La arrogancia del poder
Pese a indemnizar a Ester Quintana por la p¨¦rdida de un ojo, Interior se resiste a reconocer responsabilidad alguna
El lenguaje del poder no se expresa siempre con palabras. Se expresa tambi¨¦n con gestos y decisiones a veces envueltos en palabras enga?osas. Pero al final, el poder siempre acaba mostrando su verdadera naturaleza y la forma de ejercerlo habla mucho de las verdaderas convicciones de quienes lo ejercen. Estos d¨ªas no he podido evitar sentirme de nuevo agredida por la arrogancia con que se ha expresado en el en¨¦simo episodio del triste caso de Ester Quintana. Ya saben, la mujer que perdi¨® un ojo por el impacto de una bala de goma disparada por los Mossos d'Esquadra en la manifestaci¨®n de la huelga general del 14 de noviembre de 2012.
Por fin la Generalitat ha accedido ¡ªa trav¨¦s de su aseguradora¡ª a que se indemnice a Ester Quintana con casi 261.000 euros por la p¨¦rdida del ojo. Pero ni en este postrero reconocimiento de que la v¨ªctima ten¨ªa raz¨®n, ha sido capaz de concederle la dignidad que se merece. De nuevo ha vuelto a humillarla al negarse a reconocer, pese al pago de la indemnizaci¨®n, que se trata de una compensaci¨®n por algo que nunca debi¨® ocurrir porque fue consecuencia de un ejercicio abusivo de la fuerza. Ha pagado a rega?adientes, y probablemente como parte de una estrategia de la defensa para favorecer con un posible atenuante a los dos agentes que en breve se sentar¨¢n en el banquillo de los acusados por estos hechos.
El mensaje que lanza es que el poder no claudica ni cuando se demuestra que es injusto
Jordi Jan¨¦, el nuevo y breve consejero ¡ªpues fue nombrado a finales de junio a causa de la ruptura de CiU¡ª, dijo que iba a indemnizar a Quintana, no como un ¡°reconocimiento de culpa¡±, sino como ¡°gesto de buena voluntad¡±. Una expresi¨®n un tanto extra?a si tenemos en cuenta que hace un a?o el juez estableci¨® una fianza de 200.000 euros para los dos imputados y que la instrucci¨®n, ya concluida, no plantea dudas sobre que la lesi¨®n de debi¨® a una bala de goma disparada en medio de una actuaci¨®n policial ¡°desproporcionada¡±.
El poder no claudica. El poder puede mentir, ocultar y tergiversar, como se ha visto en este caso, pero nunca claudicar, aunque de ello se derive una manifiesta injusticia. Antes injustos que d¨¦biles. Esta parece ser la concepci¨®n del poder para ejercer la fuerza que tienen los tres consejeros que se han sucedido en estos dos a?os al frente del Departamento de Interior, aunque entre ellos puedan apreciarse diferencias de talante. Ser¨¢ que el h¨¢bito hace al monje.
Har¨ªan bien, sin embargo, en no subestimar el valor de los s¨ªmbolos en una sociedad ic¨®nica como la nuestra, que encuentra en casos como el de Ester Quintana una oportunidad para poder entender mejor la esencia de las relaciones de fuerza y c¨®mo los gobernantes hacen uso del poder de coacci¨®n que les hemos otorgado con nuestros votos. Por eso, cuando la verdad se abre paso, como ha ocurri¨® en este y otros casos de abuso policial gracias a esos notarios tecnol¨®gicos que, para desgracia del poder, pueden salir de cualquier bolsillo, el deseo de castigo puede abrirse paso hasta las urnas. S¨ª, cualquiera de nosotros pod¨ªa haber sido Ester Quintana y perder un ojo participando en una protesta leg¨ªtima.
Cuando la verdad se impone, surge el deseo de castigar tanto la injusticia como la arrogancia. Y si hay menosprecio, a¨²n m¨¢s. En este caso, sin duda lo ha habido. Al hacerse p¨²blica la noticia, el consejero Felip Puig se permiti¨® incluso sugerir que Ester Quintana pod¨ªa haber sido v¨ªctima de sus propios compa?eros de manifestaci¨®n. Con ello criminalizaba a la v¨ªctima y la despojaba de cualquier dignidad. Daba a entender que Quintana participaba en altercados violentos. Luego minti¨®: dijo que no hab¨ªa antidisturbios en ese lugar. Cuando salieron las im¨¢genes que demostraban que s¨ª que hab¨ªa antidisturbios, dijo que bueno, que s¨ª, pero que seguro que no hab¨ªan disparado balas de goma. Ni una salva. Cuando nuevas filmaciones demostraron que lo hab¨ªan hecho, entonces ya no supo qu¨¦ decir m¨¢s, salvo seguir negando. Hasta cinco versiones ofreci¨® el consejero, en sucesivas correcciones forzada por la evidencia de unas filmaciones que no pod¨ªa controlar.
El caso ha mostrado que uno de los elementos de defensa de quienes est¨¢n en el ojo del hurac¨¢n del poder es precisamente la visiblidad. La transparencia. Ciudadanos provistos de m¨®viles, dispuestos a filmar y arrojar luz sobre los hechos. Cuando se observan los efectos de esa vigilancia, se entiende mejor que el Gobierno de Mariano Rajoy haya promovido la ley mordaza. Y aunque CiU vot¨® en contra por razones de oportunidad, luego no se ha sumado al recurso presentado por el resto de la oposici¨®n ante el Constitucional, lo que demuestra que entre la concepci¨®n del poder que ambos tienen no hay tanta diferencia.
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