Sin novedad en el frente
El Primavera Club pone de manifiesto la inocencia inofensiva de su remesa de propuestas

Cantera de su hermano mayor, el Primavera Club presenta en oto?o la posibilidad de ver en sala aquellos artistas que probablemente subir¨¢n a los escenarios al aire libre del Primavera Sound de cara ya al buen tiempo. Es as¨ª una versi¨®n a cubierto que reivindica el club como espacio id¨®neo para asistir a conciertos, y en su deambular por diversas salas de la ciudad durante sus a?os de existencia, el Club ha acabado en las dos del Apolo, donde durante el fin de semana los aficionados han podido ver lo que deparar¨¢ el futuro musical en el terreno indie. Y tras dos d¨ªas de conciertos, y a falta de ver lo que deparar¨ªa la ¨²ltima jornada, la respuesta es que no se anuncian nuevos v¨¦rtigos.
La sensaci¨®n generalizada tras las actuaciones del Primavera Club de este a?o es que la mayor parte de la m¨²sica escuchada resulta inofensiva, canciones tocadas por un intento de recrear una belleza m¨¢s bien l¨¢nguida expuestas sin especial carisma. Porque una cosa es que la m¨²sica de vueltas sobre s¨ª misma, regurgitando su propio pasado en busca de definir su futuro, y otra es que esta operaci¨®n tenga lugar sin que en el escenario haya algo que llame la atenci¨®n, alguien con descaro y atrevimiento para romper con tanto adocenamiento. Quiz¨¢s Seth Bogart, con su aire cabaretero y procaz, fue quien m¨¢s cerca estuvo del carisma. Los dem¨¢s o bien parec¨ªan modositas se?oritas endomingadas, Rachel Goswell de Minor Victories, o bien ¨¦mulos de Spandau Ballet, cualquiera de los miembros de Youmi Zouma, o de N¡¯Gai N¡¯Gai, Dan Boeckner, de Operators. S¨®lo los melenudos, caso de Pauw, trasmitieron algo de fuerza est¨¦tica, ni que fuese porque el pelo largo desmelenado siempre funciona.
Por lo que hace al sonido el primavera Club permiti¨® revisitar los a?os setenta, los ochenta y los noventa, pasando por la memoria nombres que van de Joy Division a Gino Vanelli, Steely Dan o The Clash, por citar s¨®lo alguno de los m¨²sicos referenciados por los grupos actuales. Dif¨ªcil encontrar sonoridades excitantes que propongan una reinvenci¨®n ni que sea divertida, picante u osada de los que el pasado nos ha legado. S¨ª, River Tiber encajaban alguna canci¨®n estimable en su aproximaci¨®n al soul m¨¢s sofisticado, pero no pas¨® de ah¨ª, quedando para el recuerdo su toque sensual de ra¨ªz negra. En conjunto pues una cosecha que no parece particularmente excitante y que durante tres d¨ªas ha ocupado las dos salas de Apolo con un seguimiento aceptable de p¨²blico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.