No hablar de ¡®naci¨®n catalana¡¯
Los consejos de Pedro S¨¢nchez, Chac¨®n de cabeza de cartel electoral y el pacto de Ros con C¡¯s marcan el fin del viejo PSC y su catalanismo
Lo que semanas atr¨¢s parec¨ªa una evoluci¨®n espont¨¢nea, de abajo arriba, impuesta por la realidad socioelectoral ¡ªme refiero a la transformaci¨®n de hecho del PSC en Federaci¨®n Catalana del PSOE¡ª se ha convertido ya en una apuesta estrat¨¦gica de la direcci¨®n, en una refundaci¨®n program¨¢tica, en un cambio de perfil pol¨ªtico que Miquel Iceta y su equipo abrazan y defienden con entusiasmo.
El primer s¨ªntoma del nuevo rumbo fue la designaci¨®n ¡ªin competencia interna¡ª de Carmen Chac¨®n como cabeza de cartel del PSC para las generales de oto?o. De una Carmen Chac¨®n frontalmente hostil tanto al proceso como a la soberan¨ªa del PSC, y que concibe ¡ªhoy igual que en 2004 o en 2008¡ª los votos obtenidos en Barcelona como un mero trampol¨ªn perif¨¦rico para retomar su carrera pol¨ªtica en Madrid.
Mucha mayor enjundia tuvo el anuncio del 1 de julio: en su programa para el 27-S, el PSC renuncia a aquel ¡°derecho a decidir¡± en una ¡°consulta legal y pactada¡± que defendi¨® en 2012, y diluye la cuesti¨®n dentro del piadoso deseo ¡ªpiadoso, porque no est¨¢ en su mano realizarlo¡ª de reformar la Constituci¨®n en clave federal. Una reforma que, de creer al primer secretario, deber¨ªa incluir el ¡°reconocimiento de la realidad nacional catalana¡±.
Considerando que, seg¨²n es p¨²blico y notorio (basta escuchar a Patxi L¨®pez), el PSOE rechaza el uso de conceptos como los de ¡°realidad nacional catalana¡± o ¡°plurinacionalidad¡± para reducirlos a meras ¡°singularidades¡±, el reconocimiento aludido por Iceta ya era un brindis al sol. Pero, por si quedaba alg¨²n resquicio de duda, la reuni¨®n de la Ejecutiva federal del PSOE del 6 de julio fue bien clarificadora: en su transcurso, Pedro S¨¢nchez inst¨® a los socialistas catalanes a que eviten hablar de ¡°naci¨®n catalana¡± durante la campa?a electoral previa al 27-S. Y, que se sepa, ni Iceta ni ning¨²n otro miembro del PSC (Meritxell Batet, Chac¨®n...) formul¨® objeci¨®n alguna.
Chac¨®n ha empezado ya a tirar los tejos a todas las formaciones pol¨ªticas claramente contrarias al independentismo, a lanzar cables hacia Albert Rivera
Puesto que quien calla otorga, acatar la orden de S¨¢nchez ¡ªel de la megabandera espa?ola en el acto del 21 de junio¡ª supone para el PSC una ruptura conceptual, un giro copernicano que excluye retrospectivamente de sus ra¨ªces o de su historia tanto a un Rafael Campalans como a un Joan Revent¨®s, un Ram¨®n Fern¨¢ndez Jurado o tant¨ªsimos otros militantes y cuadros: ninguno de ellos hubiera consentido que se le prohibiese hablar de ¡°naci¨®n catalana¡±. Los actuales inquilinos de la calle de Nicaragua s¨ª, pero con ello est¨¢n creando un partido distinto, que ya no es el PSC de 1978.
Las traducciones t¨¢cticas del viraje estrat¨¦gico no se han hecho esperar. De un lado Iceta usa de toda su facundia dial¨¦ctica para demostrar que la reforma constitucional es imparable puesto que la propugnan PSOE, Podemos y Ciudadanos; finge ignorar que, por ejemplo, C¡¯s quiere una reforma limitadora y homogeneizadora del techo auton¨®mico, mientras el PSOE la desea para ¡°articular mejor la unidad de Espa?a¡±, en ning¨²n caso para relajarla; en cuanto a Podemos, ni se sabe. La propuesta de Iceta recuerda El d¨ªa de la marmota: volver a esperar, como en 1982, como en 2004, a que el cambio pol¨ªtico espa?ol solucione el pleito de Catalu?a. A ver si a la tercera...
Por su parte Chac¨®n, m¨¢s expeditiva, ha empezado ya a tirar los tejos a todas las formaciones pol¨ªticas claramente contrarias al independentismo, a lanzar cables hacia Albert Rivera y a sugerir sin remilgos ideol¨®gicos la necesidad de pactos y sumas entre el PSC, Ciutadans, el Partido Popular y Uni¨® Democr¨¤tica. ?En nombre de qu¨¦ causa com¨²n? La defensa de la unidad de Espa?a, claro.
Sin embargo, y por ahora, lo de Chac¨®n son palabras; en la ciudad de Lleida han comenzado los hechos. El alcalde y presidente del PSC, ?ngel Ros, sorprendi¨® la pasada semana suscribiendo un pacto de gobernabilidad con Ciutadans y, t¨¢citamente, con el PP; un pacto claramente antiindependentista (banderas, lenguas...) justificado por Ros con argumentos f¨²tiles (¡°con quien m¨¢s feeling en materia social y econ¨®mica encontr¨¦ fue con Ciutadans¡±) y bendecido desde Barcelona con reservas muy poco cre¨ªbles.
Y bien, si Ros pasaba por ser el mascar¨®n del catalanismo subsistente dentro del PSC, su acuerdo con C¡¯s supone el requiescat in pace de dicho catalanismo y del viejo PSC. Pero el ingenioso Iceta siempre podr¨¢ decir que entre FSC (Federaci¨®n Socialista Catalana) y PSC va apenas una letra.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.