Las barracas de Montju?c en el recuerdo
La comisi¨®n ciudadana que recupera la memoria de las chabolas coloca su noveno monumento en el mayor asentamiento, que tuvo 30.000 habitantes
Llegaron a ser 30.000 vecinos en m¨¢s de 6.000 barracas, seg¨²n un censo de 1957. Era una peque?a ciudad-pueblo, con sus calles, bares, huertos, tiendas¡ fuentes, las fuentes donde las mujeres se contaban la vida mientras hac¨ªan cola y los ni?os llevaban cubos de agua que crec¨ªan en tama?o como ellos. Todo el mundo se conoc¨ªa. Los habitantes del mayor asentamiento de chabolas que hubo en Barcelona, el que daba la vuelta a la monta?a de Montju?c, viven desde hace 40 a?os en el barrio de Camps, en Sant Boi, en Sant Cosme, El Prat, Pomar, Badalona o la Mina de Sant Adri¨¤. Pero lo que consideran su pueblo es la monta?a de Montju?c, donde se criaron y pasaron su juventud. Qui¨¦n les iba a decir que d¨¦cadas despu¨¦s casi donde estaban sus casas habr¨ªa un jard¨ªn bot¨¢nico, y que el estadio albergar¨ªa unos Juegos que pondr¨ªan Barcelona en el mundo.
Este domingo muchos se reencontraron cerca de la entrada del Jard¨ªn Bot¨¢nico, donde la Comisi¨®n Ciudadana para la Recuperaci¨®n de la Memoria de los Barrios de Barracas ha promovido la novena placa-monumento conmemorativa de los asentamientos de chabolas que hubo en Barcelona. En Montju?c hab¨ªa barrios. Los se?ala el monumento: Maricel, Tres Pions, Can Valero, las Banderas, la Vinya, Mag¨°ria, Can Tunis, Morrot, Poble-sec¡ incluso, ojo al nombre: Damunt la Fossa, que se conoc¨ªa como Ciudad sin ley.
Los primeros habitantes irregulares de Montju?c llegaron a la zona en el siglo XIX, ten¨ªan all¨ª huertos o trabajaban en las canteras de la monta?a; luego, en los a?os veinte, la zona dio cobijo a los trabajadores de la Exposici¨®n Universal de 1929.
La vida en las barracas de Montju?c era dura, pero no tanto como en el Somorrostro, cuyos habitantes viv¨ªan a merced literalmente del mar. En la monta?a no hab¨ªa alcantarillado, estaba conectada con la ciudad solo mediante un ¨²nico autob¨²s y cuando llov¨ªa aquello era un barrizal. Pero hab¨ªa que ir a trabajar a la f¨¢brica, o a la Seat. Aunque tambi¨¦n hab¨ªa fiestas, baile, cine.
Les ayud¨® la Iglesia, ¡°primero paternalista, luego m¨¢s cercana¡±. Todos estos recuerdos los ha recuperado la Comisi¨®n Ciudadana para la Recuperaci¨®n de la Memoria de los Barrios de Barracas, un trabajo colectivo del que han participado activamente periodistas Alonso Carnicer y Sara Grimal. Explican que las en inauguraciones de las placas hay mucha emoci¨®n ¡ªla misma que mostr¨® este domingo Ada Colau al llorar en su parlamento de inauguraci¨®n de la placa¡ª por el reencuentro, pero tambi¨¦n solemnidad de que por fin la ciudad rinda homenaje a los barrios que ya no existen y las gentes que los poblaron. Los que vivieron en barracas se consideraban vecinos de segunda, pero, a?aden, de alguna manera ¡°ayudaron a levantar¡± la ciudad que hoy triunfa.
Las barracas de Montju?c se derribaron a partir de los a?os sesenta y el grueso desapareci¨® entre 1972 y 1973. Fue un proceso ¡°lento y penoso¡±, dicen los miembros de la comisi¨®n ciudadana. Por el desarraigo que muchos vecinos sintieron y porque tuvieron que luchar por viviendas dignas y ¡°para que cada familia tuviera un piso¡±. Las ¨²ltimas se derribaron coincidiendo con los preparativos para que Barcelona acogiera los Juegos Ol¨ªmpicos.
¡°A los que han venido a ver la placa les dio una pena enorme marcharse de Montju?c entonces. Se hubieran querido quedar, que los pisos se hubieran construido all¨ª. Cuentan que hubo ancianos que murieron de pena en los pisos, recordando los huertos, los ¨¢rboles, el sol y el aire. Pese a las penalidades¡±, explican Carnicer y Grimal. ¡°Luego lleg¨® el olvido¡±.
Las ¨²ltimas barracas se derribaron tras la concesi¨®n a Barcelona de los Juegos Ol¨ªmpicos
Las cosas cambiaron con la exposici¨®n del Museo de Historia Barracas, la ciudad informal, que explic¨® un siglo de chabolismo en Barcelona, una investigaci¨®n que coordin¨® la historiadora Merc¨¨ Tatjer; y con los dos programas 30 minuts de TV3 sobre el fen¨®meno, de los que Grimal y Carnicer son coautores. Unas iniciativas que tuvieron enorme repercusi¨®n, porque para muchos barceloneses supuso descubrir un pasado desconocido, y dieron origen a la comisi¨®n ciudadana.
En 2011 se inauguraba la playa del Somorrostro, con todas las letras y en 2014 se coloc¨® la placa conmemorativa. La primera de nueve que recuerdan los barrios de barracas del Camp de la Bota, Rere el Cementiri del Poblenou, Poble-sec, Santa Engr¨¤cia (en la plaza de ?ngel Pesta?a), Raimon Casellas (Carmel), Can Tunis y la Diagonal.
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