As¨ª cay¨® el gur¨² del transporte de coca
Con dos pelucas, una pistola con silenciador y la lista de matr¨ªculas de sus perseguidores, O Mulo no pudo esquivar a la polic¨ªa en su ¨²ltimo desembarco
Despu¨¦s de casi tres d¨¦cadas en el candelero, viviendo peligrosamente entre fardos y sobre planedoras en las R¨ªas Baixas, Rafael Bugallo, O Mulo, parti¨® bruscamente su cinematogr¨¢fica carrera dirigiendo una desembarco de coca¨ªna. Lo hizo a su manera, dando se?ales de su astucia para enga?ar a la polic¨ªa y de su potente organizaci¨®n de 17 lacayos, la mayor¨ªa reclutados de entre la cantera de los c¨¢rteles sudamericanos que le prove¨ªan de cargamentos. El 5 de enero de 2015, la polic¨ªa interceptaba la llegaba de su regalo de Reyes: 59 millones de euros en coca¨ªna de gran pureza.
La fama de O Mulo, de 58 a?os, le persegu¨ªa constantemente por sus antecedentes como narcotransportista, lo que le obligaba a tomar las precauciones de un jefe mafioso. La descarga frustrada, seis a?os antes, de cuatro toneladas de coca¨ªna ya le hab¨ªa llevado hasta los juzgados y O Mulo era consciente de que esta vez no pod¨ªa fallar. El miedo a terminar entre rejas le convirti¨® en un fugitivo, armado con una pistola de nueve mil¨ªmetros Parebelum con silenciador, a ocultarse bajo dos pelucas diferentes y a controlar todos los coches camuflados de la polic¨ªa de los que hab¨ªa conseguido un listado de matr¨ªculas.
Para cubrirse las espaldas, Bugallo se rode¨® de la flor y nata del narcotr¨¢fico internacional como el colombiano Jorge Iv¨¢n Salazar Casta?o, de 48 a?os, considerado por la agencia antidroga norteamericana (DEA) como el mayor exportador de droga a organizaciones que operaban en Europa y ?frica. Dirig¨ªa una flotilla de aviones y varias pistas clandestinas en Colombia y en Venezuela para enviar la coca¨ªna hacia distintos destinos de ultramar, entre ellos Espa?a.
Salazar, recientemente fallecido, coordin¨® el env¨ªo de 1.245 kilos de coca¨ªna para O Mulo, con una pureza superior al 88%.Una frustrada operaci¨®n que llev¨® a la polic¨ªa a detenci¨®n del capo del transporte junto a sus hombres, de los cuales tres eran gallegos, cinco colombianos y nueve venezolanos, tripulantes del barco nodriza.
El chileno Jaime Bolados Geraldo, con residencia en Cambados (Pontevedra) y sin antecedentes penales, era mano derecha de Bugallo y fue el que se encarg¨® camuflar, con apariencia de inofensivo pesquero, una enorme lanzadera con la que iban a recoger la droga al barco nodriza y descargarla en tierra. En estas tareas tambi¨¦n participaron los gallegos Jos¨¦ Benito Vieites Reboeiras, Pedro Miguel Brea Gago y Juan Carlos Nogueira Oubi?a, que durante meses trabajaron en la nave de un pol¨ªgono industrial en Cabana de Berganti?os (A Coru?a).
Los colombianos y residentes en Vilagarc¨ªa de Arousa Jos¨¦ Gerardo Holgu¨ªn Romero, Over Alberto Vence C¨®rdoba y Juan Manuel Ramos Alfonso formaban parte de la rama sudamericana de la organizaci¨®n desplazada a Galicia. Su funci¨®n consist¨ªa en transmitir a O Mulo las instrucciones y noticias que llegaban de los exportadores de la droga a trav¨¦s de su contacto en Madrid, Jorge Iv¨¢n Salazar.
Un mes antes de caer la organizaci¨®n de Rafael Bugallo, los movimientos del grupo se intensificaron pero tambi¨¦n los de la polic¨ªa. En v¨ªsperas de las Navidades, y por motivos de seguridad, Jorge Iv¨¢n Salazar facilit¨® personalmente en Madrid a su paisano Over Alberto Vence los ¨²ltimos detalles sobre la entrega del cargamento. Este regres¨® inmediatamente a Galicia en tren, despu¨¦s de haber estado toda la noche viajando en autob¨²s para comunicar las novedades a O Mulo, que continuamente cambiaba de peluca (casta?a o gris) y de indumentaria para evitar que le siguiesen.
A partir del d¨ªa 25 de diciembre se iniciaron las comunicaciones con el barco. Para ello, los operarios de O Mulo acud¨ªan cada d¨ªa, y a distintas horas, al alto del monte de Meis (Pontevedra), cerca del lugar donde se erige el monasterio de Armenteira, para coordinar con el capit¨¢n el transbordo de la droga.
En su ¨²ltima comunicaci¨®n por radio en clave entre mar (¡°Pedro¡±) y tierra (¡°Juan¡±), ya interceptada por la polic¨ªa, los ocupantes del barco hicieron a los hombres de O Mulo una llamada desesperada, al hab¨¦rseles terminado los v¨ªveres, carecer de combustible y sufrir una aver¨ªa en el motor, por lo que urg¨ªan a la organizaci¨®n el transbordo urgente de la droga.
Con las coordenadas exactas en las que se encontraba el buque nodriza con la droga, la polic¨ªa solicit¨® al juzgado el auto de abordaje del Coral I que se produjo pasadas las seis de la madrugada del 5 de enero de 2015. Llevaba en su bodega de popa un total de 49 fardos de coca¨ªna.
A las pocas horas del abordaje en alta mar, agentes del Greco de la polic¨ªa llegaban a la casa de Rafael Bugallo. Su mujer, colombiana, les abri¨® la puerta y dijo que no estaba. Pero despu¨¦s de varias horas de registro, O Mulo sal¨ªa de un peque?o zulo, detr¨¢s del armario de su dormitorio, empujado por la falta de ox¨ªgeno. Ya no ten¨ªa escapatoria.
Rafael Bugallo ahora afronta una condena por 22 a?os de prisi¨®n y multas de 700 millones de euros que ha solicitado el fiscal antidroga de Pontevedra, Luis Uriarte. Adem¨¢s tiene pendiente otra petici¨®n de condena de 18 a?os por un desembarco de droga similar, por la que se encontraba en libertad provisional. Para el resto de la organizaci¨®n, el fiscal pide 12 a?os de prisi¨®n para cada uno y 500 millones de euros.
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