Artur Mas en el castillo
Artur Mas s¨®lo existe en las galer¨ªas del poder, donde todo se fragua, donde se maniobra, donde se urde, donde de verdad se manda.
Ahora se entiende lo que dijo el president Artur Mas la ¨²ltima vez que compareci¨® en esta sala: ¡°F¨ªsicamente estoy vivo, pol¨ªticamente no lo s¨¦¡±. Fue el pasado 9 de febrero durante una sesi¨®n de la comisi¨®n anticorrupci¨®n. Cobran significado sus misteriosas palabras, pues lo que se ha visto esta vez ha sido una funci¨®n de vampirismo, la presencia de un no muerto, de alguien que nunca va a morir porque no existe, de un amo de las sombras, un se?or de las astucias que campa por sus dominios apartado del mundo. ?Y cu¨¢les son estos dominios? El castillo, siempre es as¨ª. Su castillo. Ha venido Artur Mas a hacer en el Parlament lo que no va a poder hacer durante la campa?a, ejercer de se?or, ejercer de l¨ªder, ejercer de President. Porque en realidad Artur Mas s¨®lo existe en las galer¨ªas del poder, donde todo se fragua, donde se maniobra, donde se urde, donde de verdad se manda. Y porque que es esa su sola condici¨®n, convoca cuando quiere a la gente de palacio dici¨¦ndoles que va a manifestarse. A fuera, en la calle, da el sol que ilumina las tinieblas de las cajas fuertes, la plebe parece mandar en las plazas, hay espejos en las cafeter¨ªas, en los comercios, que prometen devolver el reflejo de lo que se es verdaderamente.
Por eso Artur Mas se atrinchera en los corredores, en las galer¨ªas del Parlament del mismo modo que se camufla entre los pasadizos, tras las m¨¢scaras de la candidatura por la que se presenta. Como Ingmar Bergman y Woody Allen, es un hombre de interiores. Artur Mas f¨ªsicamente est¨¢ vivo, nadie lo duda; pero pol¨ªticamente pertenece a los que no han venido a morir. Es un ser de intramuros, de despachos, de salas con cortinas gruesas con las que se cubren enteramente las ventanas, como la Sala de Grups donde ha comparecido este mi¨¦rcoles. En ella, Mas ha escuchado las cr¨ªticas, las censuras de los portavoces parlamentarios cruzado de brazos, manifestando suficiencia; pero cuando alguien pronunciaba la detestable palabra ¡°comisiones¡± cog¨ªa el bol¨ªgrafo corriendo y escrib¨ªa mucho ocult¨¢ndose en el gesto del que anota. La sonrisa la ha perdido, y como es de boca grande se le quedaba un rictus amargo en la cara. En esta sesi¨®n, Artur Mas ha manifestado que est¨¢ dispuesto a todo para seguir en el castillo. Su castillo.
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