Google, la puerta del infierno de los editores

En 2015, Penguin Random House Grupo Editorial present¨® en todo su dominio (Am¨¦rica Latina y Espa?a) unas 88.000 denuncias para que se retiraran de la Red descargas ilegales de sus libros. ¡°El 98% de los accesos a esas p¨¢ginas se hicieron desde Google¡±, acusa N¨²ria Cabut¨ª, directora general del sello. ¡°Google no deber¨ªa ser la puerta de entrada de la pirater¨ªa a nuestro sector¡±, le hab¨ªa precedido unos minutos antes, excepcional telonero de lujo, el director general de la divisi¨®n de Librer¨ªas del Grupo Planeta, Jes¨²s Badenes. La acusaci¨®n, clara y contundente, de ambos cobraba mayor virulencia al haber sido hecha mientras ten¨ªan a su izquierda al director general de Google Playbooks y Google News para Espa?a y Portugal, Lu¨ªs Collado. El marco, la tercera y ¨²ltima jornada, ayer, del foro Edita Barcelona promovido por el Gremio de Editores de Catalu?a y la Universidad Pompeu Fabra, no hizo m¨¢s que amplificar la denuncia.

Estoico, y convertido en Hades, Collado se defendi¨® asegurando que su compa?¨ªa sufre una ¡°esquizofrenia digital¡± porque ¡°Google est¨¢ vendiendo contenidos digitales en un porcentaje ya de dos n¨²meros y, por otro lado, nos dicen que favorecemos la pirater¨ªa digital; pero si la pirater¨ªa es digital va contra el libro digital y eso quiere decir que nuestro Google Play Books es el primer afectado¡±, contraatac¨®. Y ante una nueva acometida de Cabut¨ª (¡°sabes perfectamente lo que nos cuesta que saqu¨¦is los libros que se venden ilegalmente en Google¡±), el representante del buscador document¨® que ¡°en los ¨²ltimos 30 d¨ªas hemos dejado de ingresar en Google 87 millones de p¨¢ginas afectadas por reclamaciones de derechos de autor¡±. Pero no era d¨ªa de concesiones versallescas: ¡°?Qu¨¦ tanto por ciento de esas p¨¢ginas corresponden a Espa?a? Ya sabes que es baj¨ªsimo; la responsabilidad moral de Google y de otras empresas tecnol¨®gicas como puerta de acceso a esa pirater¨ªa es ingente¡±, redobl¨® raudo Badenes.

Fue el momento ¨¢lgido de la tensi¨®n de una mesa redonda que, a partir de entonces, ya analiz¨® el problema desde una mirada m¨¢s global, con cierta autocr¨ªtica y disparando, luego, hacia la Administraci¨®n. As¨ª, Collado achac¨® en parte a los propios editores el origen de la situaci¨®n actual al tardar en incorporar su oferta a la explosi¨®n digital, ¡°generando as¨ª la idea en el lector de que si se quer¨ªa acceder al libro digital era por la v¨ªa de la pirater¨ªa¡±. Badenes reconoci¨® que ¡°los editores debemos desarrollar m¨¢s modelos de negocio digital, con propuestas m¨¢s atractivas de formatos, velocidad y precio¡±.

Quiz¨¢ impregnado por esa fase de contrici¨®n, el representante de Google asumi¨® su pasado de editor y abog¨® por ¡°colaborar con el sector sent¨¢ndonos juntos desde editores a quienes se benefician m¨¢s o menos de la pirater¨ªa digital, sean buscadores, proveedores de accesos, anunciantes y publicitarios¡±. Hasta reconoci¨®, con cierto humor: ¡°luchar¨¦ internamente en mi casa contra los molinos de viento de Internet¡±. Cabut¨ª se centr¨® m¨¢s en la parte pol¨ªtica: ¡°En 2015, los editores espa?oles presentamos 27 denuncias a la Secci¨®n Segunda de la Comisi¨®n de la Propiedad Intelectual del Ministerio de Cultura¡­ Pues s¨®lo se ha resuelto un caso; incluso hemos ofrecido ayuda econ¨®mica para arreglar la falta evidente de medios jur¨ªdicos y ni se nos ha respondido¡±.

¡°Se han de promulgar leyes que den seguridad jur¨ªdica, claro, pero luego hacer tambi¨¦n que esas leyes se cumplan¡±, se a?adi¨® al debate la presidente de la asociaci¨®n de gesti¨®n de derechos CEDRO, Carme Riera, que cerr¨® con su discurso un foro donde s¨®lo las aportaciones anal¨ªticas de sus 35 participantes en sus 12 intensas sesiones ya justifican, seg¨²n los organizadores, una segunda edici¨®n. En ella se intentar¨¢ reforzar la presencia de expertos extranjeros, esperando ampliar el presupuesto (ahora, de 40.000 euros), conscientes de su singularidad hoy en Espa?a y de que es un instrumento de refuerzo de la imagen de Barcelona como capital editorial y, desde el pasado diciembre, Ciudad Literaria de la Unesco, una de las bazas por las que el consistorio es el principal patrocinador del foro.