Al cambio por el pacto
Nadie est¨¢ c¨®modo en su nuevo traje y casi todos viven como agresiones y opas, codazos y marruller¨ªas lo que es la natural pugna por los espacios del poder
El mapa pol¨ªtico en Espa?a refleja por fin la nueva fisonom¨ªa social engendrada por la crisis y madurada en el relevo generacional (excepto la esfinge ancestral de Mariano Rajoy). El problema es que casi todos los partidos cre¨ªan estar bien colocados para el nuevo mapa y el mapa del 20-D los ha descolocado. Nadie est¨¢ contento porque nadie ha ganado, excepto el decoro democr¨¢tico y la reconexi¨®n entre ciudadanos y Parlamento. Buenas noticias.
?Buenas noticias? Pues parecen mal¨ªsimas. Escribo sin que se haya constituido el Parlamento pero sospecho que ya estar¨¢ hecha la foto con su nuevo pintoresquismo y la ausencia de corbatas habr¨¢ sido dominante, oxigenante y divertida: los cambios formales a veces adelantan cambios de fondo. Pero adonde el cambio no ha llegado es a la gesti¨®n y digesti¨®n de resultados. Nadie est¨¢ c¨®modo en su nuevo traje y casi todos viven como agresiones y opas, codazos y marruller¨ªas lo que es la natural pugna por los espacios del poder, hoy en suspenso y en negociaci¨®n.
La mayor parte de las personas de buen sentido creen que estos rifirrafes presagian la impotencia para trabar acuerdos de cambio pol¨ªtico. Yo no lo creo, seguramente por mi falta de buen sentido. Yo creo que muestran algo que no hab¨ªamos visto nunca en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica estatal. El tanteo, la prueba, la escaramuza, el desplante y la rectificaci¨®n, alg¨²n matonismo ocasional y alguna ingenuidad pasajera esta vez se juegan a cuatro manos. Y esto es nuevo, y no es un mel¨®n enigm¨¢tico ni es un huevo quebradizo. Es un Parlamento con cuatro partidos.
Descartada, como es l¨®gico y natural, la alianza de socialistas y populares, el resto del campo parece inmenso, jugoso y lleno de posibilidades. No ha habido otro mandato democr¨¢tico m¨¢s expl¨ªcito que ese. Pero para no engolar la voz con lenguaje de trilero, prefiero una versi¨®n suavizada: el Parlamento retrata a una Espa?a ampliamente asqueada del cors¨¦ monol¨ªtico de un partido de alta toxicidad y lengua empobrecida hasta la inanidad. La exclusi¨®n del Partido Popular de las f¨®rmulas de poder responde de forma natural al castigo cotidiano infligido en los ¨²ltimos a?os.
?Son factibles los acuerdos entre socialistas, podemitas, incluso Ciudadanos, con alg¨²n acuerdo de investidura que involucre a nacionalistas y/o independentistas e IU?
?Son factibles los acuerdos entre socialistas, podemitas, incluso Ciudadanos, con alg¨²n acuerdo de investidura que involucre a nacionalistas y/o independentistas e IU? Sin duda, son factibles. Pero adem¨¢s son deseables, aunque hoy suene a m¨²sica estridente o a ensue?o h¨²medo de radical antisistema. El relevo de formas puede atraer un relevo de fondos en cuanto la desconfianza ante las declaraciones p¨²blicas se trueque en confianza en las aptitudes negociadoras de pol¨ªticos que est¨¢n jug¨¢ndose literalmente su futuro y el nuestro. Catalu?a es un problema de tres pares de narices y la soluci¨®n de una consulta acordada parece la ¨²nica veros¨ªmil para desatascarlo sin empeorarlo. Algunos proponen con buen sentido liderar esa consulta desde el Estado y hacerlo de modo que el s¨ª revalide un preacuerdo pactado y el no comporte el rechazo a todo acuerdo y la decisi¨®n de independizarse.
Palabras nuevas y f¨®rmulas netamente democr¨¢ticas podr¨ªan ser lugar de encuentro de socialistas y podemitas sin anclajes metaf¨ªsicos ni alardes de poder regional, ni del PSOE ni de Podemos, porque sus poderes son tirando a ilusorios y, desde luego, fr¨¢giles y vol¨¢tiles. Los entiendo destinados a combinarse entre s¨ª, y hasta con algunos otros, si aspiran a mover alguna cosa m¨¢s que las pancartas electorales en pocos meses.
Catalu?a no lo arregla todo, pero sin reconducir algo en Catalu?a, el resto perder¨¢ brillo y cuota de pantalla. A la derecha le convendr¨¢, como siempre, acelerar los corazones patri¨®ticos y la izquierda volver¨¢ a quedar sepultada en medio y noqueada. La multitud de propuestas de oxigenaci¨®n de la vida del Estado, algunas reformas concretas en la Constituci¨®n y hasta algunos gestos simb¨®licos podr¨ªan propiciar un cambio de clima de cara a un electorado cuya expectativa me parece que tiene que ver con eso, aunque haya que ceder aqu¨ª y all¨¢, y aunque haya que desdramatizar los desacuerdos porque es parte del nuevo juego de la nueva democracia que estrenamos hoy.
O quiz¨¢ ya andamos todos tan engolfados en las broncas del twitter que hemos olvidado que vivimos por una vez una aut¨¦ntica legislatura hist¨®rica. La foto del Parlamento actual ha sido rigurosamente inimaginable en treintaytantos a?os de vida democr¨¢tica, y no porque las corbatas hayan pasado de moda.
Jordi Gracia es profesor y ensayista
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