La Diada del a?o que viene
Quiz¨¢s desde diferentes espacios se empieza a ver la necesidad de romper con el 'procesismo'
Vuelve la Diada, este a?o aparentemente con menos impulso, menos sonrisas y un cansancio palpable debido a la sensaci¨®n de bloqueo pol¨ªtico, tanto a nivel estatal (va ya un a?o de gobierno en funciones) como en Catalu?a: la cuesti¨®n de confianza, los presupuestos todav¨ªa no acordados, la pr¨¢ctica par¨¢lisis legislativa, una hoja de ruta ya enormemente cuestionada y unos estramb¨®ticos debates de acr¨®nimos de los cuales la mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa s¨ª que parece haber desconectado. Vuelve la Diada, precedida por mucha pol¨¦mica, en parte porque ¨²ltimamente los sectores m¨¢s radicalizados han tenido m¨¢s voz, como siempre cuando los movimientos se estancan, y en parte por la fren¨¦tica reconfiguraci¨®n de los espacios y de los equilibrios pol¨ªticos, que estimula miedos y maniobras t¨¢cticas.
Esta reconfiguraci¨®n ha enmarcado la campa?a electoral de junio y las dur¨ªsimas pol¨¦micas del verano, sobre todo las cr¨ªticas del mundo independentista ¡ªespecialmente ERC¡ª, hacia los Comunes y los partidos de la confluencia, los actores que dar¨¢n vida a un nuevo sujeto pol¨ªtico que, vistas las ¨²ltimas convocatorias electorales, apunta a poder ocupar un espacio decisivo en Catalu?a. Ahora han tenido como objeto la memoria hist¨®rica,como no pod¨ªa ser de otra manera; las vicisitudes de la situaci¨®n pol¨ªtica postelectoral en Madrid (con esperp¨¦nticas derivadas como la elecci¨®n de la Mesa del Congreso y la actuaci¨®n de los post-convergentes, sumidos en una crisis que va mucho m¨¢s all¨¢ de cuestiones nominales); y, evidentemente, el futuro pol¨ªtico del pa¨ªs.
A¨²n as¨ª, este a?o el 11 de septiembre se celebra m¨¢s que nunca, al menos desde un punto de vista cuantitativo. Incluso el PP y C¡¯S organizar¨¢n citas. Sin embargo, el grueso de la cosa se est¨¢ jugando ¡ªpol¨ªticamente hablando¡ª en tres actos separados. El primero ya se ha celebrado en Sant Boi, organizado por ERC, Podem y la CUP y los sindicatos, y que ha disgustado profundamente a la antigua CDC, temerosa de que sea la semilla de un nuevo tripartito. El segundo, tambi¨¦n ser¨¢ en Sant Boi, hoy por la ma?ana, organizado por los Comunes y los partidos de la confluencia. Finalmente habr¨¢ el macro-acto descentralizado organizado por la ANC y ?mnium Cultural, en el que participar¨¢n tambi¨¦n, pese a no compartir la hoja de ruta del Gobierno, los diputados de Podem en el Parlamento, la alcaldesa de Barcelona Ada Colau y el portavoz de En Com¨² Podem, Xavier Dom¨¨nech, pero no ICV y EUiA.
Se dir¨ªa, pues, que ante la fiesta nacional, el mundo pol¨ªtico catal¨¢n est¨¦ muy dividido. Aunque, bien mirado, quiz¨¢s no sea as¨ª del todo: hay partidos que participan en las tres convocatorias y, a pesar del ruido y las trifulcas (especialmente en las redes), hay mensajes de distensi¨®n y, seg¨²n parece, voluntad de recogerlos. En el momento en que Jordi Cuixart, presidente de ?mnium Cultural, dice que la manifestaci¨®n que su organizaci¨®n convoca est¨¢ abierta a todo el mundo aunque no sea independentista, y que Ada Colau dice que participar¨¢ ¡ªsin apoyar el plan de JxS¨ª y subrayando que cualquier proyecto realmente nacional tiene que congregar una mayor¨ªa social sin exclusiones¡ª, quiz¨¢s algo se est¨¦ moviendo.
Quiz¨¢s desde diferentes espacios se empieza a ver la necesidad no tanto de encontrar abstractas posiciones intermedias, sino de romper con el procesismo de los ¨²ltimos a?os. Este procesismo ha transformado en un presunto conflicto pol¨ªtico-nacional aquello que a menudo era un mero conflicto partidista (o una forma de supervivencia), y ha generado una confrontaci¨®n siempre espuria que, en vez de poner sobre la mesa proyectos concretos, viables y con af¨¢n de consenso, se ha resuelto midiendo el grado de patriotismo (o de adhesi¨®n a ¡°la causa¡±) de los implicados.
La monopolizaci¨®n procesista del debate p¨²blico ha hooliganizado la pol¨ªtica catalana, amenazando consensos sensibles, como aquellos sobre la lengua. Y por parad¨®jico que pueda parecer, el procesismo ha postergado el debate sobre la soberan¨ªa, sobre aquello que los catalanes quieren que sus instituciones hagan para mejorar sus vidas. Quiz¨¢s venga ahora el tiempo de replantear el tema sobre bases nuevas: primero el ¡®qu¨¦¡¯ y despu¨¦s el ¡®c¨®mo¡¯, o la configuraci¨®n concreta en que este ¡®c¨®mo¡¯ se pueda traducir, tambi¨¦n ¡ªpero no ¨²nicamente¡ª, por lo que ata?e a las relaciones con el Estado. No es f¨¢cil y con la dura confrontaci¨®n de los ¨²ltimos a?os, el ¨¦xito no est¨¢ asegurado.
Sin embargo, algunos movimientos hacen pensar que este planteamiento puede hacerse camino un poco en todas las plazas y las calles de este 11 de septiembre. Lo mejor ser¨ªa que est¨¦ en la mente de la mayor¨ªa de la gente que saldr¨¢ a manifestarse, en cualquiera de las convocatorias previstas. Porque el a?o que viene se puede celebrar, sin procesismos, una grande y unitaria nueva Diada.?
Paola Lo Cascio es profesora asociada en el Departamento de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Barcelona.
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