24.000 ancianos, en lista de espera para entrar en una residencia
Las entidades denuncian el estado de salud de los ancianos al llegar a los centros
Miles de ancianos catalanes est¨¢n dedicando los ¨²ltimos a?os de su vida a esperar. A esperar, hasta cuatro a?os, a que la Generalitat les conceda una plaza en una residencia p¨²blica o concertada. Seg¨²n datos del Departamento de Asuntos Sociales, a junio de 2016, eran 24.401 los ancianos que estaban en la lista de espera en Catalu?a. En 2011, cuando se empezaron el grueso de los recortes, eran unos 17.000 los que aguardaban por una plaza. Los ancianos que est¨¢n en cola son altos dependientes ¡ªde grado II o III¡ª, con una salud muy fr¨¢gil. Tienen aprobado el Programa Individual de Atenci¨®n (PIA), por el que se asigna una prestaci¨®n adecuada a su estado y grado de dependencia (la residencia, en este caso), pero no pueden disponer de ayuda por falta de recursos p¨²blicos.
Aunque la financiaci¨®n de la Ley de Dependencia deber¨ªa correr a partes iguales a cuenta de la Generalitat y el Gobierno Central, la Administraci¨®n catalana ha tenido que ir incrementando la partida (910 millones de euros, el 70% del presupuesto del Departamento) a medida que descend¨ªa la parte del Estado, que recort¨® 240 millones en los ¨²ltimos tres a?os.
El Departamento reconoce que ¡°la permanencia en la lista de espera puede ser de tres meses a tres a?os, dependiendo del territorio y la residencia¡±. Pero las entidades del sector van m¨¢s all¨¢: ¡°La espera media para entrar a una residencia p¨²blica alcanza los cuatro a?os y a una concertada oscila entre los cuatro meses y el a?o y medio. A veces, cuando llamamos para conceder la plaza, el anciano ya est¨¢ muerto¡±, explica Vicente Botella, presidente de la patronal de peque?as y medianas residencias, UPIMIR.
Seg¨²n el propio Departamento de Asuntos Sociales, unos 22.500 catalanes han muerto en los ¨²ltimos cinco a?os mientras esperaban recibir las ayudas que fija la ley de dependencia. En 2015 fallecieron 3.346 personas, un 11% m¨¢s que en 2014, aunque menos de la mitad de las muertes registradas durante 2011.
La Generalitat puntualiza que, de los 24.401 ancianos a la espera de una plaza p¨²blica, unos 5.000 est¨¢n atendidos en una residencia privada a trav¨¦s de la prestaci¨®n econ¨®mica vinculada (PEV), una ayuda econ¨®mica para subvencionar una plaza privada al anciano mientras no se le concede una cama en una p¨²blica. El anterior gobierno de Artur Mas suspendi¨® estas prestaciones durante m¨¢s de un a?o y las reactiv¨® a finales de 2014 solo para los dependientes m¨¢s graves, los de grado III.
Un portavoz de Asuntos Sociales se?ala que ¡°se ha de tener en cuenta que algunas personas se apuntan a la lista de espera en previsi¨®n de futuro¡±. Adem¨¢s, a?ade, unos 14.000 ancianos que est¨¢n la lista de espera ¡°est¨¢ atendidos mientras tanto a trav¨¦s de otros servicios¡±, como centros de d¨ªa, atenci¨®n domiciliaria o cuidadores no profesionales.
Las entidades del sector, no obstante, advierten del grave estado en que llegan los ancianos a las residencias. ¡°Nuestro trabajo se est¨¢ convirtiendo cada vez en m¨¢s sanitario y menos social. Los ancianos que llevan mucho tiempo esperando, cuando llegan, duran cuatro meses y fallecen. Se han transformado en centros para morir, no para vivir¡±, lamenta Botella. El vicepresidente de la Asociaci¨®n Catalana de Directores de Centros y Servicios de Atenci¨®n a la Dependencia Gerontol¨®gica (ASCAD), I?aki Ant¨®n, asegura que en los ¨²ltimos a?os, la lista de espera para entrar a residencias concertadas o colaboradores se ha multiplicado por tres. ¡°Los pacientes nos llegan en peor estado que hace cuatro a?os. Algunos mueren, otros sufren much¨ªsimo porque requieren cuidados especializados que no tienen¡±, apunta. El geront¨®logo ha comprobado que la supervivencia en algunos de sus centros ha pasado de los dos a?os y cuatro meses en 2011 a rondar el a?o y cuatro meses de media en 2015.
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