Un alcalde de Tarragona se queda sin sueldo y pide ayudas sociales
La oposici¨®n deja sin retribuci¨®n al alcalde de Cabra del Camp
Miguel Casta?on, alcalde de Cabra del Camp, peque?o municipio cercano a Valls (Alt Camp), ha tenido que pedir auxilio a los servicios sociales despu¨¦s que el pleno municipal votara a favor de retirarle la retribuci¨®n de 1.034 euros que cobraba cada mes. Debutante en pol¨ªtica, en mayo Casta?on gan¨® por menos de 20 votos una alcald¨ªa que llevaba 20 a?os en manos de Converg¨¨ncia pero, medio a?o despu¨¦s del triunfo, el ne¨®fito alcalde asegura que un complot urdido por la oposici¨®n y por dos de sus antiguos concejales le ha dejado sin recursos econ¨®micos. La p¨¦rdida de los dos ediles, alineados ahora junto con el bando opositor, ha roto la mayor¨ªa que ostentaba el grupo municipal Cabra en Com¨² y ha erosionado la gobernabilidad del Consistorio, a la vez que ha dado lugar a una agria lucha de poder en el pueblo.
Cabra del Camp, con alrededor un millar de habitantes, tiene un dibujo urban¨ªstico peculiar. El n¨²cleo urbano, lo que all¨ª se conoce como "el pueblo de toda la vida", suma menos habitantes que la urbanizaci¨®n que tiene asimilada el municipio: Mas del Plata. Los vecinos de este barrio residencial, popular por la colosal estatua de Mazinger Z que decora su entrada, llevan a?os quej¨¢ndose de sufrir discriminaci¨®n en relaci¨®n con los servicios que reciben sus vecinos "del pueblo" y lamentan la dejadez que se apodera de las calles de la urbanizaci¨®n. En las pasadas elecciones municipales, Casta?on encabez¨® la lista de Cabra en Com¨², una candidatura que estaba integrada de forma ¨ªntegra por vecinos de Mas del Plata y que derrot¨® a la lista de Converg¨¨ncia que lideraba el anterior alcalde, Andreu Ferr¨¦.
Casta?on asegura que desde entonces en el pueblo no hay tregua y que la oposici¨®n le hace la vida, y la gobernabilidad, imposible. M¨¢s aun cuando dos de sus compa?eros de partido, Salvador P¨¦rez (antiguo n¨²mero 2 de Cabra en Com¨²) y Pau Santolaya, se apartaron del equipo de gobierno y decidieron alinearse junto a la oposici¨®n para impulsar una moci¨®n de censura que no prosper¨®. "La paraliz¨® por decreto de alcald¨ªa" asegura Salvador P¨¦rez, y avisa de que el asunto "est¨¢ en los juzgados". Para el alcalde no hay debate: "la ley deja claro que con concejales tr¨¢nsfugas no se puede impulsar una moci¨®n de censura".
Las tensiones han desembocado en un cruce de denuncias. La oposici¨®n atribuye a Casta?on una variopinta lista de delitos: insultos y amenazas, prevaricaci¨®n por haber asignado el bar de las fiestas a una conocida suya, apropiaci¨®n indebida por haberse llevado a casa la le?a de un ¨¢rbol del pueblo que oblig¨® talar e, incluso, le han demandado por haber instalado c¨¢maras en un pabell¨®n municipal donde juegan los ni?os. "Me quieren hacer pasar hasta por pederasta" manifiesta Casta?on.
?l, a su turno, asegura que los dos ediles de su gobierno no se fueron voluntariamente. "Fui yo quien los expuls¨®", indica. Y justifica que se vio obligado a actuar tras tener sospechas que aprovechaban su cargo municipal para satisfacer intereses personales.
El punto ¨¢lgido del desencuentro ha sido el boicot de la oposici¨®n al sueldo del alcalde. Salvador P¨¦rez, que en ning¨²n caso admite ser un tr¨¢nsfuga, manifiesta que Casta?on "no merece ning¨²n salario porque tiene minor¨ªa y no puede gobernar". "Qu¨¦ hace en el ayuntamiento?", se pregunta, y manifiesta que "es mejor que ese dinero se gaste en cosas que s¨ª necesita el pueblo".
"Quieren cansarme pero yo no pienso dimitir" avisa Casta?on. El alcalde, que tiene esposa y dos cr¨ªos de 5 y 10 a?os, dice que el Consell Comarcal le entrega, dos veces al mes, un lote "con lo b¨¢sico" para poder alimentar a su familia. "Aqu¨ª un alcalde jam¨¢s ha tenido dedicaci¨®n exclusiva y ¨¦l dej¨® su trabajo porque quiso, nadie le oblig¨®" recuerda Salvador P¨¦rez. Ni tan siquiera bajo el amparo de Mazinger Z, el acuerdo no parece f¨¢cil en Cabra del Camp.
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