Nerviosos y desanimados
Quienes no llevan una venda en los ojos, saben que eso de la independencia s¨®lo puede funcionar con un acto de fuerza, una insurrecci¨®n en toda regla, algo que nadie quiere en Catalu?a
Es muy visible el des¨¢nimo que cunde en las filas del mundo independentista. Se nota en las declaraciones de los pol¨ªticos, en el nerviosismo de ciertos articulistas, en el pesimismo de las tertulias catalanas. El inexplicable y poco meditado entusiasmo de los ¨²ltimos a?os est¨¢ experimentando un giro y la sensaci¨®n es que se busca una salida para que el rid¨ªculo no resulte excesivo. La propuesta de Puigdemont en EL PA?S del domingo va en ese sentido. De la heroica Transici¨®n Nacional pasamos al desencanto. Pero lo errores se pagan y han sido muchos. Desde hace a?os. Vamos a comentar s¨®lo los m¨¢s recientes, estos que est¨¢n provocando nervios y des¨¢nimo.
El primer error fue no aceptar los resultados de las elecciones auton¨®micas del pasado 27 de septiembre. Recordemos que dichas elecciones fueron planteadas desde el campo independentistas como plebiscitarias, una contradicci¨®n evidente porque la naturaleza de unas elecciones es distinta a la de un plebiscito, la democracia representativa no es la democracia directa. Pero a lo hecho, pecho: deb¨ªan interpretar el resultado tal como lo plantearon.
Sin embargo, no fue as¨ª. Ni siquiera llegaron al 50% de los votos, cuando esperaban que una gran mayor¨ªa del pueblo catal¨¢n ¡ªm¨¢s del 60%, se dec¨ªa¡ª optara por las opciones separatistas. Pero ganaron en esca?os y pod¨ªan elegir presidente siempre que les apoyara la CUP. Leyeron los resultados en sentido contrario a un plebiscito. En lugar de admitir la derrota, presentaron las elecciones como una victoria.
A partir de esa trampa, mediante un ingenioso malabarismo, los separatistas pasaron a defender que la mayor¨ªa parlamentaria les deba derecho a iniciar ya el proceso independentista. Tras constituirse el Parlamento y mucho antes de elegir al Presidente de la Generalitat, este proceso fue plasmado en una solemne Declaraci¨®n, del todo contraria a Derecho. La CUP ya mandaba, a ERC eso le interesaba porque as¨ª quedaba situaba en el centro pol¨ªtico y Converg¨¨ncia segu¨ªa dej¨¢ndose tomar el pelo.
El segundo error est¨¢ en esa misma Declaraci¨®n: fijar un plazo para lo que llaman ¡°desconectar¡± del Estado, es decir, separarse, declararse independiente. Se dieron 18 meses. Si contamos el plazo desde el momento de elegir Presidente de la Generalitat, ya son 13 y en septiembre ser¨¢n 10. Este plazo crea una presi¨®n enorme, sobre todo cuando se comprueban las insalvables dificultades para conseguir alcanzar la meta.
Como era de prever, sabiendo que estamos bajo el imperio de la ley, ninguna de las famosas ¡°estructuras de Estado¡± puede construirse, cualquiera de ellas ser¨¢ declarada jur¨ªdicamente nula. Las que se crean, muy pocas, ya ni siquiera son ilegales porque son inocuas, c¨¢scaras vac¨ªas para quedar bien, para enga?ar a la gente, para intentar contentar a la CUP. Ir¨¢n pasando los meses y el proceso establecido en la Declaraci¨®n no avanzar¨¢, los desacuerdos dentro del Govern ir¨¢n en aumento, la mayor¨ªa parlamentaria se ir¨¢ resquebrajando, mostrando sus flaquezas iniciales. Nervios y des¨¢nimo se har¨¢n cada vez m¨¢s visibles.
El tercer gran error es la campa?a por la independencia en el extranjero. Es obvio ya que los gobiernos, especialmente los de la UE, ni reciben a los representantes de la Generalitat. El prepotente se?or Romeva, conseller de Exteriores, cometi¨® la osad¨ªa de querer presentarse como ministro, algo inaudito en las relaciones diplom¨¢ticas entre estados. No le reciben ya ni los c¨®nsules acreditados en Barcelona. Su gesti¨®n ha sido desastrosa, contraproducente para su causa.
Pero incluso las entidades privadas ¡ªuniversidades, think thanks, fundaciones diversas¡ª les hacen el vac¨ªo o, simplemente, muestran cu¨¢n equivocados est¨¢n. As¨ª sucedi¨® en Londres hace un par de semanas, aqu¨ª ni siquiera se ha dado como noticia, la prensa catalana siempre callando lo que puede resultar inconveniente para el poder de la Generalitat. El Diplocat catal¨¢n, esa insensatez, ha hecho constantemente el rid¨ªculo, no tienen ni idea de ir por el mundo.
En definitiva, quienes no llevan una venda en los ojos, saben que esto de la independencia s¨®lo puede funcionar con un acto de fuerza, con una insurrecci¨®n en toda regla. Para decirlo claro, usando la violencia, algo que nadie quiere en Catalu?a. Vendieron la independencia como algo f¨¢cil, r¨¢pido, sin problemas. Pasan los meses y se ve claro que esto no es as¨ª, que enga?aron a los catalanes. Buscan una salida honorable, desde luego no se la merecen. Espero que nadie se la facilite.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.
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