La bohemia ¡®light¡¯
'La Boh¨¨me' de Agust¨ª Humet se muestra en La Seca Espai Brossa faltada de suciedad moral e intenci¨®n
Promete mucho un t¨ªtulo como La Boh¨¨mia. Un mito que nace con las descripciones literarias de Balzac y muere con las consignas an¨®nimas del Mayo del 68. Un movimiento difuso y an¨¢rquico que prosper¨® por la confluencia extraordinaria de la radicalidad individual del romanticismo alem¨¢n y el alumbrado p¨²blico. Con la democratizaci¨®n de la noche urbana el ocio y la cultura ¡ªunida en caf¨¦s y cabarets en la pionera Par¨ªs¡ª adquieren un nuevo significado. Son horas ganadas a la comuni¨®n con la calle. Bajo esa brillante campana de cristal ¡ªcon los bordes sucios¡ª se gener¨® una ingente producci¨®n art¨ªstica. Tambi¨¦n un inolvidable cat¨¢logo musical que, en muchos casos, traspas¨® las fronteras del gusto generacional para convertirse en himnos imperecederos de una ciudad, sus artistas y su lumpen.
M¨¢s de un siglo de vida bohemia que Agust¨ª Humet ha reducido a una f¨¢cil zona de confort para su joven compa?¨ªa y ¡ªimagino¡ª tambi¨¦n para el p¨²blico.
'LA BOH?ME'
Dramaturgia y direcci¨®n: Agust¨ª Humet
Int¨¦rpretes: Xuel Diaz, ?rsula Garrido, Victor Vela y Manel L¨®pez
La Seca Espai Brossa
Barcelona, 9 de enero de 2016
La selecci¨®n es musical es tan impecable como recurrente en sus grandes ¨¦xitos de los a?os cincuenta del siglo XX, con Edith Piaf como referente incontestable. La chica de Montmartre con su aire apache adoptada por la intelectualidad de Montparnasse. Ni una nota de Charles Trenet, Erik Satie o Vincent Scotto. Nada que suene a Belle ?poque, pre o entreguerras, momentos gloriosos de esa bohemia parisina que se pretende homenajear. Tampoco los interludios literarios permiten tener una visi¨®n generosa de una manera determinada de entender la existencia en los m¨¢rgenes de la respetabilidad. Fragmentos que evitan los aspectos m¨¢s oscuros. Ni una l¨ªnea de Verlaine, nada de las vidas no tan ejemplares reunidas en Los poetas malditos para luego seguir la senda hist¨®rica que conduce hasta Boris Vian.
Pero lo que hay es tan bueno ¡ªy tan f¨¢cil de seguir con su ritmo de vals lento¡ª que no conviene llorar mucho a los ausentes, aunque s¨ª que habr¨ªa que pedirle a Humet m¨¢s intenci¨®n en la personalidad callejera y arrabalera de la bohemia. Un poco m¨¢s de suciedad moral. Es una ambientaci¨®n poco canallesca y noct¨¢mbula, con los inmaculados caballetes de clases de pintura ejerciendo de involuntarios parapetos ante el tufo a absenta que crece estrofa a estrofa.
Por pedir, m¨¢s alcohol (aunque sea zumo de manzana), m¨¢s humo de tabaco (aunque sea un legalista suced¨¢neo de hierbas); y sobre todo algo m¨¢s de met¨¢fora del peligro y atracci¨®n por el abismo. As¨ª le hubiera sido m¨¢s f¨¢cil a Xuel Diaz, ?rsula Garido ¡ªambas con interesantes voces¡ª y Victor Vela desprenderse de su caparaz¨®n de j¨®venes artistas excesivamente precavidos ante las historias poco ejemplares que tienen que cantar e interpretar. Es todo como una versi¨®n light y sentimental de lo que tuvo de revolucionario la bohemia para la cultura occidental.
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