Las ciudades en el siglo XXI
Lo que sea Catalu?a en el futuro, depender¨¢ en gran medida de lo que vaya siendo Barcelona, la gran Barcelona, la que alberga m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n catalana
Durante los ¨²ltimos siglos de nuestra civilizaci¨®n, los principales actores pol¨ªticos y administrativos que han liderado las sociedades han sido los Estados. En ¨¦pocas antiguas, hubo un tiempo en el que el protagonismo correspondi¨® a las Ciudades. En otros momentos hist¨®ricos los principales actores fueron los Imperios. Ciudades, Estados, o Imperios, han ido jugando el papel clave en la organizaci¨®n pol¨ªtica, supongo que porque eran, en cada momento, los que mejor permit¨ªan resolver los problemas de las sociedades y, no seamos ingenuos, mantener el poder de sus clases dirigentes. Quisiera hacer una reflexi¨®n sobre la transici¨®n que ¨²ltimamente se ha iniciado, sus consecuencias, y las oportunidades que ello puede suponer.
1. La poblaci¨®n. Creo que el futuro de la humanidad pasa en buena parte por las ciudades. Llevamos ya algunos siglos de constante y creciente desplazamiento de poblaci¨®n desde zonas rurales a las ciudades, lo que ha ido configurando grandes ¨¢reas metropolitanas. Tres cifras al respecto: La ciudades ocupan alrededor del 2% de la superficie terrestre, pero en ellas vive ya el m¨¢s del 52% de la poblaci¨®n mundial. En el caso de la Uni¨®n Europea, la proporci¨®n de personas que vive en las ciudades se acerca al 75% y se calcula que en 2050 pasar¨¢ del 80%. Finalmente, el 75% de toda la energ¨ªa que consume la humanidad se utiliza en las ciudades, y en ellas se producen m¨¢s del 80% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
Est¨¢ claro que, para bien y para mal, las ciudades son el centro de la vida humana y que, cada vez m¨¢s, los modelos de funcionamiento de las mismas, (entendidas, sobre todo, en un sentido metropolitano) ser¨¢n la clave del bienestar para una gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n mundial, y para la sostenibilidad del planeta. El fen¨®meno metropolitano marcar¨¢ mucho las pol¨ªticas del futuro.
2. La globalizaci¨®n financiera. Los poderes pol¨ªticos, sean del nivel que sean, han tenido siempre que enfrentarse a los poderes econ¨®micos, excepto cuando ¨¦stos los han controlado. Durante el siglo pasado, en bastantes democracias occidentales, se consigui¨® un cierto equilibrio, y hasta el sometimiento del poder econ¨®mico al poder democr¨¢tico. Pero esta situaci¨®n se quebr¨® con la desregulaci¨®n del poder financiero que, una vez globalizado, pasa a controlar el valor de las monedas de los Estados, a fijar los tipos de sus emisiones de Deuda, y a imponer-les condiciones de pol¨ªtica econ¨®mica para poder tener acceso a "los mercados".
La ¨²nica forma de evitarlo ha sido construir Uniones supraestatales, de car¨¢cter comercial, monetario, y econ¨®mico, con capacidad de hacer frente a este poder global. Europa ha sido pionera en ello, y est¨¢ comprobando ahora que esto lleva necesariamente a una cierta Uni¨®n pol¨ªtica y a una continua y creciente disminuci¨®n de las competencias tradicionales de los Estados (fronteras, aranceles, monedas, ej¨¦rcitos, fiscalidad, regulaciones comerciales o laborales¡.)
Los Estados, habr¨¢n de ceder necesariamente un tipo de competencias a las Uniones supranacionales, y muchas de otro tipo a las Ciudades, o mejor, a las grandes ?reas Metropolitanas.
3. Barcelona. En estos ¨²ltimos tiempos estamos, con raz¨®n, preocupados por el futuro de Catalu?a; pero no somos suficientemente conscientes de que lo que sea Catalu?a en el futuro, depender¨¢ en gran medida de lo que vaya siendo Barcelona, la gran Barcelona, la que alberga m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n catalana, y tiene influencia en un territorio de bastantes m¨¢s millones de personas, que no necesariamente todas hablan catal¨¢n. Por todo lo dicho, el empuje y la referencia internacional de Barcelona son uno de los mayores valores para una futura Catalu?a econ¨®micamente din¨¢mica y socialmente justa, tal como la deseamos.
Es casi seguro que el futuro "adelgazamiento pol¨ªtico" del Estado Espa?ol, sobre todo en materias macroecon¨®micas, ser¨¢ m¨¢s consecuencia de la din¨¢mica europea, que de las posibles cesiones hacia abajo. Si ello es as¨ª, pienso que estamos despreciando la necesidad de un fuerte incremento de pol¨ªticas micro-econ¨®micas de desarrollo y de promoci¨®n a nivel local, utilizando la marca Barcelona como elemento central. La reordenaci¨®n del territorio catal¨¢n y la potenciaci¨®n de su Metr¨®poli deber¨ªa ser una estrategia simult¨¢nea a la destinada a cambiar la relaci¨®n con el Estado.
Joan Maj¨®, ingeniero y ex ministro.
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