Muere Carles Hac Mor, el ¨²ltimo poeta vanguardista
Poeta y artista conceptual e inconformista, ha muerto a los 76 a?os en Sant Feliu de Gu¨ªxols
Hay autores que son como una fuerza de la naturaleza ¡ªen la literatura catalana no escasean¡ª, que se acontecen imprevisiblemente y por donde pasan causan a veces trastornos, a menudo inquietudes y en general lo dejan todo un poco cambiado. Carles Hac Mor ¡ª¡°hac¡± es la inicial de su primer apellido, Hern¨¢ndez, y este es el primer juego, digamos textual, que nos presenta, antes mismo de haber abierto ninguno de sus libros¡ª, nacido en Lleida el 1940 y muerto en la madrugada del mi¨¦rcoles en Sant Feliu de Gu¨ªxols, es de este tipo de autores que se complacen en desplegar todas sus potencialidades creativas a lo largo de muchos a?os, sin miedo al exceso ni a la incomprensi¨®n.
Presenta, como actitud b¨¢sica, el orgullo de estar haciendo los que hay que hacer, o al menos lo que a ¨¦l le toca hacer, perfectamente combinada con la pr¨¢ctica de una continua incitaci¨®n a crear, a abrir la mente, a cuestionar la realidad a trav¨¦s del lenguaje. No como el profeta que aspira que todos los dem¨¢s sigan sus huellas, sino como el juglar que no le importa que lo contradigan o se r¨ªan porque lo que quiere, antes que nada, es que la fiesta contin¨²e. Su af¨¢n de provocaci¨®n, no se contenta en el objetivo f¨¢cil de incomodar el lector, como es el caso de tantos ambiciosos que hay por el mundo, sino que aspira al m¨¢s dif¨ªcil, y no hay que decir que m¨¢s honesto, de estimularlo.
La escritura de Carles Hac Mor, dispersa en libros de mal encontrar de editoriales de poca tirada, empieza a finales de los a?os setenta y llega hasta ahora, con el Dietari del pic de l¡¯estiu, que recibi¨® el premio Jocs Florals el 2012. Repercusi¨®n, tuvo mucha; de reconocimiento, no tanto. Aparte de su poes¨ªa, o antipoes¨ªa ¡ªse autocalificaba de ¡°infrapoeta¡±¡ª, en que llega a la treintena de t¨ªtulos, tiene tambi¨¦n algunas incursiones en la novela, el teatro y el guion cinematogr¨¢fico, siempre en clave experimental; tambi¨¦n, se prodig¨® en escritos te¨®ricos sobre literatura y arte, que m¨¢s que para hacer luz, serv¨ªan para liarla.
M¨¢s all¨¢ de las etiquetas que un estudio global de su actividad puede ir aplicando en diferentes momentos y a diferentes obras ¡ªarte conceptual, situacionismo, textualismo¡¡ª, se trata seguramente del ¨²ltimo vanguardista: ¨²ltimo (grosso modo est¨¢ claro), porque los nuevos experimentalistas, sin negar obvias continuidades, est¨¢n m¨¢s condicionados por realidades de ¨²ltima hora, como la pr¨¢ctica habitual de los recitales, el videoarte o las redes sociales, y vanguardista, porque sigue una l¨ªnea que se remonta al dada¨ªsmo, perceptible en la b¨²squeda constante de ingredientes de sorpresa y en el uso desengrasante del humor.
Pag¨¨s Editors public¨® el 2012 Obra completa punt u; es de esperar que la muerte del autor, como tantas veces pasa lamentablemente, favorezca la continuidad de la empresa de reunir un conjunto de textos, en gran parte que no se encuentran. La r¨¦plica de Carles Hac Mor ser¨ªa que preferir¨ªa ver esparcidos sus textos por plazas y calles, como dijo J.V. Foix alguna vez; pero es ley de literatura que tarde o temprano, antes del olvido, llega un momento en que la provocaci¨®n acaba encuadernada y muy puesta en estantes repletos.
