Un c¨²mulo de desprop¨®sitos
Alg¨²n d¨ªa se conocer¨¢ la segunda d¨¦cada del siglo XXI en Barcelona como La guerra del turismo y el comercio, una compleja contienda entre propietarios de tiendas y propietarios de locales comerciales enemistados como nunca lo hab¨ªan estado. Con la administraci¨®n haciendo equilibrios entre unos y otros, no sabi¨¦ndose casi nunca de qu¨¦ lado est¨¢ y un Institut Municipal del Paisatge Urb¨¤ m¨¢s preocupado por vender la marca Barcelona y mir¨¢ndose constantemente al ombligo, con escasa conexi¨®n con la ciudadan¨ªa y, al fin y al cabo, con el grueso de patrimonio, modernista o no, m¨¢s all¨¢ de los best sellers de Gaud¨ª y poco m¨¢s.
Las primeras v¨ªctimas mortales ya han empezado a caer a partir del a?o pasado y son las redes sociales las que levantan la alarma. Tras el esc¨¢ndalo del catalogado Bar Muy Buenas ¡ªcuya fachada y muebles del interior, arrancados por el inquilino y recuperados por mandato municipal, dormitan tirados sin que se vuelvan a instalar¡ª, ha ca¨ªdo la Filatelia Monge, en proceso de ser declarada Monumento Hist¨®rico Art¨ªstico, y por tanto absolutamente intocable, pero desmantelada en la actualidad para dar paso a la entrada de unas galer¨ªas comerciales y un hotel de lujo. El desastre contin¨²a y justo estos d¨ªas acaba de ser destrozada la Galeria Joan Prats dise?ada por el gran arquitecto racionalista Josep Llu¨ªs Sert, uno de los principales representantes del Movimiento Moderno en Catalunya y del Estado Espa?ol.
Lo m¨¢s indignante de esta ¨²ltima v¨ªctima es que su destrucci¨®n igual est¨¢ bajo la legalidad vigente, a pesar de que la aprobaci¨®n definitiva del Cat¨¤leg del Patrimoni Arquitect¨°nic, Hist¨°ric-Art¨ªstic i Paisatg¨ªstic dels Establiments Emblem¨¤tics de la Ciutat de Barcelona, est¨¢ en el plazo abierto de alegaciones, y por lo tanto a¨²n existe la moratoria de licencias de obras. En dicho cat¨¢logo la antigua Galer¨ªa Joan Prats consta como lo que fue anteriormente, la Sombrerer¨ªa Prats, y simplemente se contempla la protecci¨®n de los elementos que pertenec¨ªan a la tienda inicial y no los de la galer¨ªa de arte proyectada por Sert que era lo que le daba un gran valor patrimonial. Un hecho que resulta ins¨®lito dado que se supone que los encargados de la catalogaci¨®n o no de las tiendas emblem¨¢ticas deber¨ªan tener formaci¨®n sobre la historia del arte y la arquitectura, tambi¨¦n la del siglo XX.
El cierre la Galer¨ªa Joan Prats llen¨® p¨¢ginas de los peri¨®dicos y se habl¨® de que la intervenci¨®n de Sert se trataba de una obra arquitect¨®nica de gran inter¨¦s, justo por ello se desataba la alarma por su preservaci¨®n. El local qued¨® afectado por la moratoria de licencias de los llamados Establecimientos Emblem¨¢ticos y el traspaso de actividad de galer¨ªa de arte a tienda de moda femenina se realiz¨® bajo la escrupulosa mirada de los t¨¦cnicos municipales de patrimonio. De su interior no se pod¨ªa tocar absolutamente nada y se deb¨ªa restaurar todo. As¨ª lo hizo la marca que ocup¨® el local, Isabel de Pedro, en un proceso ejemplar que deber¨ªa de haber marcado una pauta a seguir en estos casos tan complejos de adaptaci¨®n de un espacio protegido a un nuevo uso radicalmente distinto. Pero todo ese esfuerzo no ha servido absolutamente para nada. Quien rellen¨® en su d¨ªa la actual ficha del cat¨¢logo municipal, por lo visto, no le¨ªa los peri¨®dicos ni le importaba la arquitectura moderna y catalog¨® s¨®lo la fachada y esos rid¨ªculos armarios del s¨®tano, y qui¨¦n lo revis¨® y aprob¨®, tambi¨¦n.
La marca Isabel de Pedro dej¨® el local porque su intocable configuraci¨®n era poco comercial y con un alquiler de 15.000 euros mensuales era dif¨ªcil que los n¨²meros salieran a cuenta, por eso intent¨® negociar a la baja el alquiler con la propiedad pero no llegaron a ning¨²n acuerdo. El cat¨¢logo municipal ya se hab¨ªa hecho p¨²blico y por lo tanto se sab¨ªa que la obra de Sert no figuraba en ning¨²n sitio, seguramente por ello la propiedad se neg¨® a bajar el precio. Ahora el mal ya est¨¢ hecho y es irreparable. Nadie quiere asumir la culpa, achacar el desastre al nuevo gobierno municipal no es l¨ªcito porque este caso es responsabilidad absoluta del anterior mandato que es cuando se realiz¨® el cat¨¢logo. Ya nadie puede exigir a los nuevos inquilinos que rehagan la Prats de Sert, porque, con el cat¨¢logo aprobado definitivamente o no, han seguido las pautas que les impon¨ªa la legalidad.
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