Pilar Aymerich: ¡°Una foto mala no existe, no hace falta que la hagas¡±
Entrevista con la fot¨®grafa que expone su obra en la galer¨ªa Eude de Barcelona
La fot¨®grafa Pilar Aymerich (Barcelona, 1943) adora los gatos, unos animales con los que ha convivido desde que era peque?a. Ser¨¢ por eso que la fotoperiodista, autora de un buen n¨²mero de fotograf¨ªas ic¨®nicas de la Barcelona de los a?os setenta y ochenta que reflejan como pocas los cambios sociales, pol¨ªticos y culturales que se vivieron en esas d¨¦cadas, tiene mucho de felina. Como sus tres gatos que recorren el enorme piso de Gran de Gr¨¤cia donde vive y tiene su estudio, Aymerich, que lleva casi 50 a?os trabajando detr¨¢s de una c¨¢mara, camina sigilosa y con calma, observa con detenimiento y solo dispara de forma certera su c¨¢mara tras ganarse la confianza de su presa. Una selecci¨®n de fotograf¨ªas realizadas durante estas d¨¦cadas, en la que se mezclan los retratos con las im¨¢genes de las bulliciosas y conflictivas calles en este momento, pueden verse, hasta septiembre en la galer¨ªa Eude de la calle de Consell de Cent de Barcelona bajo el t¨ªtulo La Barcelona de Pilar Aymerich.
¡°Son fotograf¨ªas en las que se mezclan los hechos que hicieron que Barcelona cambiara radicalmente y algunos de sus protagonistas; un momento irrepetible donde se juntaron tres generaciones: los que volv¨ªan del exilio como Merc¨¨ Rodoreda, Pere Calders o Joan Oliver; los que hab¨ªan estado en la resistencia interior como Antoni T¨¤pies o Maria Aurelia Capmany y los j¨®venes que hab¨ªan bebido de toda esta gente, como Ovidi Montllor, entre otros¡±, explica la fot¨®grafa durante un recorrido por la exposici¨®n; una especie de retrospectiva que ha seleccionado con mimo. ¡°Muchas son im¨¢genes que no se hab¨ªan positivado nunca, porque en el momento en que se hicieron no eran las importantes, pero siempre han estado ah¨ª¡±, explica delante de una madre hippy de 1972, ¡°una especie de Madonna¡±, o una criada tendiendo la ropa en una de las terrazas del Eixample. ¡°Es la ¨¦poca en la que la prensa pas¨® de no reflejar la realidad, de hablar s¨®lo de cortes de cintas e inauguraciones al auge del fotoperiodismo que logr¨® ponerse a nivel europeo¡±.
Amiga Montserrat Roig
Dentro de la exposici¨®n tiene un lugar preferente un friso con cerca de una docena de fotograf¨ªas de dos buenas amigas suyas: Montserrat Roig y Maria Aurelia Campany. De las dos que se cumplen los 25 a?os de su fallecimiento. "A Montserrat la conoc¨ª cuando yo ten¨ªa 17 a?os y ella 16 y entramos juntas a estudiar arte dram¨¢tico. Al volver de Londres en 1968 comenc¨¦ a hacer fotos y ella a escribir. Nos presentamos a un concurso Serra d'Or y lo ganamos. Y desde entonces, su fallecimiento en 1991, colaboramos en muchos trabajos".
En las historias que relata Aymerich aparece muchas veces su amiga Roig. Como en la imagen en la que aparece una relajada Merc¨¦ Rodoreda."Montserrat me dijo que iba a entrevistarla, pero que si quer¨ªa ir que no me llevara la c¨¢mara porque hac¨ªa dos a?os que no dejaba que le hicieran fotos. Pero al llegar a su casa vi que ten¨ªa una galer¨ªa con gardenias y empec¨¦ a hablarle de las plantas que yo tambi¨¦n cultivaba. Y as¨ª pude hacerle esta y otras fotos en el jard¨ªn. Estudiar teatro me ha ido muy bien, por que en la vida he hecho todos los papeles de la obra para conseguir una foto".
Aymerich sigue trabajando en su laboratorio, instalado en la otra punta de su piso. ¡°Cuando volv¨ª de Londres a finales de los a?os sesenta se revelaba muy mal, era todo muy empastado y lo primero que hice fue montarme mi propio laboratorio, porque soy muy meticulosa y pens¨¦ que una copia que pusiera detr¨¢s Pilar Aymerich ten¨ªa que estar bien ampliada¡±. Tambi¨¦n sigue haciendo fotograf¨ªas: ¡°Cuando pasa algo, cojo la c¨¢mara. Es como una necesidad, otra cosa es que que haga fotos o no. Una de las ¨²ltimas veces fue cuando el desalojo de Gr¨¤cia. Eres fot¨®grafo las 24 horas al d¨ªa. No es una profesi¨®n, es una forma de vida¡±.
Adem¨¢s de felina, a Aymerich se le nota su formaci¨®n: ¡°Estudi¨¦ direcci¨®n teatral y escenograf¨ªa en la escuela de Adri¨¤ Gual. Por eso, las personas que retrato siempre aparecen en un entorno que ayudan a definirlos y suma informaci¨®n¡±, explica, mientras remarca que solo hace primeros planos a la gente mayor ¡°porque las arrugas tambi¨¦n hablan del personaje¡±.
