Prohibir la estelada
El 47,8% del electorado vot¨® a favor de la independencia el 27-S; no se pueden matar emociones con prohibiciones, en la mejor tradici¨®n del franquismo
La bandera independentista catalana se ha convertido en un apetecible reclamo electoral. El macizo de la raza, t¨¦rmino que Dionisio Ridruejo tom¨® prestado de Antonio Machado, respir¨® aliviado despu¨¦s de que la Delegaci¨®n del Gobierno en Madrid vetara la exhibici¨®n de la estelada en la final de la Copa del Rey. La autoridad se impon¨ªa a la anarqu¨ªa, la unidad de Espa?a al separatismo... Unas expresiones m¨¢s propias de la Espa?a que ora y bosteza que de la de progreso y tolerancia. Pero la controvertida decisi¨®n ¡ªpara evitar, dec¨ªa la delegaci¨®n, banderas que ¡°inciten o fomenten comportamientos violentos o terroristas¡±¡ª choc¨® con la justicia. El Juzgado Contencioso-Administrativo n¨²mero 11 de Madrid impidi¨® el viernes pasado que el Ejecutivo popular impusiera su voluntad por la v¨ªa de los hechos consumados.
Hace apenas tres semanas, Fernando Andreu, juez de la Audiencia Nacional, archiv¨® por segunda vez la pitada al himno espa?ol en la final de la copa del Rey de 2015 por parte de aficionados del Athletic de Bilbao y del Barcelona. La insistencia de la fiscal¨ªa contrastaba ¡ªseg¨²n los argumentos del juez¡ª con la actitud laxa mantenida por el ministerio p¨²blico en 2009, cuando ante una situaci¨®n id¨¦ntica no apreci¨® delito alguno.
Ahora el juez de lo Contencioso-Administrativo de Madrid, que ha dado el rev¨¦s al Gobierno de Rajoy y a una insistente fiscal¨ªa, ha partido de la premisa de que la exhibici¨®n de banderas ¡°que manifiestan un sentimiento o ideolog¨ªa no generan violencia, racismo, xenofobia o intolerancia¡±, que son las condiciones que establece la ley para prohibir los s¨ªmbolos en un recinto deportivo. Seg¨²n el juez, las esteladas son ¡°una mera manifestaci¨®n de la libertad ideol¨®gica¡± recogida en la Constituci¨®n.
¡°El valor del pluralismo pol¨ªtico comporta la libertad para pensar, expresarse y participar o no participar en los procesos pol¨ªticos en condiciones de transparencia e igualdad con los dem¨¢s actores pol¨ªticos, y en la medida en que la democracia implica pluralismo, ampara la discrepancia y las formas en las que ¨¦sta pueda manifestarse, siempre que esa expresi¨®n sea, a su vez, respetuosa con los derechos de los dem¨¢s¡±, apunta el juez. Todo un despliegue de ese sentido com¨²n del que carece la Delegaci¨®n del Gobierno en Madrid.
La bandera independentista es algo que, guste o no, ha venido para quedarse. Un 47,8% del electorado catal¨¢n se inclin¨® a favor de opciones secesionistas en las pasadas elecciones auton¨®micas. Si casi la mitad de los votantes se manifest¨® en esa direcci¨®n, el camino m¨¢s adecuado para combatirlo pol¨ªticamente no es matar las emociones con prohibiciones, recuperando la mejor tradici¨®n del franquismo.
Tambi¨¦n es cierto que muchos de los que ahora se han rasgado las vestiduras ante la eventual prohibici¨®n, ser¨ªan incapaces de soportar que su himno fuese pitado en un estadio. La carga emocional convierte el territorio de los s¨ªmbolos nacionales en un campo de minas. De lo que no cabe duda alguna es que en el siglo XXI matar la libertad con la prohibici¨®n no es un recurso. Ni siquiera el PP catal¨¢n entend¨ªa una prohibici¨®n que le devuelve a las casillas su peor tradici¨®n: la que inaugur¨® el partido de Mariano Rajoy presentando el recurso al Estatuto catal¨¢n, para lo que no repar¨® en utilizar todos los resortes pol¨ªticos hasta lograr una composici¨®n del Tribunal Constitucional acorde con sus objetivos.
Sin duda la decisi¨®n de la delegada del Gobierno en Madrid pretend¨ªa buscar r¨¦ditos para un PP en horas bajas y sin socios a la vista. Nada mejor que aferrarse a la polarizaci¨®n pol¨ªtica contra extremistas y separatistas y presentarse como ¨²nico garante de la Espa?a eterna para mantener la comuni¨®n entre el partido y ese macizo de la raza que es su electorado m¨¢s conservador. Utop¨ªas compensatorias instrumentalizadas para fines pol¨ªticos, dec¨ªa Eric Hobsbawm sobre las naciones tratando de introducir racionalidad.
En todo caso y en lo que hace a las actitudes, lo apuntaba, con motivo de la pitada en 2015 al himno y al Rey, Jos¨¦ Mar¨ªa Mena, ex fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a, en este diario: ¡°Solo superaremos esta peligrosa espiral de intolerancia rec¨ªproca comprendiendo y respetando a los que se sienten sinceramente ofendidos, y estos, pregunt¨¢ndose por qu¨¦ pitaron aquellos, desterrando cualquier remedio represivo, desacralizando todos los s¨ªmbolos, y, ante todo, con democr¨¢tica buena educaci¨®n¡±. Lo importante es la convivencia. Y a favor de ella deber¨ªan trabajar los pol¨ªticos, no ¨²nicamente los jueces.
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