Las Galer¨ªas Mald¨¤ apuestan por la gastronom¨ªa para renacer
El grupo Tragaluz prepara su aterrizaje en el enclave comercial
![Uno de los pasillos de las Galerías Maldà.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/MH7OCVQBZW5ECT2SOMOLCZ2NZA.jpg?auth=c166a3ea40544d06fc2e7faff00ac7732437590486718fff3f950b553803d97f&width=414)
La calle de la Portaferrissa es una de las m¨¢s bulliciosas y comerciales del centro de Barcelona. En el n¨²mero 22 se encuentra el principal de los cuatro accesos a un laberinto comercial donde reina el silencio. Son las Galerias Mald¨¤.
Magda Pla regenta el negocio m¨¢s antiguo del recinto. La Policl¨ªnica de Beb¨¦s es una tienda de venta y reparaci¨®n de juguetes que lleva 70 a?os abierta. Pla sintetiza la decadencia del lugar en una ¨²nica frase: ¡°Fuimos la milla de oro del comercio en Barcelona y ahora es un desierto¡±.
El laberinto de locales es actualmente un enjambre de comercios cerrados y abandonados. Apenas sobreviven una veintena de los 63 disponibles. La presencia de vendedores de souvenirs, camisetas del Bar?a y tangas amarillos con las letras de Barcelona estampadas en la parte delantera de la prenda ha comenzado a proliferar en un lugar gafado en la que tambi¨¦n ha logrado sobrevivir una administraci¨®n de loter¨ªa.
Los propietarios de las Galer¨ªas Mald¨¤ llevan a?os buscando una soluci¨®n en forma de operador que, a modo de ¨¢ngel salvador, ocupe los vac¨ªos locales. Uno de sus due?os ya ha encontrado a su custodio particular. El grupo Tragaluz pretende instalar en el interior del complejo uno de sus restaurantes. Propietarios y alquilados creen que as¨ª quiz¨¢s recuperen la actividad aquellos pasillos olvidados por los compradores.
La operaci¨®n se ha llevado en secreto, pero ya ha corrido la voz por los comercios. La Avgvstina es otra tienda de moda para beb¨¦s. Est¨¢ hu¨¦rfana de vecinos e incluso le han permitido utilizar el escaparate de otros locales para promocionar sus productos. Si no fuera por sus faldas y otros complementos, s¨®lo se podr¨ªa ver el polvo y la ruina en el interior de antiguos comercios. Su dependienta asegura que entre los pocos comerciantes ya se ha o¨ªdo que la nueva aventura de las galer¨ªas pasa por la restauraci¨®n: ¡°A ver si colocan algo que atraiga a muchos clientes y as¨ª se nos ve un poco m¨¢s¡±, dice.
La historia de las Galer¨ªas Mald¨¤ explica c¨®mo se ha llegado a esta situaci¨®n. El Marqu¨¦s de Castellbell construy¨® las galer¨ªas en 1939 inspirado en el ¨¦xito comercial de espacios similares de otras ciudades europeas. La novedad eran calles tapadas por c¨²pulas de vidrio en el interior de un recinto comercial. Pero el noble precursor de la instalaci¨®n comercial dividi¨® entre sus herederos la propiedad de las galer¨ªas.
Con la divisi¨®n patrimonial de las Galer¨ªas Mald¨¤, el 35,53% del complejo es de la sociedad Maldanell. Su propietario es el artista y compositor Alfonso Vilallonga Serra, bar¨®n de Mald¨¤. El 28,11% es propiedad de la familia Carranza y otro 12,71%, un conjunto de locales sin acceso desde el exterior, del conde de San Miguel, Juan de Villalonga. El 23,64% restante es donde se concentra la mayor actividad comercial, con entrada por la calle de la Portaferrissa. En su d¨ªa fue de la familia Salvador, pero se fue vendiendo los locales y ahora son de 13 propietarios distintos.
Mientras las galer¨ªas fueron la milla de oro, los comerciantes gestionaron el mantenimiento, la seguridad y la limpieza del complejo, pero con el cambio de milenio la decadencia se adue?¨® de los pasillos. En 2007 el declive era evidente. Una portavoz de Maldanell explica que han sido varios los intentos ¡°de remodelaci¨®n, cambio de imagen¡¡±, pero los propietarios nunca se han puesto de acuerdo. Adem¨¢s, hab¨ªa locales con alquiler de renta antigua que no quer¨ªan irse. En la Navidad de 2012 consiguieron realizar un evento con tiendas ef¨ªmeras que llenaron los locales. Fue un espejismo. Despu¨¦s de Reyes, las galer¨ªas Mald¨¤ siguieron su declive.
Tras a?os de desacuerdos, la parte del conde de San Miguel se aferra al grupo Tragaluz para salir del hoyo, que mantiene en secreto la operaci¨®n. El resto de propietarios mantiene contactos con otros operadores. Mientras, en el pasillo de Portaferrisa, proliferan los souvenirs.
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