Robbie y poco m¨¢s

Con una segunda jornada menos frecuentada que la inaugural, el Hard Rock Rising Festival cerr¨® las puertas de su primera edici¨®n con un regusto agridulce y la convicci¨®n de que tiene mucho camino que recorrer para instalarse establemente en el verano festivalero. Si en su primera jornada asistieron oficialmente 15.000 personas, en la segunda a duras penas alcanzaron las 10.000, cantidad a¨²n m¨¢s exigua si se recuerda que hace apenas una semana cerca del triple dieron sentido y ¨¦xito en el mismo lugar al Barcelona Beach Festival. Con un halo de improvisaci¨®n y un cartel desigual, el festival ha sido una prueba de que un certamen as¨ª no funciona por la mera adici¨®n de nombres populares, y menos si trata de ocupar el espacio de los festivales generalistas, cuya mezcla de p¨²blicos plantea notables dificultades ya que todos han de sentirse apelados y ninguno confundido por la suma de artistas estil¨ªsticamente dispares. Hay marca y presupuesto en el Hard Rock, pero hace falta algo m¨¢s para que una iniciativa as¨ª sea coronada por el ¨¦xito. Puede llegar, sin duda, pero no ser¨¢ tarea f¨¢cil.

La segunda jornada fue pautada por Robbie Williams, artista que esta temporada ya hab¨ªa actuado en Barcelona, lo que le restaba potencial de convocatoria. Su concierto fue muy similar al ofrecido en el Sant Jordi en marzo, fundament¨¢ndose en tres aspectos: versiones de temas populares de todas las ¨¦pocas, de Cab Calloway a Oasis; repertorio propio trufado de ¨¦xitos y ese sentido del humor autopar¨®dico que distingue a Robbie como un artista con chispa y personalidad. A¨²n con todo, la imagen de la noche estuvo lejos del escenario: fue en la caseta de Dr. Frankfurt, donde una cocinera ociosa por falta de clientela cantaba Feel con entrega de fan mientras sus catorce compa?eros mataban el rato a la espera de alg¨²n consumidor que ocupase alg¨²n rinconcito de la largu¨ªsima barra, desierta como un festival sin p¨²blico. Ajeno a todo, Robbie despach¨® su actuaci¨®n con entrega, haciendo las veces de un enterteinment que no deja de ser aquel personaje que a Javier Gurruchaga le hubiese encantado ser. Pero Robbie hay s¨®lo uno.

Juanes, sin embargo, parece haber muchos. El artista colombiano, que actu¨® antes que Robbie, despach¨® una actuaci¨®n aseada que no destac¨® en ning¨²n aspecto, rodando por la pendiente del pop-rock latino con puntuales paradas en la balada. Sin grandes temas que sustituyan a los ¨¦xitos ya hist¨®ricos como A Dios le pido o La camisa negra, pareci¨® que su nombre era un complemento al de Robbie, acentuando la sensaci¨®n de que el Rock Rising m¨¢s que un festival en sentido estricto ha sido en esta primera edici¨®n la suma de un par de cabezas de cartel con teloneros de diferente enjundia. Avicii, no estrictamente un telonero pero s¨ª artista que apenas sum¨® en el cartel, actu¨® tras Robbie sin que su presencia reuniera una notable cantidad de p¨²blico, todo y que para ver su actuaci¨®n hab¨ªa una entrada especial que permit¨ªa pagar s¨®lo por ¨¦l. Fue el colof¨®n a un festival que volver¨¢ el a?o que viene con m¨¢s ruido y esperemos que con m¨¢s previsi¨®n: los responsables de la seguridad del vallado en la orilla trabajaron toda la noche con el calzado mojado a causa de la subida de la marea. En la playa no todo son ventajas.