Las bibliotecas catalanas triplican sus voluntarios, que ya suman casi 800
Los colaboradores realizan numerosas funciones siempre sin cobrar un c¨¦ntimo
Algunos se acercan por las ma?anas para abrir las puertas, otros recogen paquetes y los llevan a casas de desconocidos. Los hay que prefieren clasificar archivos y ordenar estanter¨ªas con tal de pasar m¨¢s tiempo entre sus pasillos e incluso quienes se toman el trabajo de organizar cursillos. Todo sin pedir ni un c¨¦ntimo a cambio. Las bibliotecas catalanas han visto a sus voluntarios triplicarse entre 2010 y 2014, seg¨²n datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) y ya son 766 los ciudadanos que dedican parte de su tiempo libre a dinamizar alguno de los 849 centros que hay en el territorio.
El aumento de usuarios y la congelaci¨®n de plantillas durante la crisis impulsaron a muchas bibliotecas a reclutar colaboradores para las actividades extra que el personal no alcanzaba a realizar. La respuesta obtenida super¨® las expectativas. Catalu?a es la comunidad aut¨®noma donde m¨¢s voluntarios tienen estos centros. Le sigue Galicia, con una cifra muy lejana: 223.
Cuando Elisabet Claver¨ªa se enter¨® hace tres a?os de que la biblioteca de Vilassar de Mar buscaba voluntarios, la ingeniera "pluriempleada" de 50 a?os pens¨® que deb¨ªa "devolver" algo al centro. Se apunt¨® a Lexcit, un programa para mejorar la comprensi¨®n lectora de los menores, y se ofreci¨® a llevar libros a la casa de una mujer de 91 a?os con problemas de movilidad. "Es una gran lectora, con mucha cultura y mundo. Cuando voy, me cuenta lo que ha le¨ªdo y qu¨¦ le ha gustado m¨¢s. Este a?o, estoy m¨¢s ocupada y tuve que dejar Lexcit, pero para ella he reservado tiempo", confiesa.
¡°Demanda social¡±
La jefa de Servicios Bibliotecarios de la Generalitat, Carme Fenoll, atribuye este incremento de voluntarios a una "demanda social" que estos centros "han sabido canalizar" en los a?os de crisis. "Por los tiempos en los que vivimos, la gente siente que tiene que retornar algo a la sociedad y la bibliotecas resultan una opci¨®n atractiva porque son espacios abiertos donde uno se siente integrado", afirma.
El perfil de los voluntarios es variado, pero el m¨¢s extendido es el de jubilados con un nivel de formaci¨®n alto que quieren mantenerse activos. Como Joaquim Franquesa, que un a?o despu¨¦s de haberse retirado de la medicina encontr¨® en la biblioteca de Girona un sitio donde "seguir haciendo algo y estar ocupado". Acude tres d¨ªas a la semana a clasificar postales antiguas y comentarlas en fichas. Una tarea nada aburrida para un aficionado a la historia. "La biblioteca me envi¨® a un curso de conservaci¨®n de libros y cuando acabe con el lote de 1.500 postales empezar¨¦ con eso", cuenta con placer.
Fenoll insiste en que los voluntarios no reemplazan a trabajadores porque no ejercen funciones estructurales. En la biblioteca de Vilassar de Mar, por ejemplo, la mayor¨ªa de sus 45 colaboradores se reparten entre Lexcit y los 11 grupos de conversaci¨®n en idiomas extranjeros. Los suelen llevan personas que acaban de llegar a la ciudad y quieren conocer gente, explica la directora, Laia Ventura. "Hace seis a?os solo ten¨ªamos unos seis o siete voluntarios y ahora, hay lista de espera", asegura.
Lecturas en cl¨ªnicas
La directora de la biblioteca de Banyoles, Eva Mart¨ª, prefiere limitar el n¨²mero de voluntarios para poder "consolidarlos y cuidarlos". Cuenta con seis que ayudan a los cuatro trabajadores del centro a ofrecer "servicios que no podemos abarcar", como lecturas en cl¨ªnicas y residencias. "Estamos en contacto con los servicios sociales del Ayuntamiento, que nos trasladan casos. Como el de una se?ora de 85 a?os que quer¨ªa aprender a leer. Encontramos a una maestra de 50 a?os que quiso ense?arle. Solo con poder hacerse la lista de la compra la mujer ya estaba muy contenta", relata Mart¨ª.
En la biblioteca de Tortosa, hay casi tantas actividades como voluntarios. Ya suman 40 y se encargan de colocar libros, llamar a los usuarios que no los devuelven a tiempo, leer para personas con visi¨®n reducida, empaquetar los pr¨¦stamos interbibliotecarios, ayudar en talleres de escritura creativa dirigidos a discapacitados ps¨ªquicos... "Sin ellos ser¨ªa imposible realizar todas las actividades que hacemos y pensamos que es importante dinamizar el centro porque si no es dif¨ªcil que la gente nos conozca", explica la directora, Irene Prades. Admite que a veces se pregunta "si es bueno o no solucionar estas carencias con voluntarios de cara a la Administraci¨®n", pero cree que "el contribuyente paga sus impuestos y tiene derecho a estos servicios"
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