El arrebato que acab¨® con la vida perfecta
El escolta Jos¨¦ Luis Rua lo ten¨ªa todo: amigos, un buen trabajo, una esposa y dos hijas a las que adoraba Hasta que un d¨ªa mat¨® a su mujer y a su suegra
Cuando fue encarcelado, Jos¨¦ Luis Rua se dedicaba a algo tan atractivo y novelesco como la contravigilancia del servicio de escolta del consejero de Universidades Carles Sol¨¤. Ten¨ªa horarios intempestivos y una misi¨®n secreta y distinta cada d¨ªa. Antes hab¨ªa vivido a?os m¨¢s tediosos, vigilando el Palau de la Generalitat. Pero le hab¨ªa ido bien. En ese tiempo, se hab¨ªa casado con Silvia Codina, una antigua novia de adolescencia, y con ella hab¨ªa tenido dos ni?as a las que adoraba. Con 33 a?os, este joven mosso d¡¯esquadra, deportista, espigado, moreno e inteligente, ten¨ªa todo cuanto se pod¨ªa pedir. Hasta que un d¨ªa, Rua acuchill¨® hasta la muerte a Silvia, de 32 a?os, y a su suegra, de 54.
El 088 recibi¨® el aviso el lunes 3 de mayo de 2004, a las 14.15. ¡°Mi mujer est¨¢ muerta, mi mujer tiene sangre¡±, repet¨ªa Rua, que aseguraba que acababa de llegar a su casa en Lli?¨¤ de Vall (Vall¨¨s Oriental) y hab¨ªa descubierto a las dos, tiradas en el suelo. Silvia estaba bocabajo en el comedor, sobre su propia sangre, tras recibir 13 cuchilladas. Ten¨ªa los pantalones bajados y la ropa interior rota. Su madre, Maria Engracia ?lvarez, estaba en un rellano, bocabajo tambi¨¦n, con 17 heridas. Todav¨ªa llevaba el bolso puesto, y su contenido estaba por el suelo.
Todo hac¨ªa pensar que unos ladrones hab¨ªan entrado a robar, hab¨ªan tropezado con Silvia, que trabajaba desde casa como dise?adora gr¨¢fica, y la hab¨ªan matado. Luego hab¨ªan sido descubiertos por la madre, que regresaba de varios recados, y tambi¨¦n la hab¨ªan acuchillado. En la huida, los ladrones hab¨ªan perdido varias joyas, que se hab¨ªan ca¨ªdo por el patio, y se hab¨ªan dejado olvidado un televisor en el m¨¢rmol de la cocina. Pero la polic¨ªa sospech¨®... Por la hora del robo, porque no se hab¨ªan acabado llevando nada, porque hab¨ªan estado mucho tiempo en el domicilio y porque encontraron debajo del cuerpo de Silvia, aprisionado por su tobillo izquierdo, un reloj Tag Heuer, de Rua.
Ficha t¨¦cnica del asesino
Datos personales?Josep Llu¨ªs Rua Barreira, escolta de los Mossos d'Esquadra. Ten¨ªa 33 a?os cuando cometi¨® los cr¨ªmenes.
Tipolog¨ªa Doble crimen, simulando un robo con agresi¨®n sexual.
V¨ªctimas Su esposa, Silvia Codina, de 32 a?os, y su suegra, Maria Engracia ?lvarez, de 54, en la casa familiar.
Perfil Rua era joven, deportista, inteligente y hab¨ªa ascendido en los mossos d'esquadra hasta ser escolta del consejero de Universidades Carles Sol¨¤.
M¨®vil Nunca ha sido aclarado.Su ca¨ªda. Varios vecinos desmontaron su coartada de que hab¨ªa pasado la ma?ana en una casa que estaban construyendo.
?Qu¨¦ fue de ¨¦l? Rua sigue defendiendo su inocencia desde la c¨¢rcel.
