Dice que flipa
El autor recopila palabras que han estado de moda en la capita y que ya han entrado en desuso
Dice que flipa cuando algo le mola, pero de mola mazo (y no general Mola). De hecho, flipa en colores y flipa por las paredes (cumpliendo la onomatopeya policrom¨¢tica a lo Mortadelo y Filem¨®n) quiz¨¢ porque los chuches le molan cantidubi o porque hay cosas que dejaron de ser chupi piruli para volverse guay del Paraguay, aunque su hermano dec¨ªa que tranqui tronqui que no te coma el tarro un yonqui cuando hay quien confunde chuli con cheli y se enreda mogoll¨®n en el rollo de tantas palabras supuestamente caducadas en la ¨²ltima resaca de la movida que (seg¨²n me dice un amigo) ya no farda parlar as¨ª, como cuando se arrastraban las eses del pasota que preguntaba como saludo ?qu¨¦ passsa?
Al loro con los maderos (que no bofia ni topos) cuando el peluco marca la hora nona y se lanzan los chorizos a la busca del parn¨¦ y te pillan en gayumbos como las titis en redada de una boite o los frikis que quiz¨¢ provengan del friqui que se tir¨® un defensa fuera del ¨¢rea, como cuando los taurinos dicen que el diestro estaba fuera de cacho, toreando con el pico y codilleando, para no arriesgar un cate que lo haga tomar el olivo aunque el bicho haga hilo, calamocheando y terci¨¢ndose que as¨ª sali¨® suelto de varas, aunque el varilarguero le tap¨® la salida con la carioca, pero no confundir con el larguero donde el cancerbero ataja la pirula de un ariete carioca que hace la bicicleta como el menda que larg¨® ayer en la barra que lo ten¨ªa ya muy mareao la parienta con la peli que echan siempre por la primera o las nutrias apare¨¢ndose en la dos mientras el p¨¢rroco de la escuela del cr¨ªo anda en el trapicheo poni¨¦ndose tiquismiquis porque le da repelus que los boixos herederos de la quinta con las chinchetas en los cueros cambiando palmas como gitano que parece macarra haciendo futin por la madrug¨¢ en placitas que fueron de botell¨®n y antes chulapos y violeteras que le ganaban apuestas al barquillero, justo al lao del cilindrero donde mangabas bocata de calamata en un plispl¨¢s y ya est¨¢¡ batiburrillo del guirigay que es algarab¨ªa visible en todas las voces que se escuchan a diario en la enredada polifon¨ªa de una zarzuela cotidiana de incontables personajes e interminables escenas que confunden a los incautos e ilustran a los novicios, orientan a los vetustos o confunden a los visitantes. Riqueza de madr¨¦pora que se enreda en el o¨ªdo, multiplicada en frases y refranes, greguer¨ªas al vuelo, aforismos instant¨¢neos y sentencias inapelables con las que todo paseante de Madrid descubre que viaja por muchos tiempos a la vez, todos los siglos posibles en rostros que cre¨ªamos olvidados al ¨®leo, conversaci¨®n con los difuntos aunque uno camine sus calles en silencio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.