Profanaci¨®n del mito Allende
El chileno Marco Layera sacude los ¨²ltimos d¨ªas del Grec con una propuesta esc¨¦nica fren¨¦tica, desmelenada, que incomoda al espectador
La crispaci¨®n es arte y es mensaje. Cuando Antonin Artaud escribe sobre el teatro de la crueldad en los a?os treinta fecunda una interminable prole de v¨¢stagos putativos, leg¨ªtimos e ileg¨ªtimos. El autor de El teatro y su doble quiz¨¢ no hubiera asumido la paternidad intelectual de ninguno de sus disc¨ªpulos. Pero los muertos no hablan.
Los j¨®venes integrantes de la chilena de La Re-sentida poseen todo el potencial y la energ¨ªa para ser grand¨ªsimos bastardos artaudianos. Guardan en su lenguaje esc¨¦nico sin cortapisas la sustancia corrosiva de la agitaci¨®n, la provocaci¨®n y la iconoclastia. No hay nada sagrado en su teatro. No hace falta recordar qu¨¦ mito es intocable en su pa¨ªs: Salvador Allende. El presidente m¨¢rtir de un proyecto ut¨®pico para unos; obstinado eg¨®latra de izquierdas que abri¨® las puertas del infierno de la dictadura, para otros.
Para Marco Layera, director de La imaginaci¨®n del futuro, la instant¨¢nea hist¨®rica adecuada para empezar su concienzudo ¡ªa la par que salvaje¡ª trabajo de derribo del ¨ªdolo de dos caras es el ¨²ltimo discurso de Allende antes de morir en el Palacio de La Moneda y elevarse a los altares de la controversia universal. En un universo paralelo, similar al propagado por los creyentes de Operaci¨®n Luna (el falso documental que afirmaba que Kubrick habr¨ªa dirigido el aterrizaje lunar del Apolo 11 desde unos estudios cinematogr¨¢ficos), el discurso de Allende es monitorizado por una jaur¨ªa de ministros llegados del futuro para adecuar el mensaje trasmitido a la posteridad a las necesidades neoliberales de la sociedad chilena de la post-dictadura.
LA IMAGINACI?N DEL FUTURO
De La Re-sentida.
Direcci¨®n: Marco Layera. Int¨¦rpretes: Diego Acu?a, Benjam¨ªn Cort¨¦s, Carolina de la Maza, Luis Moreno, Pedro Mu?oz, Carolina Palacios, Rodolfo Pulgar, Benjam¨ªn Westfall y Gen¨ªs Casals. Teatre Lliure. Festival Grec,
28 de julio de 2015
El despacho presidencial se reconstruye en un destartalado estudio para un Allende retratado como un bello durmiente manipulado por un gabinete de licenciados en mercadotecnia pol¨ªtica. Un espacio d¨²ctil a las delirantes secuencias que surgen a partir de la primera escenograf¨ªa institucional. El objeto m¨¢s brillante: una nevera de Coca-Cola, un t¨®tem tan parlanch¨ªn como la instalaci¨®n de Eugenio Marino. Todo al servicio de la rebeli¨®n. Quiz¨¢ no de las masas ¡ªson lo suficientemente c¨ªnicos para reducir el n¨²mero de adeptos a la revoluci¨®n¡ª pero s¨ª de una generaci¨®n de chilenos que sienten que se les impide alcanzar nuevas cuotas de libertad porque el experimento fracas¨®. La utop¨ªa sustituida por el posibilismo. La revoluci¨®n momificada en el cad¨¢ver de Allende.
La soluci¨®n es la profanaci¨®n del mito con una propuesta esc¨¦nica fren¨¦tica, desmelenada, ca¨®tica, s¨¦ptica, capaz de incomodar al espectador con el simple gesto de pedir un ¨®bolo de 20 euros. Momentos enervantes, sical¨ªpticos, adrenal¨ªticos; pero el impacto llega con la calma, con el repentino sosiego que toma posesi¨®n del escenario y que deja al espectador con la amargura de un futuro imperfecto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.