No marear al pasaje
El movimiento independentista ha empezado ya a rectificar y moderar el ritmo del 'proc¨¦s' y la radicalidad de sus objetivos
Los grandes transatl¨¢nticos cambian de rumbo con enorme lentitud. Solo las embarcaciones ligeras dan golpes de tim¨®n. Lo mismo sucede en el orden pol¨ªtico, donde no se puede rectificar bruscamente el rumbo de una nave en la que se halla embarcada la parte m¨¢s sustancial y visible de una sociedad y sobre todo cuando se ve impulsada por la inercia de cinco a?os en la misma direcci¨®n.
La gran rectificaci¨®n o cambio de rumbo del movimiento independentista ha empezado ya, discretamente, sin exhibiciones, que ser¨ªan perjudiciales para la causa a la que se dice servir, pero con se?ales suficientes y claras para quien quiera leerlas.
La primera se ha producido en el ritmo temporal y la ha expresado quien sigue siendo el maestro de obra ahora en la sombra, el ex presidente Artur Mas, cuando ha se?alado que la independencia no se obtendr¨¢ al final de los 18 meses marcados como l¨ªmite para el gobierno de Junts pel S¨ª que preside Carles Puigdemont. Ya no hay prisas. Eso va para largo.
La segunda se ha producido en el renovado ¨¦nfasis sobre el derecho a decidir que reaparece tras su eclipse a favor de la independencia. Pasamos pantalla, pero hacia atr¨¢s. Juntos, pero para la consulta. Esto no es irreversible y caben nuevos retrocesos.
Hay razones objetivas que invitan a moderar las prisas. Unas son nuevas: la principal, el ensanchamiento de los m¨¢rgenes de acci¨®n y transacci¨®n en la pol¨ªtica espa?ola, en la que la idea del derecho a decidir se va abriendo camino, incluso en el sindicalismo de simpat¨ªas socialistas. Pero hay otras inscritas en la naturaleza del proceso: la m¨¢s clara, los resultados de las elecciones del 27S, con dos lecturas por el lado independentista, una en clave de mantener r¨ªgidamente el rumbo y otra en clave de rectificaci¨®n.
La ret¨®rica lac¨®nica de Gabriel Rufi¨¢n sintetiza el tenaz esquematismo de la lectura pol¨ªticamente correcta: el 27S los catalanes ejercieron el derecho a decidir y lo hicieron a favor de la independencia, que gan¨® por un amplio margen, 47'8 a favor, 39 en contra, 9 por ciento indeterminados. A tan favorable resultado de las elecciones plebiscitarios, se a?aden los hechos ins¨®litos de un parlamento y de un gobierno independentista, de forma que solo falta redactar la constituci¨®n y ratificarla en un refer¨¦ndum que ser¨¢ tambi¨¦n de autodeterminaci¨®n y preceder¨¢ inmediatamente a la proclamaci¨®n de la independencia.
Una versi¨®n m¨¢s afinada o menos tosca, que es la de CDC, considera que este 47'8 por ciento no es la mayor¨ªa que permite conseguir la independencia, que precisa al menos el 7 por ciento del campo de CSQP. Hay que regresar a la pantalla anterior, o incluso aglutinar aquel famoso 80 por ciento que alguna vez estuvo a favor del derecho a decidir. El refer¨¦ndum sobre el futuro de Catalunya acordado con el Gobierno de Madrid vuelve a aparecer as¨ª despu¨¦s de un largo eclipse, concretamente desde que la constituci¨®n de Junts pel S¨ª dej¨® descolgados del proc¨¦s y desatendidos electoralmente a quienes hab¨ªan votado en el proceso participativo del 9N pero no lo hab¨ªan hecho por la independencia. Y para remachar, ya nos ha dejado claro Artur Mas que la Converg¨¨ncia refundada no ser¨¢ independentista sino que se quedar¨¢ en el soberanismo, con vocaci¨®n de recoger votos entre quienes no quieren la independencia pero s¨ª la consulta. Es decir, que pronto volveremos al Estado propio de 2012, sea cual sea su significado, dentro, fuera o a mediopensionista respecto a Espa?a.
De esta doble lectura surgen m¨¢s dos actitudes que dos programas. Los programas, en realidad, son lo de menos porque se igualan en su inviabilidad. La nueva actitud dialogante y dispuesta a obtener resultados que est¨¢ empezando a esbozar Converg¨¨ncia es el comienzo de la rectificaci¨®n. Ahora hay que esperar que el tiempo haga su labor: aparecer¨¢ la oportunidad de acuerdos pol¨ªticos, estimulados por la necesidad, que puede ser muy intensa (un par¨¦ntesis solo para evocar el est¨ªmulo al pacto que surge del p¨¦simo estado de las finanzas catalanas). Tambi¨¦n contribuir¨¢ poderosamente la clarificaci¨®n del escenario pol¨ªtico espa?ol: si hay gobierno todo se precipitar¨¢, pero si hay nuevas elecciones seguir¨¢ o se acentuar¨¢ la confusi¨®n.
En todo caso, la rectificaci¨®n est¨¢ en marcha. La mano mueve el tim¨®n y el barco vira con parsimonia, tan lento que los pasajeros apenas lo perciben. Llegar¨¢ un momento, no tardar¨¢ mucho, en que se dar¨¢n cuenta de pronto que la costa que estaba a la derecha ahora est¨¢ a la izquierda. Pero hay que virar lentamente, no fuera caso que el pasaje se maree y luego quiera bajarse del barco.
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