Carlos Zan¨®n: ¡°Si hoy disparas por la espalda, no pasa nada¡±
El escritor engarza en ¡®Marley estaba muerto¡¯ 14 relatos de regusto negro
¡°?Le est¨¢ molestando este individuo?", interrumpe en lo que es una broma pero que lo parece menos desde la corpulencia y las gafas y el traje negros del cantante Loquillo justo antes de saludar a su amigo Carlos Zan¨®n, para alivio del interlocutor del escritor. Ocurre en el mismo bar en que un Rey Melchor de gran almac¨¦n se plantea con regusto suicida retrasar la huida con su nueva amante y una bolsa con dinero ilegal que el azar ha puesto en sus manos para despedirse de su hasta entonces madura compa?era separada y con hijo. La del rey es una decisi¨®n fruto de las dificultades de comunicaci¨®n entre las personas, de esa imposibilidad de querer y ser queridos que, claro, s¨®lo traer¨¢ la desgracia. Lo que le ocurre al Melchor de alquiler no es muy distinto de lo que viven la mayor¨ªa de sus colegas protagonistas que naufragan por los 14 relatos de regusto negro, de fuerte carga emotiva y entrelazados que conforman el nuevo libro de Zan¨®n, Marley estaba muerto (RBA), nuevo t¨ªtulo tras su premiad¨ªsima novela Yo fui Johnny Thunders.
"Ser querido por la persona err¨®nea es una constante de mis novelas, donde todos son v¨ªctimas de alguno y, a su vez, verdugo de otro; para m¨ª, las historias de amor son la manera de redenci¨®n al no tener Dios: uno se salva en la medida que tengas a alguien que te quiera; si no te quieren no existes, no hay espejos donde mirarse", reflexiona Zan¨®n (Barcelona, 1966) desenfundado r¨¢pido, como en sus mitificados westerns, en los que busc¨® de ni?o par¨¢metros de los que no le pod¨ªa abastecer una familia que era casi un matriarcado en su barrio del Guinard¨®. "Nos faltan modelos de conducta donde reflejarse, todo vale hoy porque de lo que se trata es de triunfar; en los westerns t¨² sab¨ªas que no pod¨ªas disparar por la espalda; hoy hacerlo no importa: robas y con mala suerte, si te pillan, quiz¨¢ te caen tres a?os de c¨¢rcel; luego ya nadie se acuerda y t¨² tienes lo tuyo".
Sacuden los relatos de la supuesta quinta incursi¨®n de Zan¨®n en el g¨¦nero negro porque sus personajes son de una marginalidad demasiado cercana al lector: gente sin subsidio de paro, matrimonios que malviven al separar sus econom¨ªas, esposas maltratadas, el regreso a casa de los padres ancianos para, encima, estrangular su pensi¨®n... "Nunca suelo ponerlos jug¨¢ndose deliberadamente la vida, ni duermen en la calle y si se drogan lo hacen m¨¢s por gusto que por dependencia¡ S¨ª, viven en un mundo sin Dios pero la gente tiene fe en cierta redenci¨®n". ?Por eso no se rebelan y asumen sumisamente su destino? "Es que los enemigos hoy no sabemos qui¨¦nes son o son demasiado fuertes para nosotros; adem¨¢s, el sistema ha instaurado un mundo en el que cada persona es su propio tirano: si has fracasado es porque no has estudiado, no tienes la actitud positiva... Es la trampa perfecta¡ El protagonista del relato Armagedon quiere matar a su familia porque no soporta el dolor de estar separados y no poder mantenerlos, no por otra cosa". Tampoco piden tanto sus personajes: "Demandan un salario m¨ªnimo emocional, normalidad: casa, trabajo, alguien que les quiera¡ Que la vida les pase por encima sin que les haga demasiado da?o".
Uno se salva en la medida que tengas a alguien que te quiera¡±
Recuerda, adem¨¢s, Zan¨®n que viv¨ªa con sus padres y los cuatro abuelos: "Siempre hab¨ªa alguien en casa, era una estructura familiar que nos proteg¨ªa y que ahora no existe: hoy los tienes en la residencia y para pagarlo has de trabajar 24 horas¡ Es absurdo: hay que romper con eso, se desballestan muchas cosas ?Un discurso conservador? Quiz¨¢ s¨ª en lo social pero no en lo econ¨®mico".
