Unilateral o nada
El soberanismo llega siempre al mismo punto, la unilateralidad. Que es el que provoca el v¨¦rtigo de sus propios promotores porque es el punto a partir del cual hay que saltar al vac¨ªo
Ya sea para un refer¨¦ndum, para una declaraci¨®n de soberan¨ªa o para lo que eufem¨ªsticamente una comisi¨®n del Parlament defini¨® ayer como un ¡°mecanismo de ejercicio democr¨¢tico¡±, la cuesti¨®n es que en su recorrido hacia la independencia, la actual mayor¨ªa parlamentaria catalana llega siempre al mismo punto, la unilateralidad. Que es el que provoca el v¨¦rtigo de sus propios promotores. Es el punto a partir del cual hay que saltar al vac¨ªo.
Unilateral, en los asuntos relacionados con la soberan¨ªa pol¨ªtica, es sin¨®nimo de ruptura. Ruptura suele ser, a su vez, sin¨®nimo de revoluci¨®n, pues a nadie le cabe duda de que la creaci¨®n unilateral de un Estado catal¨¢n soberano ser¨ªa un acontecimiento revolucionario en Espa?a. Consumar¨ªa y llevar¨ªa a su punto de paroxismo la crisis constitucional y de r¨¦gimen apenas larvada desde la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010 sobre el Estatuto de Catalu?a.
Las revoluciones son por definici¨®n ilegales, como todo el mundo sabe. Y las hay de muchos tipos, incluso puede decirse que a lo largo de la historia no ha habido dos revoluciones iguales. Pero, a grandes rasgos, pueden dividirse en dos grupos: las que triunfan y las que fracasan. ?En qu¨¦ grupo quedar¨ªa una declaraci¨®n unilateral de independencia de Catalu?a protagonizada por el Parlament? Se admiten apuestas.
Que una revoluci¨®n triunfe o fracase no es, en principio, una simple cuesti¨®n de legalidad o ilegalidad, sino de relaci¨®n de fuerzas entre los antagonistas. Si todas son por definici¨®n ilegales, las revoluciones que fracasan suelen conllevar el castigo para sus promotores. Si triunfan, sus impulsores legalizan a posteriori el nuevo marco pol¨ªtico y la comunidad internacional bendice la nueva situaci¨®n. En Europa, el apoyo y el reconocimiento internacionales han sido decisivos para las numerosas declaraciones de soberan¨ªa triunfantes acaecidas a finales del siglo XX. Pero si los promotores fracasan, se les aplica a ellos la legislaci¨®n punitiva prevista en todos los ordenamientos jur¨ªdicos para quienes osan desafiarlo. Ll¨¢mese prevaricaci¨®n, sedici¨®n o como se le quiera llamar, algo de esto est¨¢n empezando a conocer Artur Mas y algunos de sus colaboradores, que ya han sido llevados ante la Justicia por desatender la orden del Constitucional y persistir en su intento unilateral de llevar a cabo un amago de refer¨¦ndum sobre la independencia.
Evitar el recurso a la unilateralidad es la propuesta que la coalici¨®n de En Com¨² Podem ha llevado en su programa para las elecciones legislativas del 20-D y del 16-J y desde luego alguna contribuci¨®n habr¨¢ tenido a que resultara la fuerza m¨¢s votada en ambas convocatorias. Se trata de una propuesta de consulta al electorado o de refer¨¦ndum sobre la forma constitucional de pertenencia de Catalu?a al Estado espa?ol. Una v¨ªa que implica negociaci¨®n, pacto. Esta posici¨®n hab¨ªa sido defendida por el PSC, pero la abandon¨® meses antes de las legislativas de 2015 por la presi¨®n del PSOE. Sin embargo, hace unas semanas, el PSC la ha retomado en parte para un supuesto te¨®rico no se sabe si poco, muy o bastante improbable: el de que el electorado catal¨¢n rechazara en su d¨ªa la reforma constitucional federalista que proponen los socialistas. La nueva idea del PSC no ha superado de momento la fase de las buenas intenciones, pues el propio PSOE se ha encargado de rechazarla.
El caso catal¨¢n presenta una particularidad bastante llamativa. El m¨¢s peque?o de los partidos que persiguen la independencia es una coalici¨®n de grupos locales y de varios partidos algunos de los cuales proceden del libertarismo y del izquierdismo marxista y se proclaman revolucionarios. Pero los otros dos, Esquerra Republicana y el PDC, antes Converg¨¨ncia, son formaciones moderadas, partidos de orden, de los que no cabe esperar que se lancen al vac¨ªo ni pretendan imponerse por la fuerza.
Los independentistas no lograron la mayor¨ªa de votos en las elecciones auton¨®micas de 2014, que plantearon como un plebiscito sobre su propuesta, ni en las municipales de 2015, ni en las legislativas de 2015 y 2016. El electorado est¨¢ alineado sobre esta cuesti¨®n en dos bloques relativamente iguales, que oscilan en porcentajes peque?os. Es una situaci¨®n bloqueada, un empate, de la que es ingenuo pensar que se saldr¨¢ mediante acciones unilaterales. Ahora sin embargo, el bloque independentista camina, empujado por la CUP, hacia un esquema que reza: o unilateral o nada. Pero todas las partes saben que lleva a una repetici¨®n, m¨¢s lastimosa si cabe, de la declaraci¨®n de soberan¨ªa del Parlament de enero de 2013, que qued¨® en nada.
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