Buena m¨²sica, poqu¨ªsimo p¨²blico
La OBC empieza el a?o con la sala del Auditori medio vac¨ªa pese a la calidad del programa
Ver medio vac¨ªa una sala de conciertos siempre produce tristeza. Es una circunstancia muy preocupante que este fin de semana se ha repetido en los dos conciertos de la temporada de la Orquesta Sinf¨®nica de Barcelona y Nacional de Catalu?a (OBC) en el Auditori. El s¨¢bado por la tarde, la cifra de asistencia fue de 1.100 espectadores en la sala Pau Casals, cuyo aforo es de 2.199 plazas; la asistencia a¨²n fue menor en la sesi¨®n matinal del domingo, con una entrada de 900 espectadores, por debajo del 50% del aforo.
En lo art¨ªstico cabe hablar de buen nivel, con el director dan¨¦s Thomas Dausgaard y el violinista ruso Boris Belkin como prestigiosos int¨¦rpretes invitados. Dausgaard, titular de la Sinf¨®nica de la BBC de Escocia, sustitu¨ªa al estonio Kristjan J?rvi, que cancel¨® su deb¨²t con la OBC hace meses, y, salvo un cambio de pieza ¡ªpero no de compositor¡ª, se mantuvo fiel a un programa consagrado a la m¨²sica n¨®rdica del siglo XX.
Una obra de Arvo P?rt abri¨® el programa, pero, en lugar de Swansong, se ofreci¨® otra pieza del famoso compositor estonio, La canci¨®n de Silouan, para orquesta de cuerda, oasis de espiritualidad ¡ªapenas seis minutos de m¨²sica contemplativa¡ª que transmiti¨® su cautivadora sensaci¨®n de paz.
OBC
Boris Belkin, viol¨ªn. Thomas Dausgaard, director. Obras de P?rt, Sibelius y Nielsen. Auditori. Barcelona, 15 de enero
Dausgaard, excelente m¨²sico, con buen oficio y dominio del estilo, llevo con buen pulso el resto del programa, integrado por el hermoso ¡ªy t¨¦cnicamente deslumbrante¡ª Concierto para viol¨ªn en re menor, op 47 del finland¨¦s Jan Sibelius, y la magistral e innovadora Sinfonia n¨²m 5, op. 50 del dan¨¦s Carl Nielsen. Boris Belkin no empez¨® muy fino, pero dio calor expresivo al l¨ªrico movimiento central y solvent¨® con m¨¢s aplomo t¨¦cnico el vigoroso final. A pesar de los muchos aplausos, no hubo propinas.
Falta de nervio
La OBC rindi¨® a un nivel profesional digno, pero esto no basta para hacer justicia a una obra tan innovadora y compleja en su arquitectura como intensa en sus cambios de ritmo y fuertes contrastes. Falt¨® nervio en algunos episodios, con momentos muy brillantes pero con ca¨ªdas de tensi¨®n y falta de precisi¨®n y equilibrio en otros.
M¨¢s all¨¢ de la respuesta orquestal, lo preocupante es la pobre asistencia a una propuesta con m¨²sica de extraordinaria calidad, m¨¢s dif¨ªcil y sin el gancho de los cl¨¢sicos populares, pero de repertorio habitual en las temporadas de las orquestas europeas; y sin salir de Espa?a, basta echar un vistazo a las cifras de asistencia de la temporada de la ONE ¡ªpor cierto, le dedicaron con ¨¦xito una Carta Blanca a Part en 2015¡ª, que congrega mucho m¨¢s p¨²blico con propuestas similares; por ello estos bajos ¨ªndices de ocupaci¨®n resultan tan alarmantes.
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