?Gestionar lo irremediable?
El monocultivo tur¨ªstico no tiene futuro. Es un sector dominado por operadores globales y gente local con perspectivas muy a corto plazo. Una combinaci¨®n que pone a Barcelona al l¨ªmite
Muchas ciudades y otros enclaves est¨¢n sometidos a una gran presi¨®n tur¨ªstica. Una combinaci¨®n compleja de visitantes, transportistas, proveedores de bienes y servicios y reguladores de todo el entramado de idas y venidas. Un sector econ¨®mico con larga tradici¨®n en la costa, pero no as¨ª en Barcelona, que en los ¨²ltimos a?os se ha forjado una imagen atractiva que vincula clima, arquitectura y gastronom¨ªa. La combinaci¨®n de tarifas a¨¦reas baratas y la posibilidad de operar en Internet y fuera de los circuitos tradicionales ha ampliado claramente las posibilidades de viajar. Si a ello le a?adimos las tensiones pol¨ªticas en zonas tur¨ªsticas alternativas y el crecimiento exponencial que ha tenido el turismo de fin de semana en ciudades, entenderemos que las zonas m¨¢s tur¨ªsticas de Barcelona est¨¦n llegando este verano a una situaci¨®n cercana a la saturaci¨®n.
Lo dec¨ªa Der Spiegel hace pocos d¨ªas en un reportaje sobre la creciente hostilidad que despierta la invasi¨®n tur¨ªstica en ciudades como Berl¨ªn, Amsterdam, Praga o Barcelona. Ciudades en las que a¨²n es posible reaccionar y tomar medidas, ya que en el caso de Venecia (60.000 habitantes, 27 millones de visitantes al a?o) el diagn¨®stico apunta a una muerte cercana como espacio habitable m¨¢s all¨¢ de su funci¨®n de parque tem¨¢tico. Se alude en el reportaje a las reflexiones de Hans Magnus Enzensberger cuando, hace ya 60 a?os, afirmaba que el turismo acaba destruyendo precisamente aquello que busca: la originalidad y vitalidad especial de un lugar. Pero, a pesar de todo ello, nadie quiere renunciar a lo que parece la parte positiva del asunto: trabajo, negocio, tasas.
En un reciente informe publicado por el Ayuntamiento de Barcelona sobre las remuneraciones salariales medias en el 2014 se constata que el sector econ¨®mico con m¨¢s bajo nivel salarial es el de hosteler¨ªa (la mitad del sueldo medio en la ciudad), siendo las mujeres de este sector las peor pagadas del conjunto de trabajadores de la ciudad (14.500€ a?o). Se crea trabajo, de acuerdo, pero, ?en qu¨¦ condiciones? El nivel de precariedad del sector es end¨¦mico. La pregunta es ?se redistribuye riqueza o se distribuye pobreza?.
Por otro lado, los datos de comercializaci¨®n de Airbnb en Barcelona, dan un listado de 40.000 apartamentos y 135.000 camas. De estos, 19.000 est¨¢n activos, y cada semana se incorporan varios centenares. Casi la mitad son de piso entero y sus ofertantes disponen de m¨¢s de un apartamento. El nivel de ocupaci¨®n del pasado fin de semana fue del 92%. Los c¨¢lculos disponibles se?alan que un 20% de las viviendas activas en el mercado de alquiler de renovaci¨®n anual en la ciudad las comercializa Airbnb. Y no es la ¨²nica plataforma. L¨®gicamente esto afecta a los precios, ya que la rentabilidad del alquiler vacacional es claramente superior al residencial. Las consecuencias son evidentes. Seg¨²n el portal Idealista, el precio medio de alquiler en Barcelona ha llegado a los 16 euros m2, cuando el a?o pasado estaba situado en los 13 euros. Algo ins¨®lito en otras grandes ciudades espa?olas. Estamos ante una nueva ¡°gentrificaci¨®n¡±. Ya no la que sustitu¨ªa gente sin recursos por gente acomodada, sino la que expulsa a todo tipo de gente para colocar a visitantes que van y vienen, sin enraizamiento alguno.
Estamos atrapados. Con el turismo subsistimos, pero las consecuencias son temibles. Barcelona gana, pero muchos barceloneses asumen demasiados costes, mientras otros pocos acumulan buena parte de los beneficios. Y no est¨¢ claro hacia d¨®nde vamos. Es normal que mucha gente se remueve inquieta y dice: ¡°?Qui¨¦n se ocupa de este l¨ªo?¡±. Muchos conocemos a alguien que alquila un apartamento o una habitaci¨®n, o que trabaja ocasionalmente de camarero o de gu¨ªa. No podemos culparles a ellos del desaguisado en que nos hemos metido. Pero las instituciones solas tampoco lo van a arreglar. El monocultivo tur¨ªstico no tiene futuro. Es un sector dominado por operadores globales y gente local con perspectivas muy a corto plazo. Y esa combinaci¨®n est¨¢ poniendo al l¨ªmite la ciudad. Est¨¢ bien que el ayuntamiento busque nuevas maneras de localizar y multar a los apartamentos que operan sin licencia o que la Generalitat trate de regular el alquiler de habitaciones en vivienda habitual. Pero necesitamos una movilizaci¨®n social, econ¨®mica e institucional que revierta la tendencia. No podemos solo reaccionar ante lo irremediable. Est¨¢ en juego el futuro de la ciudad.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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