La incendiaria que regalaba flores de muerto
Durante la semana infernal en la que ardieron 9.000 hect¨¢reas en Galicia, una mujer ingres¨® en prisi¨®n como presunta autora de 15 fuegos. Los agentes nunca han tenido tantas pruebas
La Guardia Civil se present¨® la noche antes en casa de C. Fuera, muy cerca, ard¨ªa el monte y los agentes pidieron a los miembros de la familia que se identificasen. Estaban a punto de acostarse, no parec¨ªa posible que all¨ª nadie acabase de prender intencionadamente unos matorrales, y los investigadores, pr¨¢cticamente, descartaron a su principal sospechosa de la lista de candidatos a presunto pir¨®mano local.
Pero a la ma?ana siguiente, a eso de las siete, C. sali¨® como siempre a llevar a su marido, que no conduce, a su puesto de trabajo. Los guardias civiles hab¨ªan decidido seguirla de inc¨®gnito, por precauci¨®n, una ¨²ltima vez. Entonces comprobaron c¨®mo la mujer, madre de tres hijos y abuela de una ni?a de tres a?os, emprend¨ªa, ya sola, su incendiario paseo a bordo de su coche rojo. Iba pertrechada de velas arom¨¢ticas, cerillas y una colecci¨®n de nueve mecheros, incluido ese con el ir¨®nico lema de ¡°amo Galicia¡± que se ve en las fotos del cuartel. En pocas ocasiones se logra cazar con las manos en la masa a los que destruyen los bosques. Rara vez las pruebas abrasan de una forma tan combustible las manos del acusado.
Seguida por los agentes y despu¨¦s tambi¨¦n por una motobomba, ese viernes 12 de agosto la vecina de O Pumar (Cerceda, A Coru?a) de 56 a?os lleg¨® a hacer hasta siete paradas en su ruta para colocar otras tantas velas prendidas. Cuando la arrestaron tras un momento de forcejeo en que intent¨® resistirse, le quedaban otras cinco en el autom¨®vil. En un alarde tambi¨¦n nada frecuente, mandos del instituto armado en la provincia convocaron de urgencia una rueda de prensa para difundir su victoria. Esa semana Galicia ard¨ªa por tres de sus cuatro costados, el fuego arrasaba m¨¢s de 9.000 hect¨¢reas en un rosario de incendios en su mayor¨ªa provocados y el anuncio de la Guardia Civil iba a ser un golpe de efecto . Hab¨ªa habido detenciones y, sobre todo, sigui¨® habi¨¦ndolas en los d¨ªas sucesivos, pero todas fueron comunicadas por medio de breves notas de prensa, con imputados que luego han quedado libres con cargos.
El caso de C. fue otra cosa. Al d¨ªa siguiente de su arresto, y despu¨¦s de que se negara a declarar, el juzgado decret¨® su ingreso en prisi¨®n sin opci¨®n de pagar fianza, como investigada por un delito continuado de incendio forestal. El Seprona le atribuye ¡°al menos¡± 15 fuegos desde el 18 de julio y otros siete en grado de tentativa; la quema de unas 22 hect¨¢reas en un radio de tres kil¨®metros desde su aldea de 17 almas.
"Cog¨ªa los centros de los difuntos y luego se los llevaba a otros vecinos"
A C. ya le gustaban antes las velas pero no quemaba el monte. Sus guerras eran otras muy distintas, y la hab¨ªan convertido en un personaje indeseable para muchos. ¡°En el pueblo nadie la quer¨ªa¡±, reconoce el encargado del supermercado Claudio, donde ¡°ten¨ªa prohibido el paso¡± por los ¡°hurtos constantes¡±. ¡°No robaba por necesidad, que en su casa entran cuatro sueldos¡±, explica un pol¨ªtico cercedense: ¡°Si me preguntasen antes, yo dir¨ªa que esta mujer era buena persona; pero lleva a?os desequilibrada, y por ah¨ª tirar¨ªa un buen abogado para defenderla ahora... Seg¨²n me dijeron sus hijas, estaba yendo a un psiquiatra a A Coru?a pero no s¨¦... Ella hac¨ªa cosas muy raras... Hurtaba para regalar. Lo hizo hace poco con una empanada en la panader¨ªa y lo hac¨ªa con las flores del cementerio. Cog¨ªa los centros de los difuntos y luego se los llevaba a otros vecinos¡±.
A cualquiera que se le pregunte en Cerceda, desde portavoces municipales hasta vecinos, cuenta varios de estos episodios. Tambi¨¦n los del venenoso enfrentamiento, por momentos judicializado, que manten¨ªa la presunta incendiaria con otra familia de la aldea desde hace unos siete a?os.
En O Pumar todos son primos de una u otra forma. Supuestamente entre ellos no hay problemas de herencias ni tierras. Pero seg¨²n defienden esos parientes ¡ªlos Garc¨ªa Fraga¡ª, ¡°sin motivo¡± alguno C. levant¨® un muro de odio entre dos grupos familiares: los de ¡°O Prado¡±, que habitan una casa en la cima de este n¨²cleo apartado, y los de ¡°A Eira¡± (la era), que ocupan otra ladera abajo.