Dicho sea de paso, a veces nuestras autoridades, con ocasi¨®n de homenajear alg¨²n escritor, imprimen carteles con alguna frase oportunamente seleccionada ¡ªsobre todo si se puede leer en clave pol¨ªtica¡ª y los cuelgan en el metro. El resultado es poco vistoso en casos de autores de c¨¢mara y poco ruido, como Salvador Espriu; quiz¨¢s ser¨ªa m¨¢s estimulando encontrar textos como este de Carles Hac Mor, del libro Fer safor (Caf¨¦ Central, 2001):
ESGRIMA
L¡¯art i la poesia maten / la informaci¨®, que mata / la poesia, la qual ¨¦s / morta per l¡¯art, mort al seu torn / pel cr¨ªtic; i l¡¯apuntador, / l¡¯historiador, mentrestant, / ha estat occit per la Hist¨°ria / al carrer, davant un museu, / i enterrat a la biblioteca, taca, toca i mata!
En una conversaci¨®n con Antoni Clap¨¦s ¡ªque lo ha definido como ?militante del anarquismo nihilista, que no milita en ninguna parte?¡ª, afirma: ?El artista (y el escritor es un artista de la palabra) y el arte (la poes¨ªa) son una cosa, y la cultura y los culturaires (o faedors de cultura) son otra. (¡) La poes¨ªa, c¨®mo han hecho todas las artes, m¨²sica incluida, se tiene que democratizar, que no quiere decir banalizar, a pesar de que la banalizaci¨®n no es nada mala. (¡) Los culturaires aplican juicios de valor y esto sobredetermina su perspectiva. En cambio, el artista y el poeta practican la suspensi¨®n del juicio. Los juicios de valor van contra la creaci¨®n; las escaleras de valor sobran?. El di¨¢logo entre Mor y Clap¨¦s, imprescindible, se encuentra a Converses - En comptes de la revoluci¨® (Caf¨¦ Central, 2006).
Si, seg¨²n c¨®mo se mire o en determinadas circunstancias, todo el mundo es poeta, o puede arrogarse el t¨ªtulo de poeta, y cualquier cosa dicha es, o puede ser considerada, poes¨ªa, entonces la actividad po¨¦tica es irrelevante y tarde o temprano pasar¨ªa desapercibida. Quiz¨¢s ser¨ªa todo muy democr¨¢tico ¡ªcomo lo parecen los movimientos pol¨ªticos que, a copia de impedir la iniciativa individual, traen a una generalizaci¨®n de la pobreza¡ª, pero la p¨¦rdida se ve venir a la legua. Este rechazo de la jerarqu¨ªa cultural y de la existencia de los valores inicia un camino que va indefectiblemente al estancamiento y a la ignorancia.
Uno de los lemas de Carles Hac Mor era que ?la perfecci¨®n es fascista?. En este prodigio de s¨ªntesis se encuentra la explicaci¨®n ¨²ltima de su manera de hacer. En sus antipoemas, que se adivina surgidos a ritmo de crecida, y que consisten en trozos apilados de prosa, frases cosechadas al azar, cortes repentinos y ocurrencias, escritos con una sintaxis a menudo quebradiza y un vocabulario a veces exuberante, evita conscientemente cualquier f¨®rmula previsible de composici¨®n, en definitiva, un estilo.
El objetivo es derrocar, no levantar ¡ªpor supuesto, nada de formas po¨¦ticas, pero tampoco nada de mensajes a entender o a descodificar¡ª, ni todav¨ªa menos ensalzar ¡ªel texto literario no tiene que ser un texto sagrado que transporte el lector a ning¨²n ideal¡ª; se trata de hacer patente el caos que reside detr¨¢s la apariencia de orden en que creemos vivir, todo deconstruyendo el lenguaje con que creemos que nos entendemos. El objetivo es ciertamente nihilista, puesto que no apuesta para nada y est¨¢ abocado a una nada. Mor coge este camino, apunta, con decisi¨®n y persistencia; pero antes de llegar al final, antes de fatigamos de la acumulaci¨®n de collages y de divagaciones, podemos permitirnos, no muy abusivamente, pararnos y poner atenci¨®n en las notas de humor que florecen aqu¨ª y all¨¢. Lejos de toda pretensi¨®n, afirma que ?el humor es imprescindible?; seguramente es el que nos aparta de este camino hacia la desolaci¨®n, o en ¨²ltimo t¨¦rmino nos evita de caer. Como ejemplo, este poema, en que se puede percibir un eco de Joan Brossa:
POEMA HAC
Aquest poema / no vol dir res, / i tanmateix / ja ha dit massa.
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