¡°?Olga Viza, ya estoy aqu¨ª!¡±
La presentadora, representante del periodismo poli¨¦drico que defiende la profesionalidad, la honestidad, el sentido com¨²n y el buen gusto a partir del respeto escrupuloso de los hechos, recibe el premio Quim Reg¨¤s


Atormentado como me siento desde que huyo de la noticia, busco consuelo en los cl¨¢sicos. Me he vuelto un viejo gru?¨®n que se preocupa por su supervivencia y se prepara para una prejubilaci¨®n forzada o pactada mientras cuento los quioscos que todav¨ªa quedan abiertos como si fueran mi cord¨®n umbilical con la faena. Nada me divierte m¨¢s que caminar con un fajo de diarios debajo del brazo. Muchos me toman por un chiflado sin saber que ya me he familiarizado tambi¨¦n con las nuevas tecnolog¨ªas. Me preocupa c¨®mo ganarme la vida de mayor cuando siendo joven no paraba de escribir sin cobrar. Y no encuentro la manera de estar en paz conmigo mismo porque no s¨¦ qu¨¦ se espera de m¨ª ni qu¨¦ puedo dar, o lo que es peor, se me piden cosas que no s¨¦ hacer y las que ofrezco no interesan, as¨ª que la ¨²nica forma que tengo para reconciliarme con aquel oficio vocacional que me tiene preso desde ni?o es acudir a las citas en que se reaprende el periodismo.
El martes fui a la entrega del VIII Premio Quim Reg¨¢s. Me anim¨® recordar su figura, la de un periodista transgresor, bohemio y apocal¨ªptico, capaz de hacerse un diario por la noche y a la ma?ana siguiente crear uno nuevo, implicado en todo el proceso de producci¨®n, anticip¨¢ndose a la noticia e invent¨¢ndose formatos. Me reconfort¨® tambi¨¦n poder saludar a referentes que veo de vez en cuando ¡ªAndreu Miss¨¦, Llu¨ªs Foix, Manel Cuy¨¤s, Joan Subirats, Miguel Rico¡ª, y a otros que me pillan cerca ¡ªXavier Vidal Folch, Walter Oppenheimer¡ª, por no hablar de los miembros del jurado y de las muchas periodistas ¡ªherederas de Mercedes Mil¨¢ e Isabel Bosch. Y celebr¨¦ que la galardonada fuera Olga Viza, ya distinguida con un Ondas y varios premios a la mejor comunicadora-presentadora de televisi¨®n, la musa que amenizaba los fines de semana con la redacci¨®n de Miramar a partir de programas como Estadio 2.
Tiempos en que nos paseaban por el mundo con el galope del Grand National, las paladas de la Oxford-Cambridge y las mel¨¦s del Cinco Naciones. Aprendimos algo de golf, un poco de tenis, menos de ajedrez y discutimos de motos y f¨®rmula 1 para no abrir boca sobre gimnasia hasta que no hablaba Olga. Me fascinaban los periodistas enciclop¨¦dicos de entonces, gente como Juanjo Castillo, al que no se le ca¨ªa la ceniza del pitillo hasta que acababa la frase, momento que nunca coincid¨ªa con el timbre del carro de su m¨¢quina de escribir. Y adoraba a Olga, pionera y hero¨ªna en un tiempo de periodismo de calzoncillos. No es que supiera de todo sino que quer¨ªa saber sobre todas las cosas. Igual hablaba con Ballesteros que entrevistaba a Carl Lewis o buscaba a Senna para acabar reflexionando sobre el ¨²ltimo movimiento del K¨¢rpov-Kasp¨¢rov..
Tras 15 a?os de informaci¨®n deportiva, 37 de oficio, asegura: "Lo m¨¢s importante no es donde trabajas sino con qui¨¦n lo haces¡±
Retransmiti¨® tres mundiales de f¨²tbol y seis Juegos Ol¨ªmpicos antes de moderar el debate Zapatero-Rajoy. La pareja m¨¢s c¨¦lebre de Barcelona-92 fue seguramente la de Olga Viza y Mat¨ªas Prats. Hay pocas escuelas mejores que la de Deportes para convertirse en una celebridad period¨ªstica como saben Jordi Bast¨¦, Antoni Bassas o la propia Olga, representante del periodismo poli¨¦drico que defiende la profesionalidad, la honestidad, el sentido com¨²n y el buen gusto a partir del respeto escrupuloso de los hechos. Una apreciaci¨®n muy generalista y que en su caso pide matices para reforzar su val¨ªa. Adem¨¢s de decente y documentada, Olga Viza ha sido siempre una periodista rigurosa, cuya fuente de energ¨ªa es la curiosidad. Palabra de quien bien la conoce: Mart¨ª Perarnau.
Mantiene siempre la calma, por m¨¢s grave que sea el acontecimiento, convencida de que saldr¨¢ del apuro. No conozco a nadie m¨¢s capaz de afrontar el programa m¨¢s largo solo con sus preguntas. ¡°?Estamos satisfechos con lo que hacemos? ?No hay excesiva opini¨®n? ?No estaremos trivializando la informaci¨®n? ?No nos obsesiona demasiado llegar a las multitudes a cualquier precio? ?No estamos m¨¢s enganchados a la pelea que al debate? ?No nos estaremos metiendo un gol en propia puerta?¡± En su discurso en el Parlament, pregunt¨® mucho y afirm¨® poco, pero sobre seguro: ¡°Lo m¨¢s importante no es donde trabajas sino con qui¨¦n lo haces¡±.
Una jornada m¨¢s se debati¨® sobre el periodismo de club; la futbolizaci¨®n del deporte; el reparto de los espacios en los medios en funci¨®n del ¨¦xito o del fracaso, del h¨¦roe o del villano; y sobre todo sobre lo peligroso que es cuando lo inmediato prima sobre la calidad cuando no sobre la verdad, circunstancia que obliga a reivindicar la figura del periodista, para separar ¡°el grano de la paja¡±. Conviene escuchar a Olga, leer sus entrevistas en Marca, reparar en su obra audiovisual, reivindicar su vocaci¨®n de servicio edificada desde la exigencia, siempre con respeto y el tono adecuado, nunca rampl¨®n ni grandilocuente. Sus 15 a?os en deportes, 37 de periodismo, se reflejan en una an¨¦cdota reci¨¦n contada: Antena 3 grababa a una patera acabada de llegar cuando un inmigrante se acerc¨® a la c¨¢mara identificada con el logo de la cadena y dijo: ¡°?Olga Viza, ya estoy aqu¨ª!¡±.
El martes fuimos varios los n¨¢ufragos del periodismo que nos acercamos hasta el Parlament en busca del calor que desprende la ¨²ltima premiada del Quim Reg¨¤s: ¡°?Olga, ya estamos aqu¨ª!¡±. Y ella nos reconfort¨® como siempre: segura, serena, elegante. Igual que un Rolls Royce. Un cl¨¢sico.
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