Vecinos del Raval denuncian un aumento de drogas y prostituci¨®n
La Asociaci¨®n de Vecinos Illa Robador asegura estar en una situaci¨®n l¨ªmite, y lo han denunciado a la S¨ªndica de Greuges
La calle de Robador refleja las contradicciones de la transformaci¨®n del barrio del Raval de Barcelona. Por un lado, es un sitio joven y de moda: muy cerca est¨¢n la Filmoteca, el bar de jam sessions Robadors 23 y algunos restaurantes de est¨¦tica hipster que han abierto hace poco. Por otro lado, la prostituci¨®n de la zona se ha concentrado en esta calle, y los vecinos aseguran que hay un aumento del consumo de drogas en el espacio p¨²blico. La S¨ªndica de Greuges ya ha recogido la denuncia ciudadana, y el Ayuntamiento ha reforzado la presencia de educadores sociales en las calles y la limpieza de las mismas, adem¨¢s de ampliar, desde el pasado d¨ªa 15, el horario de la cercana sala de venopunci¨®n Baluard.
A lo largo de todo el d¨ªa la calle Robador es el lugar donde las trabajadoras sexuales intentan captar a los clientes. Su presencia no es nueva, pero en los ¨²ltimos a?os el esfuerzo de la Administraci¨®n por transformar el barrio ha hecho que la prostituci¨®n dejase las otras calles y se concentrase solo en Robador. En la calle de Sant Ramon, conocida a?os antes por los vecinos como "la calle de las putas", ahora no hay apenas presencia de la prostituci¨®n. El motivo, seg¨²n Ferran Casademont, presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos de Illa Robador, es que el Ayuntamiento compr¨® los pisos que funcionaban como burdeles ilegales e intensific¨® la presencia policial en la zona. Delante del bar Marsella hay cada noche una furgoneta de la polic¨ªa.
Los vecinos aseguran que este esfuerzo de la Administraci¨®n no se ha llevado a cabo en la calle de Robador, y reclaman un "trabajo constante y transversal, con m¨¢s presencia policial y m¨¢s seguimiento de los servicios sociales". "Tenemos derecho a que nuestro barrio mejore, tanto derecho como otros sitios de Barcelona", afirma. Seg¨²n Casademont, en la calle abundan los burdeles ilegales y las prostitutas, que captan los clientes en la calle. "Todo est¨¢ controlado por las mafias rumanas, que tambi¨¦n se dedican al tr¨¢fico de drogas". Casademont afirma que esto ha hecho aumentar la presencia de drogodependientes, y destaca que su perfil es distinto al de hace unos a?os: son j¨®venes, extranjeros que est¨¢n de paso en los meses de verano y que no est¨¢n dentro del circuito de los servicios sociales.
"Se hacen con la dosis y se la inyectan en la calle, en los portales, o hasta en el parque infantil", explican desde la Asociaci¨®n, que en el ¨²ltimo mes ha subido unos v¨ªdeos a Twitter en los que se puede ver a los drogodependientes "haciendo todo tipo de actos inc¨ªvicos en el parque" en el que juegan los ni?os durante el d¨ªa y hasta m¨¢s all¨¢ de medianoche. "El parque de la plaza Salvador Segu¨ª es el ¨²ltimo al que llevar¨ªamos nuestros hijos", aseguran los vecinos, que a?aden que los drogodependientes, al no estar controlados por la Administraci¨®n, no conocen la sala Baluard y por lo tanto la ampliaci¨®n de su horario no es relevante.
"Se pinchan a todas horas, cuando lo necesitan", explica el encargado de uno de los nuevos restaurantes de la calle, que recientemente ha tenido que echar a alguno de ellos de la puerta de su establecimiento. "La gente no quiere sentarse en la terraza tan cerca de las prostitutas, pero nosotros tambi¨¦n hacemos pedagog¨ªa y explicamos a los clientes que la situaci¨®n no es tan conflictiva", asegura.
Las prostitutas de la calle de Robadors han denunciado recientemente agresiones contra ellas, y se manifestan cada mediod¨ªa contra lo que consideran una campa?a vecinal y medi¨¢tica contra su oficio. El pasado jueves, un hombre intent¨® agredir a una prostituta embarazada con una jeringuilla usada, y grit¨® que alguien ten¨ªa que hacer el trabajo que no hace la polic¨ªa.
Alexandra, de Ruman¨ªa, lleva tres semanas trabajando de noche en la zona. Asegura no saber nada sobre este conflicto vecinal y, preguntada por las agresiones, evita responder y r¨¢pidamente vuelve a intentar captar clientes. Los vecinos se muestran esc¨¦pticos sobre la influencia que las reivindicaciones vecinales pueda tener en la ola de violencia. Xabier, que vive y trabaja en esta zona del Raval, asegura que "lamentablemente cada d¨ªa hay palizas a las prostitutas, pero esto no tiene nada que ver con el repunte del consumo de drogas en el barrio".?
El proyecto 'Illa Robador'
Las 111 viviendas de protecci¨®n oficial que hay en la llamada Illa Robador fueron construidas bajo la promesa del entonces alcalde Joan Clos de "limpiar la zona", una promesa que guardaron tambi¨¦n Jordi Hereu y Xavier Trias. Despu¨¦s de casi una d¨¦cada, los nuevos vecinos de este edificio recuerdan la promesa y se sienten decepcionados: "Era una zona que ten¨ªa que cambiar, pero no ha habido una planificaci¨®n pol¨ªtica suficiente", explica Ferran Casademont, presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos Illa Robador.
Los vecinos consideran que, para acabar con la droga y la prostituci¨®n, no es suficiente con poner equipamientos culturales, un supermercado y vender los pisos a gente de fuera: "Hay que estudiar el problema y poner recursos". Casademont explica que el Ayuntamiento no comparte el diagn¨®stico de los vecinos: "En la ¨²ltima mesa con Mossos d'Esquadra y el Ayuntamiento, ellos negaron que exista el problema del aumento del consumo de drogas duras". Despu¨¦s de que la concejal de Ciutat Vella, Gala Pin, se reuniese con los afectados, el Ayuntamiento puso en marcha medidas como ampliar el horario de la narcosala Baluard, refuerzo del servicio de limpieza y de presencia de educadores sociales en las calles, y reuniones con el colectivo de trabajadoras sexuales. El dispositivo policial se mantiene, porque desde el Ayuntamiento aseguran que "ya es muy amplio".
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