Clasicismo y ruido

Ba?o de clasicismo en un festival de nuevas propuestas. Mirar hacia atr¨¢s no con la intenci¨®n de recuperar el pasado sino buscando las pistas ocultas, o no tanto, del presente, era la apuesta central de la programaci¨®n de la noche del lunes, centrada en el ¨²nico escenario abierto, en de la plaza dels ?ngels. All¨ª, Michael Rother, ex componente de Kraftwerk y Neu!, recuper¨® la m¨²sica de los segundos, el grupo que le lanz¨® a la popularidad antes de que los norteamericanos, e inclasificables, todo sea dicho, Wand cerrasen la noche con un concierto que alguien calific¨®, en el mejor sentido del t¨¦rmino, como ¡°esquizofr¨¦nico¡±.

Rother, todo un mito del rock alem¨¢n de los setenta, parec¨ªa que ofrecer¨ªa un concierto entra?able, una forma educada de decir que un se?or con muchos a?os de m¨²sica a la espalda iba a recordar a la audiencia los tiempos en los que se iba a comer el mundo. Lecci¨®n de historia musical y para casa. Pero no, sea por el excelente cancionero de Neu!, por la pulcritud expositiva del tr¨ªo (dos guitarras, m¨¢quinas y bater¨ªa), por el sonido o por la actitud, marcada por cierto hieratismo que curiosamente no generaba distancia sino m¨¢s bien empat¨ªa, el concierto fue creciendo hasta dejar al p¨²blico entusiasmado. Para hacernos una idea del sonido de Neu!, s¨®lo evocar una base repetitiva que va cambiando paulatinamente y de manera apenas perceptible mediante la incorporaci¨®n de sutiles giros mel¨®dicos. Es a la vez una m¨²sica sencilla, solo en apariencia, y sutil, dada la meticulosidad con la que se construye un sonido casi cuadrado, que toma prisionera la atenci¨®n del p¨²blico someti¨¦ndola a un efecto hipn¨®tico. Algo as¨ª como piezas que una ara?a cobra en su red. Con solo sentir piezas como Hallogalo se entiende la capacidad que tiene Rother para proponer un juego del que solo se sale cuando se hace el silencio.

Y en las ant¨ªpodas del silencio se situ¨® Wand, un grupo que jug¨® a varios palos sin quedarse con ninguno y con todos a la vez. S¨ª, es una banda de rock, pero en ocasiones parec¨ªa rock duro con velocidad retenida, en otras garaje, m¨¢s all¨¢ unas melod¨ªas evocaban el pop, ramalazos hardcore y unas gotas de psicodelia remataban el friso, adem¨¢s expuesto como en diente de sierra, con interrupciones de din¨¢mica mediante ralentizaciones seguidas por bruscas y violentas aceleraciones. Todo ello, adem¨¢s, expuesto con furia y una voz masculina que parec¨ªa femenina dado su tono. M¨²sica con ra¨ªces en el rock cl¨¢sico que dio el ¨²ltimo bofet¨®n al p¨²blico que particip¨® en una noche musicalmente redonda.