El misterio de Artur Mas

El lunes pasado, al d¨ªa siguiente de las elecciones, pens¨¦ que era muy posible que Artur Mas dimitiera, dejara la pol¨ªtica, arrojara finalmente la toalla. Muchos factores objetivos, de car¨¢cter pol¨ªtico, abonaban esta posibilidad, pero quiz¨¢s su personalidad y temperamento la imped¨ªan. En efecto, Mas es un tipo fr¨ªo, t¨ªmido, serio, poco sociable y hasta aburrido. Ahora bien, tiene una cabeza bien ordenada, una voluntad f¨¦rrea, es de moral puritana, est¨¢ t¨¦cnicamente preparado, se expresa y razona bien.

??Una persona de estas caracter¨ªsticas puede convertirse en un l¨ªder carism¨¢tico? Todo es posible, pero lo m¨¢s probable es que fracase, pues no da el tipo de pol¨ªtico, es demasiado racional y poco emotivo. Mas es muy efectivo en el debate parlamentario, donde domina no s¨®lo la argumentaci¨®n sino tambi¨¦n el gesto, la mirada, las respuestas sint¨¦ticas y bien explicadas, incluso la iron¨ªa punzante. Pero no es convincente en los m¨ªtines, m¨¢s a¨²n cuando act¨²a como un orador populista. Estas dos ¨²ltimas semanas me recordaba a Evita Per¨®n: ¡°El poder del pueblo est¨¢ por encima del poder de los banqueros¡±. Ha sido lamentable.

Pero tampoco Mas ha ejercido el control de su partido, m¨¢s bien al contrario. En aspectos decisivos han sido otros dirigentes de Converg¨¨ncia quienes le han se?alado el camino a seguir. Por todo ello, quiz¨¢s Mas, cansado, ha llegado al final de su carrera. Otras veces se ha vaticinado y a¨²n est¨¢ ah¨ª. Su capacidad de resistencia es notable. Pero el balance de los ¨²ltimos a?os es demoledor, letal, incluso si dejamos aparte su nula obra de gobierno.

Vamos a ver. Comienza su mandato a fines de 2010, tras el desprestigiado tripartito, como un pol¨ªtico que va a introducir reformas liberales en un mercado econ¨®mico muy regulado. Pero algo se mueve en su partido que ¨¦l no controla: se le impone una hoja de ruta que tiene como primera etapa alcanzar un concierto econ¨®mico para Catalu?a al modo de vascos y navarros. ?l cree que es imposible pero le va bien porque as¨ª distrae a la opini¨®n p¨²blica haci¨¦ndose la v¨ªctima y puede acabar la legislatura. Pero cierta parte de su partido le organiza una trampa: ir en masa a la manifestaci¨®n del 11 de septiembre para reforzar esta petici¨®n de concierto que, al final, ante su estupor, se convierte en una manifestaci¨®n por la independencia.

Mientras, Mas hab¨ªa llegado a la presidencia con la ayuda del PSC y aprobaba los presupuestos con la ayuda del PP. Tras la manifestaci¨®n ve que le es imposible seguir con estos inc¨®modos socios y decide anticipar elecciones para gobernar en solitario convencido de que arrasar¨ªa. Pues bien, en lugar de alcanzar la mayor¨ªa absoluta pierde doce diputados y no le queda m¨¢s remedio que apoyarse parlamentariamente en ERC, aquello que quer¨ªa evitar. Y enseguida los republicanos le imponen condiciones: una hoja de ruta hacia la independencia.

Entonces emprende el incierto camino hacia la independencia. Adem¨¢s, primero se dinamita al partido por el caso Jordi Pujol; segundo, los sondeos le muestran que el voto convergente est¨¢ en ca¨ªda libre; y, tercero, acaba anticipando nuevas elecciones en las cuales se presenta dentro de una lista conjunta con ERC, encabezada por Ra¨¹l Romeva, que hac¨ªa unos meses hab¨ªa abandonado IC, y rodeado de las dirigentes de las asociaciones ANC y Omnium, Carme Forcadell y Muriel Casals, adem¨¢s del l¨ªder de Esquerra Oriol Junqueras. M¨¢s humillante imposible, aunque necesario porque la marca CiU debe ocultarse.

Por el camino se rompe la tradicional coalici¨®n con Uni¨®, ahora ya no es CiU sino Junts pel S¨ª, que obtiene los mismos 62 esca?os que ten¨ªa ¨¦l solito hace tan s¨®lo tres a?os, antes de la disoluci¨®n anticipada de 2012. Dentro de esta coalici¨®n, Converg¨¨ncia s¨®lo tiene treinta diputados. Resumiendo, de 62 a 30, con CiU rota y ¨¦l en manos de ERC, o quiz¨¢s de la CUP o de IC-Podemos. Todos sus planes se han venido abajo.

Mas es inteligente, preparado, pero no es un buen pol¨ªtico: ha perdido la mitad de su electorado, ha roto su coalici¨®n y ha provocado que el eje del nacionalismo se desplazara hacia la izquierda. Ha fracasado en todo, s¨®lo es un mero superviviente. Deber¨ªa haber dimitido tras las elecciones de 2012, pero no lo hizo. Si ahora tampoco dimite, la pregunta para la que no tengo respuesta es: ?por qu¨¦ aguanta tanto? Aqu¨ª hay un misterio.

Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.?