactada con Esquerra Republicana a costa de prescindir de la posici¨®n de Uni¨®. Aun en el supuesto, bastante probable, de que Artur Mas, Converg¨¨ncia y el conglomerado independentista logren el apoyo de la casi mitad de Uni¨® que perdi¨® el refer¨¦ndum interno del pasado fin de semana, de sus cuadros dirigentes e incluso de su espacio pol¨ªtico y electoral, lo cierto es que de todas formas va a seguir existiendo una fuerza pol¨ªtica catalana de centro derecha no independentista. ?Lograr¨¢ convertirse en referente de algo espec¨ªfico? ?Tiene viabilidad en 2015 un partido catalanista de ideolog¨ªa socialcristiana?

Lo que est¨¢ por ver en los pr¨®ximos tiempos es si esta fracci¨®n de CiU puede tener vida propia o si puede converger con los otros polos de la derecha existentes en Catalu?a, que por cierto atraviesan tambi¨¦n momentos cr¨ªticos. El divorcio de CiU llega justo en un momento de transformaci¨®n del sistema de partidos, tanto en Catalu?a como en Espa?a. Se produce en un momento en el que la fidelidad de los electores hacia los partidos escasea, tiende a la baja. Si la viabilidad de Uni¨®, un partido fundado en 1931, es dudosa sin poder contar con Converg¨¨ncia como nodriza, tambi¨¦n es cierto que para Artur Mas y Converg¨¨ncia esta ruptura constituye una inquietante advertencia y puede que incluso un mal augurio. Mientras Mas sue?a en unir a todos en el futuro, divide a los suyos en el presente. Eso es lo que hay.