En 2004, coincidiendo con la celebraci¨®n del F¨®rum de les Cultures, dio el salto de la fotograf¨ªa anal¨®gica a la digital. ¡°Pero a?oro lo anal¨®gico. No es ni mejor ni peor, es distinta. Para m¨ª, la reflexi¨®n en fotograf¨ªa es muy importante, por eso sol¨ªa dejar varias horas el carrete sin revelar, para tener un poco de perspectiva¡±. Ahora la cosa es diferente, m¨¢s inmediata. Aunque tiene una f¨®rmula. ¡°Con la c¨¢mara anal¨®gica antes de comenzar a retratar, convers¨¢bamos y nos tomamos algo, y durante diez minutos disparaba sin carrete. Y cuando ve¨ªa que el personaje se hab¨ªa relajado comenzaba la sesi¨®n, porque tengo asumido que la fotograf¨ªa es una agresi¨®n. No te llevas el alma, como dicen algunas tribus, pero si es una especie de confesi¨®n. Ahora digo que el visor se me ha extropeado para que no pretendan ver el resultado del trabajo ya y rompan la magia que se crea¡±, asegura, mientras abomina del Photoshop: ¡°Es horroroso, porque cambia a las personas, es inmoral. Hay que tener una ¨¦tica, una l¨ªnea que no puedes pasar porque est¨¢s perdido. Yo trabajo con personas y es muy importante no traicionarlas¡±. Entre el colectivo m¨¢s dif¨ªcil, asegura, los escritores. ¡°Tienen mucho miedo a la c¨¢mara, porque tienen la prevenci¨®n de que puedes adivinar quienes son¡±, explica sonriendo.
Ets fot¨®grafo las 24 horas del d¨ªa. Esto no es un trabajo, es una forma de vida
Se pone seria cuando se le pregunta por el estado de los archivos fotogr¨¢ficos, un tema que conoce a fondo porque ha participado en numerosos foros y reuniones del sector con la administraci¨®n catalana. ¡°Existe un Plan Nacional para la fotograf¨ªa, pero est¨¢ en sus inicios. No saben muy bien por d¨®nde tirar y hemos perdido muchos a?os en los que grandes archivos se han perdido, e incluso te los encontrabas en los Encants tirados por el suelo, porque hasta hace poco el trabajo de los fotoperiodistas y documentalistas no se consideraba fotograf¨ªa de autor. Por eso, en Catalu?a la fotograf¨ªa documentalista no est¨¢ presente en los centros importantes y se est¨¢ perdiendo la historia en im¨¢genes de estos a?os. Es imperdonable¡±. Ella deposit¨® su archivo en 2011 en el Arxiu Nacional de Catalunya. ¡°No tengo hijos y siempre he pensado que era un patrimonio que ya no me pertenece, que es de todos y all¨ª puede consultarse¡±, aunque remarca que sigue teniendo los derechos de sus im¨¢genes y que puede disponer de los negativos cuando quiera.
Aymerich es capaz de contar la historia que hay detr¨¢s de todas sus fotograf¨ªas. Sean manifestaciones de bomberos, sindicalistas, actores, entre los que se ven a Flotats, Mario Gas y Loles Le¨®n que lleva un cartel en el que se lee ¡°actriz parada¡±, periodistas ¡ª¡°es de 1976. Fue la primera autorizada y no sab¨ªamos como terminarla ya que no nos persegu¨ªan los grises. V¨¢zquez Montablan le pregunt¨® a Josep Ramoneda, que era el m¨¢s viajado c¨®mo se hac¨ªa en otros pa¨ªses, y coment¨® que en Francia se daban la mano y se disolv¨ªan, y as¨® lo hicimos¡±¡ª. O mujeres contra las violaciones que pasan por delante de un cine en el que se programaba una pel¨ªcula del destape.
Tot retrato es una agresi¨®n. No te end¨²s el alma, pero s¨ª que es un tipo de confesi¨®n
Tras comprobar la cantidad de im¨¢genes de esta artista que han sido utilizadas en portadas de discos ¡ªcomo la de Ovidi Montllor para la portada de La fera ferotge de 1968 en la que el cantante echa humo por la nariz¡ª; de libros, como el de Montserrat Roig sobre los catalanes en campos de concentraci¨®n: ¡°fue la primera vez que se escribi¨® de este tema. Me llam¨® Montserrat y me dijo que fuera corriendo. Cuando llegue a su casa me encontr¨¦ a tres se?ores sentados delante de una grabadora contando cosas terribles, pero all¨ª no pod¨ªa hacer fotograf¨ªas. Me fui y encontr¨¦ un muro que pens¨¦ que me servir¨ªa y los convenc¨ª para dar paseo. Cuando pasamos por delante del muro les dije que se pusieran como cuando estaban en el campo e concretaci¨®n. Les cambi¨® la cara. Solo hice una fotograf¨ªa porque les ve¨ªa sufrir. Me la acaban de pedir para el Museo del Holocausto¡±. Tambi¨¦n en carteles como el de la gran manifestaci¨®n del Estatut de 1977 ¡°que se coloc¨® en muchos ayuntamientos¡±. Su autora asegura que: ¡°Una foto mala no existe, porque no hace falta que la hagas. El privilegio de ser freelance como yo he sido es que puedes escoger no hacerla¡±. Porque ¡°Yo no soy de esos que dispara y despu¨¦s ya veremos¡±.
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