"Lleva a?os desequilibrada, por ah¨ª tirar¨ªa un buen abogado para defenderla"
Despu¨¦s de varios destrozos en su propiedad, los de O Prado terminaron instalando c¨¢maras de vigilancia en la fachada. Seg¨²n ellos, ¡°todos¡± sus coches acabaron con ¡°rayazos y pedradas¡±, dos ventanas de la casa amanecieron rotas y en el pajar alguien arroj¨® ¡°una corona de muertos, un mu?eco de feria con forma de demonio y restos de l¨¢pidas del pante¨®n familiar, que apareci¨® roto¡±. La madre de los de O Prado atribuye todos los hechos, denunciados una y otra vez a la Guardia Civil, a su prima pol¨ªtica encarcelada: ¡°Es una mujer conflictiva que cuando se cas¨® con mi primo, hace unos 37 a?os, trajo los problemas adonde siempre hubo paz¡±. ¡°La llamamos A Banqueira porque una vez fue al banco haci¨¦ndose pasar por m¨ª¡±, relata. ¡°Se llev¨® de la cuenta que tengo con mi marido 6.000 euros en cuatro visitas. Vino un jefe que tiene la entidad en Galicia para arreglar estas cosas y nos devolvieron el dinero sin tener que llegar al juez¡±.
Este verano han sido detenidas 41 personas como supuestas causantes de fuegos, provocados o intencionados, en Galicia, pero seg¨²n Julio Jim¨¦nez, subdirector del Instituto de Medicina Legal en Ourense, las mujeres son an¨¦cdota en estos delitos, y casi nunca aparecen en las estad¨ªsticas de los que queman para destruir. Tambi¨¦n ¡°son minor¨ªa los que prenden fuego por trastornos ps¨ªquicos¡±. En los incendios intencionados, ¡°lo habitual es que detr¨¢s haya alg¨²n tipo de conflicto". Seg¨²n el Seprona, los verdaderos pir¨®manos, que queman por quemar, sin m¨¢s explicaciones, no pasan del 7%. En 2013, otra mujer, esta vez de 45 a?os, fue encarcelada en Galicia, en el municipio pontevedr¨¦s de Salceda de Caselas, como supuesta autora de 13 fuegos "sin motivo aparente".
En Cerceda (5.076 habitantes), un territorio castigado y presuntamente tambi¨¦n recompensado por las peores industrias, est¨®mago que digiere m¨¢s del 80% de la basura que se genera en Galicia en la planta de tratamiento de Sogama, hace mucho tiempo que no se ve¨ªa arder el monte. "En 21 a?os que llevo yo de alcalde", comenta el socialista Jos¨¦ Garc¨ªa Li?ares, "solo recuerdo cuatro fuegos menores". Pero este verano ha sido distinto. Seg¨²n el eterno gobernante local, unos d¨ªas antes de la sonora detenci¨®n de C. fue arrestado otro vecino. "Y me cuentan que hay un par de ellos m¨¢s que est¨¢n siendo investigados", a?ade.
En casa de los Garc¨ªa Fraga opinan que C. "no est¨¢ mal de la cabeza" y que "todas sus haza?as se deben a su maldad": "Es que esta mujer hizo muchas aqu¨ª... Vivimos aterrados con la idea de que va a volver y pasamos noches sin dormir por su culpa", comentan mientras una r¨¢faga de viento trae de nuevo el olor de las brasas que siguen candentes seis d¨ªas despu¨¦s bajo la capa ennegrecida. "Esta mujer fue una peste, un agobio para nosotros", insisten, "la semana pasada, con los incendios, la aldea parec¨ªa un campo de batalla. Entre helic¨®pteros e hidroaviones deb¨ªa de haber casi 10 pasando por encima de nuestro tejado. Era angustioso ver c¨®mo las llamas se nos ven¨ªan encima". El fuego creci¨® y lleg¨® al ayuntamiento vecino de A Laracha. Los eucaliptos, que aqu¨ª van acorralando los bosques de frondosas aut¨®ctonas, contin¨²an humeando.
Sin embargo, el regidor se atreve a poner una mano en el fuego por la reclusa: "?Una persona en sus cabales plantar¨ªa fuego cerca de su casa? Todos los incendios que le atribuyen fueron all¨¢ en O Pumar y junto al piso que ella tiene tambi¨¦n aqu¨ª en Cerceda". "Parece mentira... unos d¨ªas antes la vi bailando toda contenta con su nietecita, en la celebraci¨®n gastron¨®mica que tenemos el ¨²ltimo fin de semana de julio. Si es cierto lo que dicen los investigadores, entonces ya hab¨ªa estado quemando el monte". Un programa de la Televisi¨®n de Galicia que acudi¨® a hacer un reportaje de la fiesta del Cochinillo lleg¨® a grabarla en aquel momento de euforia.
"Siempre se preocup¨® por los suyos como cualquier madre. Hace unos a?os ven¨ªa mucho por el Ayuntamiento a pedir trabajo para sus hijos. Ahora pr¨¢cticamente todos en casa tienen empleo", recuerda Garc¨ªa Li?ares. "Cuando empez¨® a arder el monte, la gente enseguida sospech¨® de ella, pero hay que ver lo inocente que fue... ?C¨®mo se le ocurre salir a prender fuego a la ma?ana siguiente de present¨¢rsele en casa la Guardia Civil? Cuesta entender estas cosas. Su marido lleg¨® a comentar por ah¨ª que en Cerceda pod¨ªamos estar tranquilos, que hab¨ªa polic¨ªa camuflada en coches viejos y que estaban a punto de coger al pir¨®mano".
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