Las historias son tan v¨ªvidas que no pueden haber sido prefabricadas con el oficio: han sido almacenadas por un Zan¨®n que a¨²n vive en el Guinard¨®. "Busco una literatura emocional; m¨¢s la emoci¨®n que la t¨¦cnica: escribir un cuento perfecto sin coraz¨®n no me interesa". Y en esa l¨ªnea, la idea de que podr¨ªa ser escritor en cualquier parte ya no es tan firme como pens¨®. "Me he dado cuenta de que el territorio es m¨¢s importante de lo que nunca imagin¨¦; hoy soy m¨¢s de Barcelona que antes de esos libros; lo que ocurre es que no me considero patriota, me siento m¨¢s m¨ªo la familia, los amigos, los libros y mis discos". Y con ellos se parapeta de los tiempos: "No creo en banderas pero s¨ª que ser¨ªa necesario un refer¨¦ndum para saber qu¨¦ quiere la gente y as¨ª saber a qu¨¦ atenernos".
Una acelerada descripci¨®n de las gentes del Guinard¨® o el relato T¨ªo Noel Loco podr¨ªan pasar, en prueba ciega de sabor literario, por estampas o aventis de Juan Mars¨¦, con quien se compara a Zan¨®n, igual que se le empareja con Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n. "Soy m¨¢s pr¨®ximo al primero por estilo y mirada que al segundo, aunque del padre de Carvalho me subyuga su condici¨®n de gran poeta y esa capacidad de bajar a la calle y captar una instant¨¢nea social que acabar¨¢ ratific¨¢ndose a los pocos a?os".
Ah¨ª entra tambi¨¦n la vertiente de bardo de quien tiene el doble de libros de poes¨ªa que de ladrones y serenos: "Empec¨¦ con los versos a los 22 a?os; la poes¨ªa es intensidad y emoci¨®n en pocas palabras; es revelaci¨®n, im¨¢genes que dicen m¨¢s que la prosa; no quiero renunciar a mi mirada, que es la de poeta", reivindica. No hay en Zan¨®n nunca, adem¨¢s, demasiada sangre. Menos en estos relatos: ni un asesinato, ni un solo disparo en 231 p¨¢ginas; por no haber, ni asoman polic¨ªas. Cada vez hay menos¡ "Aspiro a ser escritor sin encasillarme en un g¨¦nero: empec¨¦ con ¨¦l porque en mi primer libro, Tarde, mal y nunca, para salir de un bloqueo se me ocurri¨® poner un cad¨¢ver y la editorial me clasific¨® como polic¨ªaco, pero yo quiero estirar la goma al m¨¢ximo". Por lo cual, que salte a la literatura sin calificativos en breve "no me sorprender¨ªa nada", reconoce.
Su heterodoxia es tal que en los relatos aparecen incluso espectros, que en uno son sus familiares muertos. Un mestizaje que cree que le conviene al g¨¦nero. "La hibridaci¨®n est¨¢ en el ADN mismo de la novela negra, considerada siempre un subg¨¦nero; Fred Vargas o John Connolly le hacen un gran favor con su elemento fant¨¢stico y esa ductilidad tambi¨¦n permite que autores de calidad entren en el g¨¦nero¡ Con ello, la novela negra es hoy la ¨²nica rama de la literatura que ha plantado cara a la televisi¨®n¡ Incluso la ha obligado a hacer literatura: ah¨ª est¨¢ True detective".
A falta de cr¨ªmenes, todos los relatos transcurren en Navidad. "La Navidad mola. En Navidad fuiste feliz. Cuando ni?o. Cre¨ªste que todo el mundo pod¨ªa quererse", dice un personaje. "La festividad hace de caja de resonancia de todo lo que quer¨ªa decir: no es lo mismo pasar solo el 21 de mayo que el 31 de diciembre", afirma quien reconoce que de peque?o se sent¨ªa aislado, solo, ("viv¨ªa en una calle sin salida, con gente mucho m¨¢s grande que yo y no ten¨ªa demasiado contactos con ni?os de mi edad"). Le ayud¨® a salir de ello la m¨²sica, primero de joven (form¨® parte del grupo Alicia Golpea en los 90) y ahora salpica las p¨¢ginas con letras e int¨¦rpretes como quiz¨¢ nadie ha hecho en el g¨¦nero: Lou Reed, Lennon, Elvis¡ "La m¨²sica me ayud¨®, conecta contigo emocionalmente y te rescata¡ He intentado eso en el libro, incluso hay fragmentos que quieren tener una cadencia de dos minutos de canci¨®n". Lo consigue. Y, encima, ya no est¨¢ solo, tiene su salario m¨ªnimo emocional: lectores y un amigo que le espera acodado en la barra del bar.
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