¡°Era raro¡ Siempre decimos que hay pocas casualidades en nuestro trabajo¡±, afirma un investigador que particip¨® en el esclarecimiento del caso. Rua aleg¨® que al reloj le entraba agua y que esa ma?ana, antes de fregar los platos, se lo quit¨®, lo dej¨® en el m¨¢rmol y ya no se acord¨® de pon¨¦rselo. Que luego se fue a trabajar a una casa que se estaban construyendo, tambi¨¦n en Lli?¨¤ de Vall, y que cuando regres¨® se encontr¨® con los cad¨¢veres. Pero nadie vio el coche de Rua en aquella casa y s¨ª frente a su domicilio, de donde varios testigos dicen que no se movi¨® en toda la ma?ana. El reloj estaba perfecto, seg¨²n los peritos, y adem¨¢s Rua ten¨ªa una herida en un mano.
Desde el primer momento, el polic¨ªa se convirti¨® en el principal sospechoso. ¡°Le cit¨¢bamos cada d¨ªa, incluso dos veces, por la ma?ana y por la tarde. Y en lugar de enfadarse, o molestarse, se mostraba muy colaborador, pensando muy bien sus respuestas¡±, explica uno de los mossos que llev¨® el caso. En su investigaci¨®n, descubrieron que la vida del escolta y la dise?adora gr¨¢fica no era tan perfecta. Silvia explic¨® a una amiga que desde que Rua hab¨ªa cambiado de destino, la relaci¨®n se hab¨ªa enfriado, que incluso dudaba de su fidelidad y que no sab¨ªa c¨®mo sacar su matrimonio a flote.
Dos noches antes de los asesinatos, Rua sali¨® de noche con unos amigos, hasta las siete de la madrugada, sin avisar a su mujer, que le esperaba para cenar. Silvia estuvo todo el s¨¢bado de morros. La noche del domingo al lunes ni siquiera durmieron en la misma cama. Al d¨ªa siguiente, cuando llevaron a su hija peque?a al colegio, una de las madres declar¨® que les vio discutir en el coche.
Los agentes sospechan que al volver la pareja se pele¨® de nuevo y que en un ¡°arrebato¡±, Rua mat¨® a Silvia. Entonces decidi¨® simular un robo con agresi¨®n sexual, pero su suegra, que viv¨ªa con ellos, regres¨® antes de que acabase. Para que no viese a su hija muerta desde la entrada, Rua tuvo que desplazar el cad¨¢ver, y lo gir¨®. Con el movimiento, se le abri¨® la correa del reloj, que ten¨ªa mal el cierre, y se le cay¨®, sin que se diese cuenta. Luego mat¨® a su suegra. Cuatro d¨ªas despu¨¦s del doble homicidio, los Mossos detuvieron a Rua. ¡°Ten¨¦is muchos indicios, pero ninguna prueba¡±, le dijo a un investigador. Rua fue condenado a 40 a?os de prisi¨®n por el doble homicidio.
Desde entonces, el escolta mantiene su inocencia ¡°contra viento y marea¡±, explica su abogado, Pablo Acosta. El caso ya fue recurrido y perdido en todas las instancias judiciales espa?olas. Incluso se llev¨® al Tribunal de Estrasburgo, que deneg¨® revisar la sentencia. La familia considera que muchos contraindicios no se tuvieron en cuenta. Ahora quieren presentar una demanda por rotura de la cadena de custodia de una de las pruebas. ¡°Apostar¨ªa todo lo que tengo a que fue ¨¦l, sin ninguna duda¡±, dice una fuente policial, que reconoce la dificultad del caso, porque no hab¨ªa pruebas que le incriminasen de manera directa. ¡°Se le conden¨® porque los cr¨ªmenes no los pudo cometer nadie m¨¢s que ¨¦l¡±, concluye, categ¨®rico, 11 a?os despu¨¦s, uno de los investigadores del doble crimen.
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